Si algo nos está dejando la crisis provocada por la pandemia mundial, es la enorme importancia para la sociedad del sector agrícola.
Desde el primer minuto, el sector agroalimentario ha arrimado el hombro y ha demostrado su capacidad de trabajo para garantizar el abastecimiento alimentario en plena crisis global. Hemos visto cómo los agricultores pasaron de las protestas y manifestaciones en todo el país, a implicarse activamente en la lucha contra el coronavirus colaborando con las labores de desinfección de sus poblaciones.
¿Y ahora qué? Si ponemos la mirada en el futuro inmediato de la agricultura, no podemos obviar cuál es la realidad en nuestro país. El perfil del agricultor en España indica que el 56% son mayores de 55 años, por lo que en la próxima década 6 de cada 10 agricultores entrarán en edad de jubilación.
Estas cifras ponen de manifiesto varias cuestiones. Por una parte, la necesidad imperiosa de lograr un relevo generacional para mantener la capacidad de abastecimiento agroalimentario.
Pero, por otra parte, la edad y la falta de formación especializada de una gran parte de los agricultores, podría ser una de las razones por las que la adopción de la tecnología en la agricultura no es todavía algo generalizado entre los pequeños productores. Muchos de ellos todavía sienten que es algo que queda reservado a grandes productores y empresas agroalimentarias. Y creo que debemos seguir trabajando para ayudar a cambiar esa percepción.
La crisis del COVID-19 ha supuesto que muchas empresas hayan adoptado forzosamente el teletrabajo para poder seguir con su actividad. Y esto también es aplicable al sector agrícola gracias a la agricultura de precisión con herramientas como la que desarrolla VisualNACert.
Pese a que siempre habrá una parte de trabajos que deban realizarse forzosamente sobre el terreno y garantizando las medidas de seguridad, la agricultura de precisión ha demostrado ser la clave para poder automatizar parte de las tareas diarias.
VISUAL ayuda a gestionar equipos de técnicos distribuidos. Facilita el teletrabajo, automatizando todos los procesos en campo, con seguimientos diarios para ver cada persona vea los datos de las parcelas que tiene asignadas y así saber en qué puntos es necesario realizar tratamientos u otras acciones.
De esta manera, todos los técnicos pueden estar conectados para obtener los mejores resultados. E igualmente, los pequeños productores pueden evitar desplazamientos al terreno para realizar pequeñas comprobaciones, limitando las visitas al momento en que sean necesarias acciones sobre el terreno.
Ahora, un ordenador, tablet o móvil son suficientes para saber qué está ocurriendo en el campo. Y eso, en momentos como el actual, supone ganar en seguridad y en eficiencia.
Precisamente por eso, los profesionales del sector agroalimentario debemos saber transmitir que el campo es un sector de futuro y atractivo para las nuevas generaciones. Y creo que la tecnología puede ser el revulsivo necesario para ellos.
Todos los profesionales del sector debemos ponernos manos a la obra para comunicar que la agricultura es una opción de futuro, rentable y sostenible, y que presenta grandes retos para el futuro inmediato. En 2050 la población crecerá un 40%, lo que multiplicará la necesidad de aumentar la producción de manera eficiente para que haya alimentos para todos.
Por ello, el futuro de la agricultura debe pasar por el auge de lo ecológico, haciéndola más sostenible, rentable y eficiente. Y para todo ello, es necesario seguir fomentando la formación especializada para los futuros ingenieros agrónomos, al igual que en la formación profesional. Solo así, gracias a la formación, podremos contar con la profesionalización que el sector requiere y tener garantizado el relevo generacional.
Pese a las dificultades, sé que el campo sabrá seguir adelante. Y la tecnología será la forma de garantizar la trazabilidad, la eficiencia y la automatización de tareas para que el campo gane en rentabilidad.
Mercedes Iborra
Ingeniero Agrónomo y cofundadora de VisualNACert