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Mireia Mollà: «En el marco de carácter imprescindible de nuestro sector primario, es esencial la formación y la contribución de los ingenieros agrónomos»

Mireia Mollà, consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, visitó nuestra Escuela con motivo de nuestro 60 AniversarioEste mes de mayo se ha cumplido el primer año de su mandato, y en una situación como la que estamos pasando a causa de la crisis de la covid-19, la Consellera pone en valor al sector agroalimentario y destaca la labor de los ingenieros agrónomos en la sociedad.

 -Consellera, en mayo se ha cumplido el primer año de su mandato.¿Qué balance hace de este tiempo?

Es un momento complejo para hacer balance porque parece que la crisis sanitaria de la covid-19 lleve mucho tiempo instalada y hace aparecer una sensación de parálisis que no es real. No solo en este tiempo donde hemos puesto en marcha ayudas por encima de los 10 millones de euros para los sectores más afectados y hemos gestionado otros 115 dentro del trabajo continuo de la Conselleria, sino que desde que tomé posesión en mayo del año pasado hemos puesto en marcha medidas, estrategias y políticas importantes,he mantenido reuniones y encuentros con muchas entidades, agentes, plataformas… dentro de la voluntad de hacer política desde la coordinación, el consenso y la conjugación de intereses, sobre todo en una Conselleria como la de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica donde todas las áreas están interconectadas y cada una repercute en todas las demás.

Este primer año hemos conseguido algunos objetivos. Uno de los primeros fue que el  Consell aprobara la declaración de Emergencia Climática en la Comunitat Valenciana; una declaración necesaria, que va en consonancia con las exigencias europeas hacia una transición ecológica y que estoy convencida de que será uno de las grandes revoluciones de nuestro tiempo y uno de los grandes desafíos para conseguir la justicia social. Para adelantarnos, para anticiparnos en las medidas de adaptación y mitigación, antes de final de año ya empezamos a  trabajar en la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica, cuyo borrador presentaremos a finales de mayo con la convicción de que la nueva normalidad debe ser la de la transición ecológica decidida.

A la lucha contra el cambio climático quiero añadir el diálogo constante con las organizaciones y entidades del sector agrario y de la industria agroalimentaria. La crisis de la covid-19  ha evidenciado algunas cuestiones y una de las más importantes es la condición imprescindible, indispensable, esencial de la producción agroalimentaria. Y por tanto, la necesidad imprescindible, indispensable y esencial de buscar soluciones que garanticen la vida digna en el campo.

Con ese espíritu, desde la Conselleria hemos mantenido reuniones con todo el sector. He reclamado medidas al Ministerio en todas las conferencias sectoriales para proteger al sector ante la competencia desleal, para reducir las cargas, para negociar firmemente en Europa. Hemos retomado las sinergias con otras regiones mediterráneas en Bruselas para ampliar las ayudas, para defender una política europea que recupere la preferencia comunitaria y  para negociar una nueva PAC que tenga en cuenta la perspectiva y las particularidades de la agricultura mediterránea.

-¿Qué área le está resultando más gratificante gestionar?

Todas las áreas conllevan una amplia responsabilidad porque tienen un impacto directo en la vida de las personas: la soberanía alimentaria, las estrategias contra el despoblamiento, el futuro del sector primario, la protección del medio ambiente, la lucha contra el calentamiento global, las políticas energéticas, la economía circular, la garantía de los recursos…todas tienen importantes consecuencias.
Esa es la gratificación, introducir cambios que mejoren el día a día de la gente y, por supuesto, también el reto.

-¿Cuál es la contribución que un ingeniero agrónomo puede hacer a la sociedad, en un momento como el actual con la crisis del coronavirus?

Durante la actual crisis se ha puesto de manifiesto la importancia del sector primario de agricultores y agricultoras, ganaderos y ganaderas, del sector pesquero y de todas las personas que trabajan en las industrias agroalimentarias.
Una idea a la que suelo referirme es a la de la alimentación como un derecho fundamental básico, que convierte la producción de materias primas y su transformación en un servicio público que jamás puede pasar de moda porque está en el trasfondo de la existencia humana.
En ese marco de carácter imprescindible de nuestro sector primario, es esencial la formación y la contribución de los ingenieros agrónomos, como profesionales y agentes activos en la gestión de la producción de alimentos, en el desarrollo y aplicación de la ciencia y la tecnología para la producción agrícola y ganadera, en la protección y planificación del medio natural y forestal, para investigar, innovar y poner en marcha herramientas y materiales que mejoren los procesos y la gestión de los recursos.

La Consellera participó en el acto conmemorativo del 60 Aniversario de la Escuela, en diciembre de 2019. En la foto, la vemos entre el rector de la UPV, Francisco J. Mora y el director de la Escuela, Alberto San Bautista, junto con todos los directores de la Escuela durante estos 60 años.

 

-Es momento de poner en valor el gran trabajo del sector agroalimentario. ¿Qué medidas se están tomando desde la Conselleria?

Como hemos comentado, el esfuerzo y el trabajo de las personas en la agricultura, en la ganadería y en la pesca han sido las facilitadoras, las posibilitadoras de que muchas otras hayan mantenido el confinamiento con garantías y con la seguridad de que el abastecimiento ni está ni ha estado nunca en peligro. Un pilar de estabilidad si pensamos en las colas y en las situaciones que se vivieron durante los primeros días desde la declaración del Estado de Alarma.

Desde la Conselleria somos conscientes de ese valor que hay que preservar y cuidar y cultivar, y también sabemos que hay cuestiones estructurales que hay que revertir. No puede ser que se venda por debajo del precio de producción, una situación que en cualquier otro sector sería impensable y no puede ser que las reglas del juego no sean las mismas, provocando desequilibros que afecten negativamente en nuestros productores.

Ante esto,hemos creado foros de diálogo y coordinación: la Mesa de la Producción Agraria (que se inauguró en febrero) y la Mesa de la PAC para defender una negociación favorable a nuestros intereses. En Europa hemos vuelto a los foros que agrupan a los territorios productores del Mediterráneo.

Además de las inversiones que hemos puesto en marcha: un 20% a las explotaciones agrarias, un 30% más a la figuras de calidad diferenciada, dos millones más a la contratación de seguros agrarios siendo de nuevo la Comunidad Autónoma que más aporta, hemos desarrollado campañas de promoción en los principales países de destino de nuestras importaciones, trabajamos ya en el II Plan Valenciano de Agricultura Ecológica, mantenemos íntegras las ayudas a los seguros agrarios, creamos el Consell de l’Horta, y apelamos también al compromiso del consumidor para apostar por los productos, frescos de temporada y de proximidad con la iniciativa Molt de Gust.

-¿Servirá esta crisis para concienciar a la sociedad de lo verdaderamente importante como la alimentación, la salud o el cuidado de la tierra que nos da de comer y el oxígeno para respirar?

Al margen de esta crisis creo que buena parte de la ciudadanía, sobre todo las nuevas generaciones, ya habían alcanzado cierta conciencia, derivada de otra importante crisis sobre nuestra salud como la climática, con el cuidado de la tierra, la soberanía alimentaria, la calidad del aire, la economía circular, la eficiencia, la gestión sostenible de los recursos, etc. Esa preocupación ya estaba presente de forma visible en la sociedad y puede que ahora cobre fuerza también entre todas aquellas personas que todavía no se habían sumado a ese cambio.

-No nos olvidemos, pues, de la importancia de problemas que ya estaban con nosotros antes del coronavirus, como el cambio climático, ¿en qué área queda todavía mucho por hacer y el trabajo de los ingenieros agrónomos puede ser de vital importancia?

Hemos hablado antes de la aportación a la crisis sanitaria, pero el trabajo de los ingenieros e ingenieras agrónomas también es pieza clave para hacer frente a la crisis climática. Sobre todo en un lugar como el Mediterráneo, epicentro de la emergencia climática.
Desde la Conselleria contamos con una Estrategia Valenciana de Cambio Climático y Energía, con el Consejo Asesor y de Participación del Medio Ambiente y una Comisión de Políticas de Cambio Climático con grupos de trabajo porque somos conscientes de que son los profesionales y sus conocimientos los que deben analizar la situación y marcar, y marcarnos los pasos a seguir.
Los conocimientos de la ingenieria agronómica y sus profesionales son imprescindibles para alcanzar con éxito la transición agraria y señalar las iniciativas, por ejemplo, en eficiencia de las explotaciones, reducción del impacto ambiental o gestión sostenible de los recursos.

-El nombre de la Conselleria volvió a cambiar en esta legislatura. ¿Podría explicar brevemente el principal objetivo de cada una de las áreas: agricultura, desarrollo rural, emergencia climática y transición ecológica?
Incorporamos emergencia climática y transición ecológica por dos razones, en primer lugar por el carácter transversal de la lucha contra el cambio climático que interpela a muchas otras áreas a realizar una transición hacia el modelo sostenible, y en segundo lugar por el carácter de emergencia. Cambio climático se convirtió en un término común en el lenguaje pero que invisibilizaba o al menos no transmitía bien la urgencia, el ahora o nunca, ante la situación crítica en la que nos encontramos ya mismo y que exige tomar decisiones. Cada momento que se pierde en tomar decisiones de lucha frente a la emergencia climática, resulta irreversible. Cada decisión postergada implica perder la oportunidad porque no se puede actuar más adelante. Por eso era importante emplear una palabra como emergencia que define mejor en qué momento nos encontramos.

-Desde la Conselleria, ¿existe algún proyecto para impulsar el consumo de proximidad e impulsar  la huerta valenciana?

Una de las primeras medidas de la legislatura dentro de la Conselleria fue el arranque del Consell de l’Horta, el pasado mes de julio y que continua su andadura. En febrero ya nos reunimos en la sede de l’Alquería del Moro para acordar el I Plan de Desarrollo Agrario de la Huerta, con una serie de prioridades como la gestión de los bancos de tierras y precisamente la promoción de la agricultura de proximidad.
Un compromiso tangible para preservar 11.000 hectáreas de huerta y garantizar la supervivencia de este pulmón verde que es además seña de identidad como reconoció recientemente la declaración de la FAO de Patrimonio Agrícola Mundial.

-En cuanto al desarrollo rural, quizá ahora sea un buen momento para impulsar la vida en las zonas rurales y poner en valor esta forma de vida. ¿Hay algún proyecto al respecto en la Conselleria?
Nuestro principal proyecto es la dinamización y vertebración del territorio. Cuando hablamos de desarrollo rural hay una parte importante de gestión de programas europeos, herramientas indispensables para conseguir dos objetivos:   asentar población y construir tejido asociativo y productivo.
Las estrategias para hacer que se pueda vivir dignamente del campo son esenciales para favorecer el relevo generacional y que la agricultura se plantee como una oportunidad vital viable.
Todo esto teniendo en cuenta que la lucha contra la despoblación pasa por un impulso de los servicios y de las infraestructuras en el entorno rural, dotaciones sin las cuales se produce una inevitable expulsión de los habitantes del campo a la ciudad por la falta de recursos de todo tipo: asistenciales, educativos, de ocupación o de transporte.

-¿Qué mensaje mandaría a los estudiantes de nuestra Escuela para que sepan que han elegido bien y que la sociedad les necesita?
La formación en Ingeniería Agronómica y Medio Natural prepara a los profesionales, a los expertos que marcarán el camino en la lucha contra la emergencia climática, en la protección del entorno natural y forestal, en la profesionalización del sector agrario. Una serie de retos que son numerosos y que son vitales para conseguir un territorio sostenible.
Transiciones inaplazables que debe recorrer nuestra sociedad como la gestión agraria sostenible, el aprovechamiento de los recursos y la adaptación a los nuevos escenarios climáticos y que depende en buena parte de vosotros y vosotras.

 

Equipo Cruixents: «La innovación es evolución y la evolución es necesaria en la sociedad»

El equipo Cruixents, formado por las estudiantes de nuestra Escuela, María Cabrera, Lucía Cano, Laura Junco, Marta Maravilla y María Rovira, ha sido seleccionado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) para participar en el certamen Ecotrophelia España 2020.

Cruixents llevará al certamen su proyecto Tuliva, una tulipa hecha a base de harina de semilla de aceituna, creada como envase comestible para presentar platos preparados de forma diferente.

Este año, debido al confinamiento por la crisis del coronavirus, Ecotrophelia España tiene previsto celebrarse en septiembre.

Hemos hablado con Marta Maravilla que, en representación de Cruixents, nos ha contado cómo están llevando el confinamiento y cómo se están preparando para la final.

-¿En qué fase del proyecto estabais cuando se decretó el confinamiento?

Nos quedaba apenas una semana para entregar el informe al concurso y que decidieran si nos aceptaban. Habíamos estado haciendo pruebas de laboratorio para concretar la lista de ingredientes pero, como todavía no nos había llegado la barquillera, pieza fundamental, no habíamos comenzado a trabajar en la forma final de Tuliva.

-¿Cómo os habéis adaptado a la nueva situación?

La verdad es que en los primeros días de confinamiento, como teníamos que acabar bien la parte teórica y darle el toque final, Google Drive y WhatsApp fueron de gran utilidad, puesto que nos ayudaron mucho a mantener el contacto y poder opinar todas sobre todo.

Ahora mismo, después de la admisión en el concurso nos deberíamos encontrar haciendo pruebas con la receta, los envases y aprendiendo a tratar la masa para poder modelar bien el producto. Sin embargo, no podemos acudir a la Escuela, por lo que tanto la barquillera como el ingrediente principal, la harina de semilla de aceituna, se encuentran fuera de nuestro alcance.

La verdad es que es un tema que nos tiene preocupadas porque, aparte de lo que no tengamos los ingredientes con nosotras, también está la cuestión de que no todas vivimos en Valencia o alrededores: una de las integrantes de nuestro grupo, María, es de Gandía; y Laura, que al estudiar diseño es la encargada de los envases, es de Galicia. Lo vemos un poco una dificultad añadida, aunque esperamos que se solucione pronto y de la mejor manera posible.

-Ecotrophelia España ha tenido que trasladarse a septiembre. Hasta que llegue ese momento, ¿qué trabajo os queda por realizar para llegar al certamen bien preparados?

Nos queda casi lo más importante: darle la forma final al producto para conseguir que la masa con los ingredientes que ya tenemos se convierta en una Tuliva; y preparar una presentación que resuma todas las características del proyecto y que nos permita contar por qué pensamos que es un producto que puede competir en Ecotrophelia.

 

 

-Habéis sido seleccionadas para la final de entre 300 equipos de toda España. ¿Creéis que habéis diseñado un producto ganador?

Pensamos que nunca antes se ha llevado a Ecotrophelia un producto que cubra tantas necesidades y llegue a tantos sectores de nuestra sociedad, por lo que creemos que Tuliva tiene muchas posibilidades de quedar en un gran puesto. Hemos diseñado este producto desde nuestras inquietudes y hemos puesto toda nuestra confianza en él, así que esperamos que eso se vea reflejado.

-¿Cuál es la mayor innovación de vuestro producto?

Tuliva une la cercanía de un producto que se ha cultivado en la Comunidad Valenciana toda la vida con la tecnología que está marcando el siglo. Es un alimento que está creado a base de un subproducto, por lo que supondrá una disminución de desperdicios de la industria aceitera; además, es un producto de kilómetro 0, lo que indica que también apostamos por la disminución de la huella de carbono y una alimentación más sostenible. Y por último, este ingrediente principal, la harina de semilla de aceituna, nos aporta nutrientes como el Omega 3. Todo esto en un nuevo recipiente para nuestros platos, tanto dulces como salados.

-¿Cuál es la importancia de la innovación en alimentación en la sociedad en la que vivimos?

La innovación es evolución y la evolución es necesaria en la sociedad y en el proceso vital. Tal y como van las cosas en la actualidad, que prima la comodidad y la rapidez antes que la elaboración y, un poco la tranquilidad, es necesario que aprendamos a gestionar el sobrante de los productos que consumimos, porque si no, llegará un momento en el que estos restos serán mayores de lo que podremos procesar. Además, Tuliva demuestra que aquello que en un primer momento categorizamos como “subproducto” o “deshecho”, puede luego resultar en un nuevo producto con muchas características positivas.

-¿Cuál es el mayor aprendizaje que os lleváis de esta situación?

Creemos que el confinamiento ha sido un baño de realidad. Un empujón que nos ha hecho ver las cosas que realmente importan y que realmente tenemos día a día aunque no valoremos tanto. La salud, la familia o las amistades que se mantienen a pesar de la distancia, son aspectos sobre los que hemos podido reflexionar y que hemos vuelto a valorar. También, parece que al no poder salir de casa más que para lo estrictamente necesario, caes en la cuenta de la libertad que teníamos antes de que esto pasara, y en lo que la necesitamos. Sí, definitivamente hemos aprendido a valorar lo que tenemos.

Miguel Estruch y Vicente Barberá: “El objetivo de Viromii es que la innovación llegue a la sociedad”

Miguel Estruch y Vicente Barberá son egresados de la Escuela en el Grado en Biotecnología y fundadores de Viromii. En marzo dieron una charla en la Escuela y ahora nos hablan de su trayectoria, de cómo han llegado a tomar la decisión de emprender y de cuál es la propuesta de valor de Viromii.

Ambos volvieron a Valencia para aportar valor con los conocimientos que habían adquirido. Y así, fundaron Viromii con el objetivo de llevar la innovación a los mercados. 

Miguel y Vicente, ¿cuál es vuestra trayectoria de estudios y profesional?

Ambos estudiamos el Grado de Biotecnología en la Escuela.

En el caso de Vicente, estudió un MBA centrado en industrias farmacéuticas y biotecnológicas en Madrid, estuvo trabajando para la farmacéutica Eli Lilly, y se fue a Suecia, donde hizo un Máster en creación de empresas y propiedad industrial en la Universidad de Gotemburgo. Además, Vicente ha trabajado en el departamento de IP de Philips en Holanda, y para una Spin-out de AstraZeneca centrada en medicina personalizada llamada OnDosis.

Por su parte, Miguel también se fue a Suecia a estudiar un Máster, en este caso de emprendimiento y creación de empresas de base tecnológica en la Universidad Tecnológica Chalmers (Gotemburgo). En los años que paso allí, Miguel fundó 3 Start-ups en sectores tan distintos como la industria médica, medioambiental y en el ámbito de la inteligencia artificial.

¿Cómo surgió la idea de montar Viromii?

La idea de montar Viromii surgió en Suecia, los dos estábamos viviendo en Gotemburgo y justo hablando un día nos dimos cuenta de que ambos queríamos volver porque mejor que en Valencia se vive en pocos sitios. Queríamos volver y traer aquí toda la experiencia y los conocimientos aprendidos en Suecia, además de mantener la libertad y flexibilidad de trabajar para uno mismo. Por nuestra experiencia, ya nos habíamos dado cuenta de que había un gap muy grande entre la academia y la industria, y nosotros queríamos hacer algo. Hay muchos recursos que se invierten en innovación, pero es complicado que estas innovaciones lleguen a la sociedad, donde realmente tienen un impacto, aquí es donde decidimos que queríamos actuar, y donde realmente podíamos dar valor aplicando los conocimientos que teníamos.

¿Cuál es vuestra principal actividad?

Nuestra misión es hacer llegar las innovaciones al mercado, para ello trabajamos con universidades y centros tecnológicos dando soporte a sus actividades de transferencia de tecnología, y con empresas innovadoras, normalmente spin-off, ayudando en el área de desarrollo de negocios y consecución de inversión privada.

¿Qué servicios ofrece Viromii?

Dentro de las áreas mencionadas anteriormente, en Viromii damos una cantidad de servicios bastante amplia, trabajando a través de todo el camino de la innovación, desde el estadio de investigación básica al momento en el que la tecnología llega a mercado. A lo largo de todo este proceso damos servicios de valorización de resultados de investigación, análisis de mercado y áreas de aplicación, validación de interés comercial, etc.

Actualmente, el servicio que más se nos demanda es la validación de interés comercial, donde cogemos una patente o desarrollo tecnológico y se lo presentamos a las empresas que podrían estar interesadas en adquirirlo, consiguiendo un feedback muy valioso por parte de la industria y creando conexiones entre los investigadores y estas empresas. Este servicio, aparte de facilitar la transferencia de la tecnología en cuestión, hace que se creen relaciones duraderas y aumenta las posibilidades de transferencia futuras.

¿A qué tipo de empresas o entidades prestáis vuestros servicios?

Como indicamos anteriormente, las universidades y centros tecnológicos son nuestros principales clientes, aunque también trabajamos con start-ups y spin-off tecnológicas.

¿Es fácil se emprendedor hoy en día?

Emprender puede ser muy fácil o muy difícil, depende de tu actitud. Una persona abierta a aprender e iterar su idea de negocio para adaptarla a lo que realmente quieren los clientes tendrá fácil emprender, en cambio alguien que no quiera escuchar al mercado y se enamore de su idea inicial lo tendrá complicado. El momento o lugar no son tan importantes como la actitud, lo que importa es la persona.

¿Cuál es la importancia de la formación a la hora de emprender?

Es muy importante, las universidades y centros formativos deberían fomentar estas competencias, ya que, aunque una persona no quiera emprender, puede adquirir competencias que le ayudarán mucho en su carrera profesional. Además, y especialmente en las universidades técnicas, no se expone a los estudiantes a emprendedores locales que puedan ayudarles y guiarles si tienen alguna idea. La gran mayoría de emprendedores están encantados de ayudar a otros que están empezando y estos recursos no son utilizados lo suficiente por parte de los centros formativos.

¿Y la importancia de la experiencia?

Sí, sin duda. Al final, la experiencia es el mejor profesor que puedes tener. La gran mayoría de emprendedores no tienen éxito en sus primeros proyectos, y si medimos éxito en términos económicos, hay muchos estudios sobre esto, pero lo bonito del emprendimiento es que es un aprendizaje continuo, y cada vez lo haces mejor; además, con la experiencia, tu red de contactos crece y esto es muy importante a la hora de emprender, cada vez es más fácil atraer personas y recursos a tus proyectos. En el emprendimiento, como en casi todo, la experiencia es un grado.

¿Y la actitud? Quizá a veces sea más importante tener ciertas actitudes como ser proactivo que tener un expediente brillante, ¿no?

Igual aquí soy demasiado sincero, pero desde mi punto de vista, a la hora de emprender, y yo diría que para casi todo lo que no sea entrar en másters, becas doctorales, o algunas posiciones públicas, el expediente académico no es relevante. Los estudiantes se preocupan mucho por las notas, y evidentemente hay que sacar buenas notas, pero a la hora de emprender o entrar a trabajar en una empresa, da igual que tengas un 9,5 que un 5,7 de media, importa mucho más tu actitud y muchas competencias transversales que ahora también se tratan de fomentar desde la enseñanza.

¿Hay que perseguir los sueños aunque a veces parezcan descabellados?

Al final, el objetivo en la vida es que uno tiene que ser feliz. Si lo que te hace feliz es algo descabellado, adelante, siempre valdrá la pena hacer algo y no llegar, que no intentarlo.

¿Qué ganas cuando fracasas?

Mucho, el fracaso debe ser entendido como algo positivo, solo fracasas cuando intentas algo y eso siempre conlleva aprendizaje, el verdadero fracaso es no intentar nada. En teoría, la gente que no hace nada no podría fracasar, pero yo creo que eso es el verdadero fracaso.

Chicos, dad unos consejos para estudiantes de biotecnología que quieran emprender.

A todos los estudiantes les diría lo mismo, no tengáis miedo de intentarlo porque vais a aprender muchísimo. Si alguien tiene una idea que lo cuente a todo el mundo, eso de que me van a copiar es totalmente mentira, cuanto más lo cuentes más opiniones recibirás y mejor podrás definir qué quieres hacer. Además, antes de invertir tiempo y/o dinero desarrollando nada, hablad con los potenciales clientes y descubrid cuáles son sus necesidades reales y si realmente gastarían dinero en vuestra idea; eso sí, aquí el truco está en hacerlo sin decirles cuál es vuestra idea y que lo que os digan no esté influido por esto. Por último, no os enamoréis de vuestra idea, estad abiertos a iterar y adaptarla a lo que realmente la gente necesita.

¿Existe suficiente apoyo e iniciativas desde la Universidad y la Escuela para emprendedores?

Cada vez se fomenta más el emprendimiento. En la Universidad hay un departamento que se encarga exclusivamente de ayudar a estudiantes que quieren emprender, IDEAS UPV, hacen muchísimas actividades y además ayudan como mentores a todos los emprendedores de la universidad; incluso tienen un espacio de oficinas para emprendedores UPV, ahí es donde está Viromii.

¿Cuál es el principal reto de futuro de Viromii?

El principal reto para Viromii es la captación de talento. Nuestro principal activo son las personas, los trabajadores de la empresa, y al ser un área tan especializada la curva de aprendizaje es más lenta de lo que queremos. Sin embargo, estamos mejorando los procesos cuando gente nueva entra en la empresa y el hecho de estar tan conectados a la universidad, la mejor fábrica de talento, nos ayuda mucho a la hora de captar talento.

Lucía Escrivá: «La CTA es una ciencia fundamental en la crisis del COVID-19»

Lucía Escrivá es egresada de la Escuela en la especialidad de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. Lucía nos explica por qué la CTA es una ciencia fundamental en la crisis del COVID-19 y nos habla acerca de la importancia de la seguridad alimentaria.

Lucía, ¿Por qué elegiste el grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos?
Cuando estaba en bachillerato ya tenía cierta inquietud hacia el mundo de la salud, la nutrición y los alimentos. Empecé estudiando la Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética y se me quedó una espinita, ya que me faltaba ver la vertiente tecnológica de los alimentos. Y así fue como me decanté por estudiar la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.

¿Dónde trabajas en la actualidad y cuáles son tus funciones?
Tras una baja de maternidad, me he reincorporado a mi puesto de trabajo. Soy profesora, estoy este año impartiendo clases de formación profesional, concretamente en el PFQB de Operaciones Básicas de Restaurante y Bar del C.E.E Raquel Payà en Dénia.

¿Cuál es la importancia de la ciencia y tecnología de los alimentos en una crisis como la que estamos viviendo?
Para mí, la CTA es una herramienta fundamental en la crisis del Covid-19 que estamos viviendo. Gracias a ella, podemos modificar los factores intrínsecos (entre ellos la aw, pH, potencial redox, composición química,.. ) y extrínsecos (como la temperatura, humedad relativa, concentración de gases,.. ) del propio alimento.

Como ejemplo, tenemos una manzana, la cortamos por la mitad y de pronto empieza a oscurecerse. Es el llamado pardeamiento enzimático. Si en cambio, cuando la cortamos le añadimos unas gotas de ácido cítrico, podemos observar cómo permanece durante más tiempo inalterable, ya que la actividad de la enzima que provoca el pardeamiento se reduce al adicionar el ácido.
De ahí que con la CTA podamos modificar ciertos parámetros de los alimentos que puedan afectar a la calidad de éstos. Todo ello, con el objetivo de ampliar su vida útil y permitiendo que el consumidor pueda adquirir productos que no vayan a perecer en un corto espacio de tiempo (sin mencionar la calidad nutricional del propio alimento).

¿Cómo puede ayudar la CTA en momentos de crisis como esta?
Como he comentado en la respuesta anterior, la CTA puede ayudar modificando la vida útil de los alimentos, haciéndolos perdurar más en el tiempo. Puede actuar como vínculo entre las administraciones y el consumidor proporcionando la información más actualizada en relación a las últimas investigaciones en materia de calidad y seguridad alimentaria.

Desde algunas entidades se ha lanzado a la sociedad mensajes como que los alimentos no son fuente de contagio del coronavirus. ¿Crees que falta información sobre seguridad alimentaria y su importancia en los alimentos que consumimos cada día?
La EFSA ha informado de que actualmente no existen pruebas de que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del Covid. No obstante, se deberían extremar las precauciones que siempre hay que mantener, en materia de higiene, durante la manipulación de los alimentos, para prevenir enfermedades transmitidas por éstos.
El consumidor puede acceder a las noticias de última actualidad en la página web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Es interesante la lectura del documento de Buenas Prácticas de los Establecimientos del Sector Comercial.

¿Cómo podemos poner en valor la importancia de la tecnología de los alimentos para concienciar tanto a la sociedad como a las administraciones públicas?
Las administraciones públicas tienen un papel especialmente importante en destacar la importancia que tiene la CTA promoviendo ya no solo la seguridad alimentaria, sino además, introduciendo nuevos productos, mejorando la calidad nutricional de éstos, desde el ámbito de la sanidad, investigación, docencia, etc.
Sin olvidar, que habría que ampliar la dotación económica de las becas de investigación. Por desgracia, hay muchos estudiantes que por unas décimas se quedan en el camino, y no pueden realizar su sueño.

Con estos cambios que estamos viendo en la sociedad como esta crisis, ¿cuáles son los nuevos retos de la tecnología de los alimentos?
El sector alimentario se enfrenta continuamente a nuevos retos, como es la modificación de los hábitos alimentarios, consumo sostenible, reducción de riesgos en la cadena alimenticia…
Yo creo que a partir de ahora se generará un nuevo contexto en el ámbito de la industria alimentaria, se tendrá más en cuenta la producción de los alimentos, hasta ahora en muchos casos olvidada. La sociedad va a tener más consciencia de la importancia que tienen todos los agentes y etapas implicadas desde la producción primaria hasta la obtención del producto final.

Y un mensaje positivo para terminar. ¿Vamos a seguir teniendo alimentos de calidad y seguros?
Vamos a continuar consumiendo alimentos sanos, inocuos, y de calidad siempre y cuando se ponga en valor la cadena alimentaria, y se tenga en cuenta la normativa vigente en calidad y seguridad alimentaria.

«Vamos a volver con más ganas y más fuertes que nunca»

Cuatro alumnos de la Escuela, Jesús Deusa, Valentina Rubio, Pablo Duart y Paula Navarro, participaron en el Reto Emprendedor del Premio Fundación Princesa de Girona Investigación Científica 2020.

Este evento, en el que participaron más de 300 jóvenes, tuvo lugar en febrero de 2020 en la Universitat Politècnica de valència con la asistencia de la Reina Letizia. El grupo de nuestra Escuela obtuvo el segundo premio con una propuesta para dar valor a los residuos de la industria alimentaria.

Estos días, están aprovechando el confinamiento para valorar lo que tienen, adaptarse a los cambios y salir fortalecidos de esta crisis.

Ellos mismos nos lo cuentan en esta entrevista.

-¿Cómo fue la experiencia de participar en este reto emprendedor con más de 300 jóvenes compitiendo?

JESÚS: Al terminar el día comentamos que ni los más optimistas hubieran imaginado una jornada como la que vivimos. Bajo mi punto de vista, un factor diferencial fue el hecho de estudiar carreras diferentes. Pablo y Paula estudian Ciencia y Tecnología de los Alimentos (CTA) y Valentina y yo cursamos el Máster en Ingeniería Agronómica y, hasta el mismo día del evento, no nos conocíamos. En un primer momento, no conocer a las personas con las que íbamos a participar en el reto parecía un hándicap pero resultó ser un factor positivo. Nos permitió dejar de lado ideas preconcebidas, evitando asignar roles, para, desde un primer momento, hacernos partícipes a todos de las decisiones. El simple hecho de recibir la enhorabuena de Pedro Duque o Avelino Corma convierte en ínfimo el esfuerzo en comparación a la satisfacción y a los aprendizajes del día.

PABLO: La verdad es que fue mucho más interesante de lo que yo pensaba hasta ese mismo día. Aprendí mucho a trabajar en equipo y a ser más creativo, dos factores muy importantes en cualquier proyecto de emprendimiento, ya sea en el ámbito alimentario o en cualquier otro.

VALEN: Considero que la experiencia fue bastante enriquecedora y completa. Pudimos experimentar ese potencial que llevamos dentro y que tanto nos cuesta sacar de forma fácil y dinámica.

-¿Cuál fue vuestra propuesta con la que os alzasteis con ese segundo puesto?

JESÚS: En primer lugar, pensamos un problema que, a su vez, fuera una oportunidad, como es la producción de residuos de la industria de alimentos y la posibilidad de darles valor. Nuestro objetivo era encontrar recursos donde otros ven residuos. De esta forma, llegamos a la idea final, que consistía en entender el CO2 de la fermentación de las bebidas alcohólicas como un recurso para carbonatar bebidas y los residuos de la uva, como tinte natural para la industria textil. Nuestra propuesta era la creación de una estructura logística para hacer llegar este recurso de nulo valor para el que lo genera pero muy apreciado para el que lo consume.

 

-¿Habéis participado en alguna iniciativa similar?

PAULA: No, ya que dada la actual pandemia que estamos viviendo se han suspendido todos los proyectos que la UPV tenía organizados… Cuando todo esto pase volveremos a apuntarnos a todo lo que se pueda.

PABLO: Personalmente, yo no había participado en ninguna; pero después de esta estoy mucho más dispuesto a hacerlo en más.

VALEN: Sí, el mes pasado tuve la oportunidad de participar en el concurso de GLOBAL CHALENGE realizado por la Universidad Politécnica de Madrid y ONGAWA.

JESÚS: Siempre me ha llamado la atención este formato pero nunca había participado. Es un buen punto de partida para coger con ganas futuros eventos.

-¿Qué cambios habéis tenido que hacer diariamente para adaptaros al confinamiento?

PAULA: Para mí es un poco difícil ya que yo nunca he sido de estudiar en casa. Me gusta mucho más el ambiente de la biblioteca y aquí me distraigo con facilidad. Al estar todos confinados en casa, el único espacio donde puedo trabajar es mi habitación porque mi familia no para de moverse por toda la casa.

 

 

 

 

 

 

VALEN: Pues he tenido que adaptar mis métodos y lugares de trabajo para ajustarme a las necesidades que implican tanto el teletrabajo como la docencia online. Al principio no es fácil, pero luego te acostumbras.

PABLO: Aparte de todo lo relacionado con la actividad física, que ahora he de realizar encerrado en casa, he tenido que establecer unos horarios para el estudio, porque con esta situación se hace más difícil llevar una rutina.

JESÚS: A nivel estudiantil realmente pocos. Las clases han seguido realizándose con relativa normalidad y la carga lectiva se ha mantenido e incluso aumentado. En otros ámbitos, sobre todo el deportivo, he pasado de practicar deportes de equipo a recuperar la bicicleta estática. Creo que el cambio más importante es mental y supone ser conscientes de esta nueva realidad y aceptarla, para poder vivirla de la mejor manera que las circunstancias permitan.

-¿Qué ventajas e inconvenientes tiene participar en actividades online?

PAULA: La principal ventaja para mi es la comodidad, ya que puedes estar sentado donde quieras y puedes seguir la clase en todo momento. Por otra parte, los inconvenientes que más estoy sufriendo personalmente es la falta de anticipación de los cambios. Muchos profesores por falta de información, cambian exámenes o actividades con poco tiempo de aviso. También la falta de tiempo para hacer los exámenes, ya que yo entiendo que el tiempo debe ser ajustado para que la gente no copie, pero en ocasiones no te da tiempo ni a pensar dos veces la pregunta.

JESÚS:  En el ámbito universitario, los principales inconvenientes son consecuencia de la brusquedad con la que se ha modificado la docencia, por eso, es fundamental entender la importancia de una buena retroalimentación para estar mejor preparados en el futuro. De esta forma, será más sencillo programar un método de evaluación alternativo que asegure la adquisición de las competencias y evite la devaluación del título ante posibles suspicacias hacia la evaluación online. Así, evitaremos que la carga lectiva aumente debido a la diversificación de cada evaluación no compatible con la docencia online  y el calendario salpicado de pruebas que provoca.

En cuanto a los aspectos positivos, la posibilidad de volver a escuchar las clases, la multitud de oportunidades a las que tienes acceso gracias a su carácter online y el ahorro de tiempo de desplazamiento.

-¿Cómo estáis viviendo esta experiencia en general?

PAULA: Algunos conocidos se han visto afectados por el COVID-19 y en ocasiones los malos pensamientos predominan pero hay que intentar pensar que cada día es un día menos. En mi casa intentamos seguir los horarios y hacer un poco de ejercicio todos los días porque si no, se hace muy duro, pero algunos días el volumen de trabajo de la universidad es demasiado elevado y se me pasa el día volando sentada en el escritorio, ya que ahora las horas no cunden igual.

PABLO: Yo, personalmente, creo que lo estoy llevando bastante bien porque no me importa demasiado pasar mucho tiempo en casa; sin embargo, es difícil dejar de relacionarse con esas personas a las que sueles ver casi a diario.

VALEN: Al principio fue bastante duro, pero con el tiempo me he acostumbrado a trabajar en casa.

-¿Cuál es el mayor aprendizaje que os lleváis de esta situación?

PABLO: Creo que lo más importante que he aprendido relacionado con el ámbito educativo es que debemos aprovechar mucho más el tiempo que pasamos con nuestros compañeros, aprovechar este tiempo si se tienen buenos compañeros, como es mi caso, puede ser decisivo para nuestro desarrollo como estudiantes y como profesionales en un futuro.

VALEN: Estoy aprendiendo a organizar mejor mi trabajo y a mejorar la convivencia con mis compañeros de piso.

 

JESÚS: Sin duda, gestión emocional y temporal, adaptabilidad, resiliencia, proactividad, polivalencia, capacidad empática y muchas otras de las que no somos ni conscientes y provocarán una nueva sociedad mejorada tras el confinamiento.

 

 

 

 

 

-¿Qué mensaje queréis transmitir a los estudiantes en estos momentos que estamos viviendo?

PAULA: Que nosotros no somos los más afectados en estos momentos, que nuestros problemas son bastante banales y que al fin y al cabo la salud siempre va a ser lo más importante. No importa acabar la carrera un año antes o un año después, no va a marcar la diferencia. Lo importante es que los tuyos y tú estéis bien. Creo que el pasar toda esta etapa en nuestra fase lectiva nos va a hacer más competentes en el ámbito de adaptación a grandes cambios, al fin y al cabo, hemos cambiado nuestro modelo de clases en un tiempo récord y eso hay que valorarlo.

PABLO: Primero, que no se desesperen porque todo esto pasará pronto, y en segundo lugar, que traten de mantener al máximo su rutina de trabajo, porque una vez se pierde cuesta mucho de recuperar.

VALEN: Creo que superar esta situación va a ser clave para nuestro desarrollo como estudiantes y futuros profesionales, mejorando nuestra capacidad de cambio y adaptación.

JESÚS: Pienso que es fundamental transmitir a estudiantes y sociedad la seguridad de que todo va a salir bien y que saldremos de esta muy fortalecidos como sociedad. Quizás esta situación nos permita entender las prioridades de la vida, valorar lo que antes no valorábamos y saber dar la importancia que se merecen otras cosas no prioritarias. Si entendemos la vida como una sucesión de aprendizajes será difícil que, al menos, personalmente nos derroten las circunstancias.

-¿En qué va a cambiar el entorno educativo después de esta crisis?

PAULA: Después de esta crisis las universidades tendrán que pensar una opción B de enseñamiento por si nos volvemos a ver en una situación similar en un futuro, que no nos coja desprevenidos. También creo que es una gran oportunidad para ver que los materiales que había antes no eran suficientes para la gente que no puede asistir a las clases presenciales por temas personales o de trabajo.

PABLO: Yo espero que después de esto la enseñanza sea menos tradicional, más alejada de la típica clase magistral que se hace interminable. Creo que se aprende mucho más dando un poco más de libertad al alumno y dejando que desarrolle aquello que más le interese de cada tema.

VALEN: Creo que la comunicación profesor-alumno mejorará y valoraremos mejor las clases y prácticas presenciales.

JESÚS: Depende de muchos factores, más allá de la evidente necesidad de planes alternativos consistentes ante circunstancias sobrevenidas, creo que, en general, el sistema educativo requiere una modificación estructural para evitar  que disminuya el nivel de nuestros estudiantes año tras año como soporta, por ejemplo, el informe PISA. Alabamos el buen hacer de los científicos, sabemos que deben resolver la crisis sanitaria actual pero dejamos que el nivel en ciencias disminuya año tras año en nuestros estudiantes. Debemos entender el gasto en educación como una inversión social prioritaria para asegurar el nivel intelectual de cada una de las piezas que componen nuestra sociedad.

-¿Podemos lanzar un mensaje positivo a los estudiantes para que sepan que esto no tiene que pararnos?

PAULA: El único mensaje positivo que se me ocurre ahora mismo es que todo pasará y que cuando menos lo esperemos todo volverá a ser “normal”. Espero que cuando todo esto acabe, empecemos a valorar mucho más todo lo que tenemos y lo afortunados que somos, apreciar las pequeñas cosas y los pequeños momentos. Vamos a volver con más ganas y más fuertes que nunca y eso nos va a marcar en nuestra carrera profesional en el futuro, sobrevivir a una pandemia es un punto a favor para nuestro CV.

JESÚS: Los momentos difíciles se convertirán en pasado, el presente dependerá de la generación que salga de esta crisis y el futuro, de las decisiones del presente. Por tanto, intentad ser la mejor versión de vosotros mismos porque, algún día, el futuro será nuestro presente y solo dependerá de nosotros.

 

María Beobide: “Gracias a la motivación del grupo Fornejant Ciència hemos sacado nuestros proyectos adelante”

Fornejant Ciència es un grupo perteneciente a Generación Espontánea de la UPV, formado por 35 alumnos de la Escuela que desarrollan una labor de investigación en la creación de alimentos saludables e innovadores.

Este grupo organiza un gran número de actividades. Aunque en un principio, parecía que la situación de confinamiento les iba a parar, María Beobide, coordinadora de Fornejant Ciència, nos explica que con ganas e ilusión, #EstoNoTieneQueParar.

María nos cuenta, en representación de todo el grupo, cómo se han adaptado a esta nueva circunstancia que incluso, en algún aspecto,  les ha resultado beneficiosa.

-¿Cuás es la actividad que lleváis a cabo en Fornejant?

De forma habitual, llevamos a cabo un gran número de actividades a través del grupo de Fornejant como talleres de innovación sistémica, ponencias, visitas a empresas, eventos, talleres de comunicación, participación en concursos (Ecotrophelia, por excelencia) y catas.

No obstante, debido a esta situación, hemos tenido que cancelar algunos eventos como la visita a una empresa;  posponer otros, ya que la final de Ecotrophelia (donde participan dos grupos de la escuela) ha sido aplazada a septiembre o adaptar otros como las ponencias que teníamos organizadas de forma presencial.

 -¿Cómo os habéis adaptado a esta nueva situación? ¿Qué cambios habéis hecho en vuestra actividad diaria?

Las dos primeras semanas no sabíamos muy bien cómo afrontar esta nueva situación puesto que la incertidumbre que había era enorme. A partir de la tercera semana, cuando nos dimos cuenta de que esta situación iba a ser algo mucho más prolongado en el tiempo, decidimos que había que seguir activos y no dejar caer el grupo hasta el curso venidero. Para ello, decidimos hacer uso de nuestro mejor aliado en esta situación: la tecnología. El equipo de coordinación se reunió y viendo todas las plataformas que teníamos disponibles propuso un nuevo plan de acción para el grupo. Así se decidió que nuestra actividad pública siguiera activa por redes sociales (Instagram y Twitter en su mayoría) y Teams.

De forma interna, Fornejant está organizado por equipos de trabajo, por lo que en vez de llevar a cabo reuniones presenciales, se hacen a través de Teams.

-Estáis organizando charlas online muy interesantes, ¿cómo está respondiendo el público?

La verdad que las charlas están teniendo mucho éxito tanto por el número de personas que las siguen como por el interés que muestran los ponentes cuando se les propone participar en ellas.

-¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el sistema online en la organización de vuestras actividades?

 Como principal ventaja de utilizar el sistema online debemos destacar el alcance que se está consiguiendo, ya que normalmente es muy difícil cuadrar horarios para que todo el mundo pueda participar el mismo día a la misma hora, además de que hay personas externas al mundo universitario que no pueden acceder a las actividades, puesto que son incompatibles con los horarios de trabajo. Con el sistema online todo el mundo puede conectarse independientemente de si está relacionado con el entorno universitario o no y además, ahora,  al estar en casa, es más fácil coincidir en horarios y días.

Como desventaja es importante comentar que aunque la mayoría de las personas tienen acceso a internet, no siempre es bueno por lo que algunas actividades cuesta sacarlas adelante.  También es importante comentar que con el sistema online suele haber algún malentendido, ya que los mensajes a veces no son del todo claros o no se presta la misma atención en una reunión online que en una presencial.

-¿Seguiréis utilizando este sistema después del confinamiento?

Intentaremos volver al funcionamiento habitual aunque no descartamos seguir llevando a cabo las charlas, puesto que están teniendo un gran éxito.

Además, hemos aprendido a mejorar el uso de herramientas de vídeo llamada, por lo que de cara al futuro, quizá, podamos implantarlas para las reuniones internas (de forma moderada), de manera que no sea tan difícil coincidir en espacio y tiempo.

-¿Cuál es el aprendizaje más importante que os lleváis de esta situación?

De esta situación nos llevamos el aprendizaje de que si tienes ganas e ilusión, por muchas piedras que se pongan en el camino, siempre hay una forma de aprovecharlas o sortearlas.

No creíamos que fuera posible seguir activos y, sin embargo, gracias a las ganas de todo el equipo de Fornejant (35 personas) y su motivación hemos podido sacar varios proyectos adelante que, además, están funcionando muy bien.

 -¿Mandamos un mensaje optimista a los estudiantes de la Escuela para que sepan que esto no tiene por qué pararnos?

Mandamos un mensaje optimista para todos aquellos estudiantes de la escuela porque aunque cada uno tiene una situación muy personal,  normalmente, de las situaciones más difíciles y  extremas suelen salir los mayores y mejores aprendizajes y/u oportunidades.

Además, como  hemos explicado anteriormente, esta situación ha hecho todo lo contrario a pararnos, por lo que con un poco de voluntad y motivación siempre se puede seguir adelante en la gran mayoría de los casos.

Andrea Coll: «Me siento afortunada de pertenecer a una generación que se ha sabido adaptar rápido a los cambios»

Andrea Coll, estudiante de la Escuela, ha presentado online su TFG  (Trabajo Fin de Grado) del Grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, debido a la situación de confinamiento en que nos encontramos. Aunque en un principio, se sintió abrumada por el cambio, ahora se alegra y se siente afortunada de pertenecer a una generación que se ha sabido adaptar a los cambios de manera rápida.  Hemos hablado con ella y nos ha contado su experiencia.

-Andrea, ¿en qué ha consistido tu TFG?
Mi TFG ha consistido en un Plan de Internacionalización para una empresa distribuidora de lotes alimentarios. Esta idea surgió tras un periodo de prácticas extracurriculares, al observar la problemática que conlleva la estacionalidad laboral. Por ello, con esta propuesta de Plan de Internacionalización, se pretende paliar dicha situación.

-Has tenido que presentar tu TFG online debido a la situación de confinamiento. ¿Cuál ha sido tu experiencia?
Así ha sido. La defensa de mi TFG se realizó mediante la plataforma Microsoft Teams, que facilita la UPV.
Debo admitir que en un primer momento, el hecho de no poderte reunir personalmente con el tutor y tener que solucionar las dudas únicamente por vídeo llamada y correo, me asustó. Quieras o no, la elaboración del TFG se ralentiza.
Sin embargo, quiero destacar cómo la actitud del tutor lo puede cambiar todo. En mi caso, mi tutor, Gabriel García, se armó de paciencia y empatía y me ayudó en todo momento, fuera el día de la semana que fuera y contestando mis correos a los pocos minutos. Así, en momentos de ofuscación e impotencia, al no poder solucionar las dudas tan fácilmente como en una reunión en la situación posterior al COVID-19, la empatía y ayuda del tutor es fundamental. Yo he tenido mucha suerte en esto, y creo que es indispensable para que en esta situación tan delicada el alumno pueda elaborar un buen TFG y no se desmoralice.
Por lo que se refiere a la defensa, días antes, mi tutor y yo practicamos cómo utilizar Teams, cómo subir la presentación, que funcionara el micro, etc. Por lo que el día de la defensa, personalmente, yo estaba bastante tranquila. Estaba en el comedor de mi casa y simplemente tenía que dar un último empujón para recitar la presentación que había preparado durante esa semana. No obstante, debo destacar que mi TFG, al no tener aspectos prácticos como otros TFG
y no tener que acudir al laboratorio, ha sido enormemente más fácil continuarlo desde casa.

-¿Qué ventajas e inconvenientes crees que tiene este sistema?
Pues, igual que he dicho que la elaboración del TFG se puede ver perjudicada por falta de contacto con el tutor para la resolución de dudas, también digo que la defensa telemática, a mí, por lo menos, me benefició.

-¿La defensa de tu TFG ha sido la misma que si hubieras podido hacerlo presencial? ¿Cuáles son ahora tus planes de futuro?
Sinceramente, no sé muy bien cómo hubiera sido la defensa presencial de mi TFG. Tal vez más dinámica, debido a la utilización de efectos en la presentación, que me hubieran permitido utilizar lenguaje no verbal durante la defensa en el estrado.
Ahora mismo, mis planes de futuro consisten en seguir formándome académicamente. Espero comenzar un máster en octubre y, poco a poco, ir encontrando mi camino profesional.

-Manda un mensaje de ánimo para todas las personas que se encuentren en tu misma situación.
En general, ante esta situación, debemos ver el vaso medio lleno. Sentirnos afortunados de poder continuar con la elaboración del TFG, de poder realizar una defensa con un tribunal que va a empatizar con nosotros, que conocen bajo qué circunstancias estamos. Sentirnos afortunados de poder acabar el título y de poder seguir mirando hacia adelante. De que nuestra vida académica no se haya paralizado y de que, con el granito de arena que pone cada uno, se pueda salir lo más airoso posible de esta situación.
Estoy segura de que me esperan muchas presentaciones presenciales en mi vida, así como defensas ante tribunales.
Sin embargo, esto me ha permitido saber utilizar un nuevo programa, y poder decir que he sido de las promociones de la UPV del año 2020 que se tuvo que adaptar rápidamente, trabajando codo a codo con su tutor, para sacar esto adelante.
Y que lo hicimos.
Así que yo, al menos, me siento afortunada.

José María García Álvarez-Coque: «La digitalización es una oportunidad para la producción, los servicios y el comercio»

El profesor de la Escuela, José María García Álvarez-Coque coordina el curso online MOOC  Despoblación Rural, que comienza el 21 de abril de 2020.

En un momento de confinamiento como el que estamos viviendo, se unen en este curso dos posibles soluciones a la crisis del coronavirus e incluso al cuidado del medio ambiente: la formación online y la vuelta a la vida rural.

Hemos hablado con el profesor para conocer su opinión en  ambos campos desde su experiencia.

 

José María, ¿cuáles son las ventajas de la formación online?

Para las personas residentes en área rurales remotas, la docencia online puede ser crucial porque la distancia deja ser una barrera al aprendizaje. Pero hay otra ventaja que es la de crear grandes comunidades de experiencias personales con expertos que difícilmente podrían conocerse personalmente.

¿Cuántas personas se suelen inscribir en estos cursos que organizas?

En el primer MOOC sobre agricultura en castellano, el curso “Retos de la Agricultura y la Alimentación en el siglo XXI”, lanzado por la UPV, participaron 15.000 personas en el conjunto de las cuatro ediciones que realizamos. “Despoblación Rural”, que se inicia en breve, pareciera ser un curso de interés especializado, pero ya vamos en camino del millar de inscritos.

¿Deberíamos poner en valor esta formación e impulsarla?

Con las tecnologías disponibles, la fórmula ofrece un aprendizaje dinámico al ritmo de las personas participantes, con recursos de calidad y posibilidad de innovar. No pretende sustituir la enseñanza presencial en todos los casos, pero sí pueden complementarse con ella perfectamente. Con la crisis del COVID-19, la semi-presencialidad ganará puntos en la enseñanza universitaria. Las sesiones presenciales en los campus deberían orientarse fundamentalmente a la aplicación, la práctica y la discusión.

En algunas localidades rurales, de montaña, el acceso a internet no está garantizado, teniendo mala cobertura en muchos casos. ¿Sería un punto a reforzar la conexión a internet en las zonas rurales?

La digitalización es una gran oportunidad para las zonas de acceso remoto. Lo hemos visto en la situación actual de emergencia sanitaria, pues hemos evitado que resultase también una emergencia alimentaria gracias a las plataformas y redes online para la distribución de alimentos. Es urgente la cobertura de red de fibra en todos los núcleos de población y en pocos años debería haberse implantado la cobertura móvil 5G. La digitalización, ahora más que nunca, es una oportunidad para la producción, los servicios y el comercio.

Y unimos así ambas situaciones, es decir, ¿qué medidas se pueden tomar para impulsar la vuelta a la vida rural?

Hace falta, antes que nada, una estrategia clara y decidida que haga que vivir en zonas rurales no sea una desventaja para la población, en términos de conectividad y de servicios. Es una cuestión, sobre todo, de derechos. Me consta que las instituciones locales, autonómicas y estatales están trabajando en ello, como lo hace la Cátedra AVANT de lucha contra la despoblación, auspiciada por la Generalitat Valenciana.

En este tipo de cursos, ¿ya vas viendo interés de los diferentes agentes (emprendedores, cooperativas, ciudadanos, administraciones…) por la vuelta a la vida rural?

De hecho, el curso responde a esa demanda. Cuando decimos vida rural nos referimos a una mejor calidad de vida, no de manera bucólica o voluntarista. Hay colectivos de jóvenes profesionales que valoran espacios de co-working o hábitats polivalentes para residir en los pueblos.

¿Cuáles son las ventajas de este tipo de vida? ¿Cómo podemos ponerla en valor para que haya personas que la elijan y la cambien por el ritmo de vida estresante y rápido que se lleva en las ciudades?

Yo creo que la comunidad universitaria de la Escuela conoce muy bien las ventajas de vivir en el medio rural. Y no haría falta mucho para convencer a la sociedad, pero sí una mayor divulgación de dichas ventajas. Pero vivir en los pueblos no debe significar enfrentar mayores problemas, por ejemplo, de escolarización. Ni ver limitada la capacidad de los profesionales para iniciar un negocio. Otro aspecto crucial es que los jóvenes requieren espacios de relación social, con mucho apoyo a la cultura, deporte y ocio. Es una suerte que el sistema alimentario pueda contribuir a crear dichos espacios. Los jóvenes no residen en el medio rural para vivir aislados, sino para relacionarse y desarrollarse cultural y profesionalmente.

¿Cómo puede contribuir la Escuela a poner en valor la vida rural?

Lo primero es que la propia comunidad docente de la Escuela se lo crea y lo transmita a la sociedad. Los programas de prácticas o Erasmus Rural pueden ayudar, con incentivos mediante créditos y reconocimiento. La semi-presencialidad en los programas puede ser otra línea de trabajo. Finalmente, la extensión universitaria como la que realizan varias Cátedras de Empresa de la Escuela, como la propia AVANT y la Cátedra Tierra Ciudadana, por citar dos ejemplos.

¿Y desde las administraciones? ¿Qué medidas deberían tomar?

Se debe fomentar el emprendimiento individual y cooperativo para valorizar los sistemas alimentarios locales, con sus productos de calidad y su comercialización de proximidad. Y sobre todo, los procesos administrativos y la normativa que facilite ese desarrollo. No hay que olvidar los servicios ambientales de las áreas forestales y la agro-biodiversidad que deben ser remunerados por la sociedad, ya que son fundamentales en la mitigación y adaptación al cambio climático. La administración debe encontrar herramientas para certificar y compensar esas funciones, a través de la PAC y otros mecanismos voluntarios como la custodia del territorio.

En la situación del coronavirus, se ha visto que el virus no ha afectado a ninguna persona en algunos pueblos rurales pequeños. ¿Es este hecho un importante motivo de reflexión acerca de la vida que llevamos en las ciudades?

Es todavía pronto para valorar el desarrollo e impacto del virus en los municipios rurales. Es claro que el estilo de vida y la densidad poblaciones pueden afectar, pero no quiero pensar qué podría haber pasado en momentos de verano en los que la gente viaja a los pueblos con población de avanzada edad. El COVID-19 sí es un motivo de reflexión sobre la contribución del medio rural a la alimentación de las ciudades. Pero debe convencernos por muchos otros motivos, más allá del COVID.

Para terminar, un mensaje de ánimo. ¿Se puede volver a la vida rural con garantías de tener una vida digna y feliz? ¿Con qué valores deberíamos conectar para ello?

Lo más importante es que la sociedad en general empieza a creerlo. Es nuestra labor en la Escuela proporcionar información para desvelar las grandes oportunidades que ofrece la vida rural.  Dos valores son la responsabilidad y la solidaridad, que siempre han estado presente en el mundo rural.

Ganímedes Colomar, un Ingeniero Agrónomo en el Proyecto Azalea de la UPV

Ganímedes Colomar, estudiante del Máster en Ingenieria Agronómica  de nuestra escuela, es uno de los 45 miembros del equipo Solar Decathlon UPV, que se encuentra  participando en Solar Decathlon Europe, una competición estudiantil que busca promover la investigación y el desarrollo de viviendas eficientes y sostenibles.

El equipo de la UPV está formado por más de 45 estudiantes y recién graduados de 16 titulaciones diferentes, que están trabajando juntos por la excelencia en el diseño y la eficiencia energética.

Ganímedes Colomar comenzó su participación en Azalea llevando a cabo el diseño y construcción del sistema tratamiento de las aguas residuales de la vivienda, pero a partir de enero de 2019 asumió la coordinación del área de gestión de aguas.

De esta manera, entre sus funciones, figuran la de coordinar a todo el equipo que trabaja en este área, el diseño de la fontanería y saneamiento de la casa, y el diseño y gestión de  los huertos y los cultivos hidropónicos, entre otras.

Ganímedes explica que algunas de las  innovaciones que han podido aportar en esta vivienda en el tratamiento de aguas consiste en introducir un filtro verde con un sustrato de arenas y plantas macrófitas que generan un entorno favorable para las bacterias, la reutilización del agua  para regar los huertos y los cultivos hidropónicos, que además,  se han comprado a la empresa Optimus Garden”.

También se han incorporado innovaciones  en el suministro en el ahorro del agua y energético, mediante la instalación de equipos Aquareturn, y en el agua de la ducha que aprovecha el calor para ahorrar energía (Passive shower).

Ganímedes Colomar se encuentra en estos momentos en Hungría, junto con el equipo Solar Decathlon UPV, en plena fase de concurso. Tras construir la vivienda y superar los primeros obstáculos, Ganímedes asegura que este proyecto le está suponiendo “un gran aprendizaje al tener que coordinar un equipo multidisciplinar de profesionales de disciplinas que yo desconocía. La formación recibida en el Grado y el Máster ha sido muy útil, pero gracias a este proyecto, he adquirido práctica a la hora de trabajar en equipo y conocimientos que van más allá de lo que puedes aprender en el entorno académico”.

Ganímedes también explica que la responsabilidad que ha adquirido en este proyecto ha sido muy valiosa de cara a su incursión en el mercado laboral.

En cuanto a Azalea, se muestra muy optimista con los resultados que está obteniendo, de momento, en las pruebas que el jurado ha ido puntuando. Y de cara al futuro, espera que este tipo de iniciativas puedan ser una realidad.

“Las viviendas sostenibles son totalmente necesarias hoy en día. Gracias a Azalea estamos aprendiendo mucho de otros equipos que nos están mostrando las estrategias que se utilizan en otros países para llegar a tener hogares sostenibles con el medio ambiente y con la máxima eficiencia energética. Espero poder aplicar todo ello en mi trayectoria profesional y que estas viviendas lleguen a ser una realidad”, concluye Ganímedes Colomar.

 

Francis Mojica, un quijote de la ciencia

La Universitat Politècnica de València ha investido  doctor honoris causa al científico Francisco J. Martínez Mojica durante el acto de apertura del curso 2017-2018, a propuesta de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural.

Profesor de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante, Martínez Mojica fue el primero en determinar la existencia de las secuencias CRISPR (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas, en sus siglas en inglés).

Compartimos íntegro el discurso de investidura de Francis Mojica: 

Cuando me comunicaron que iban proponerme para la concesión del grado de doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Valencia, lo primero que vino a la mente fue “¿cómo ha podido ocurrir?”

El afrontar la redacción de este discurso de aceptación, me llevó a hacer un repaso retrospectivo desde mi infancia, en busca de una explicación. Este análisis personal es lo que les voy a relatar a continuación. Como podrán comprobar, el que me encuentre en esta tesitura, no era ni mucho menos previsible.

Aunque hasta llegar a la universidad nunca había suspendido un examen, tampoco era un estudiante de sobresalientes; los justos para obtener medias de notable que compensaron los aprobados en las asignaturas que resultaban más tediosas. Más dado a comprender que a memorizar, las muchas horas de estudio permitieron superar mis carencias para aprender, sobrellevando incluso las inevitables distracciones de la adolescencia. Así conseguí llegar a la Universidad, para cursar la Licenciatura de Biología, la opción que más me atraía desde niño, por tratarse de la ciencia que estudia a los animales y plantas, y porque, a priori, parecía no ser una carrera demasiado complicada, que podría entrar dentro de mis posibilidades.

Pero aquí sí que suspendí un examen, de física en primer curso, descuido que me sirvió de toque de atención: la universidad no era el instituto, había que esforzarse aún más. A partir de ahí, empecé a disfrutar de verdad con las maravillas que nos contaban en clase y con la lectura de los libros de texto, sobre todo aquellos relacionados con la vida microscópica, la genética y la biología molecular. Era apasionante. Los organismos, desde los más sencillos a los más complejos, están gobernados por el mismo compuesto químico, el ADN, que contiene todas las instrucciones que se requieren para la vida, escritas en un lenguaje universal del que tan solo se conocía lo más básico. Dirigidas por ese guión, las bacterias desarrollan un sinfín de actividades diversas que resultan determinantes para la supervivencia del resto de los habitantes del planeta.

Había acertado de pleno, mi interés por los animales y las plantas me había llevado a descubrir un mundo misterioso que resultaba todavía más atractivo que el macroscópico. Tras obtener la licenciatura, y “servir a la patria” como soldado raso, me dieron esa oportunidad que marca el resto de la vida de un científico; en palabras de Platón, “el comienzo es la parte más importante del recorrido”.

 

Francis Mojica

Mis directores de tesis, Guadalupe Juez y Francisco Rodríguez Valera, quizá confiaron en mis posibilidades, o simplemente se arriesgaron sin tenerlo muy claro, pero se arriesgaron bastante, porque el trabajo que me encargaron constituía el primer estudio de biología molecular que se iba a llevar a cabo dentro del grupo de investigación de Microbiología de la Universidad de Alicante, con toda la rémora que ello significaba. El microorganismo objeto de la tesis no era precisamente la archiconocida bacteria Escherichia coli, para cuya manipulación genética se contaba ya por entonces con multitud de materiales y protocolos optimizados.

Íbamos a estudiar los mecanismos de regulación génica de Haloferax, un microorganismo adicto a la sal. Esta adicción limitaba de manera considerable la utilización de las herramientas y estrategias de análisis molecular estándar. Teníamos trabajo por delante, había que desarrollar nuevos métodos adaptados a las condiciones particulares de este microorganismo, o buscar vías alternativas de estudio cuando las más directas no fueran posibles. Y como no solo de ciencia vive el científico, también había que conseguir financiación.

En la última convocatoria de becas predoctorales del Ministerio a la que podía presentarme, me concedieron una de Formación de Personal Universitario, algo imposible con el nivel de exigencia actual de estas becas, dado que contaba con un expediente de poco más de un siete. El desenlace fue que la tesis se presentó, en tiempo y forma, cuatro años más tarde, y hasta recibió el Premio Extraordinario de Doctorado por las publicaciones que se derivaron de ella. Aunque las conclusiones alcanzadas con el trabajo de tesis no se puedan considerar espectaculares, sí logramos describir varias curiosidades que planteaban cuestiones biológicas para las que no teníamos respuesta.

La más sorprendente de todas ellas fue la detección en el ADN de Haloferax de una región inédita, cuya lectura desveló que en el texto de la vida de este microorganismo acontecía un tartamudeo muy peculiar: un mismo bloque de letras se sucedía a intervalos constantes. Habíamos descubierto las repeticiones regularmente espaciadas que años más tarde bautizaría con el acrónimo CRISPR, tras comprobar que estaban presentes en muchos otros microorganismos. Esta tartamudez de secuencia no parecía ser inintencionada; una pauta de repetición tan regular tenía que ser premeditada.

Aristóteles ya lo apuntaba, “la naturaleza nunca hace nada sin motivo”, y menos algo tan elaborado. Convencido de su relevancia biológica, me marqué como objetivo averiguar cuál era su función. Haciendo gala de una gran irresponsabilidad, promoví la creación de un grupo de investigación con tal fin, en el que se embarcaron inicialmente dos colaboradores, tan brillantes como arriesgados e insensatos, porque aquella empresa no tenía ninguna garantía de éxito. A pesar de ello, estos quijotes de la ciencia permanecieron durante años compartiendo fracasos y frustraciones, en contra del sentido común y de la opinión de los evaluadores de los proyectos de investigación que nos fueron denegados convocatoria tras convocatoria. Pero la recompensa llegó un mes de agosto cuando, en lugar de disfrutar de las playas de Alicante, decidimos sacrificar las vacaciones y seguir en el laboratorio, haciendo experimentos y analizando datos, hasta que llegamos a la conclusión de que las CRISPR actúan como un mecanismo que protege a las bacterias frente a invasores que comprometen su viabilidad.

El haber conseguido dilucidar el enigma que me había tenido embaucado durante una década, ya fue de por sí un motivo de enorme satisfacción, cualquiera que hubiese sido la función de estas secuencias. Pero, además, esta no era una función cualquiera, habíamos descubierto un sistema que preserva a quienes sustentan la vida en el planeta, haciéndolo de una manera sorprendente: mediante el reconocimiento de agresores, gracias a un mecanismo de aprendizaje en forma de memoria genética. Esta estrategia de supervivencia es única entre los sistemas biológicos conocidos y, hasta su descubrimiento en 2003, inimaginable, como también lo fue durante la década siguiente todo lo que iba a acontecer a raíz de este hallazgo.

En la actualidad, un cuarto de siglo después de haber detectado unas repeticiones extrañas, impresas en el ADN de un extraño microorganismo, el tesón de unos pocos ha permitido que se hayan abierto las puertas a la esperanza de millones de enfermos que ven en la tecnología CRISPR, implementada a partir de este sistema inmunológico de las bacterias, una posible solución a sus dolencias. Hoy en día, gracias a las herramientas diseñadas por las bacterias, podemos afirmar que la erradicación de la malaria o el sida está mucho, muchísimo más cerca, y hay fundadas razones para ser muy optimistas en cuanto al tratamiento y prevención de la retinosis pigmentaria, la diabetes, el cáncer, la distrofia muscular o la miocardiopatía hipertrófica, entre muchos otros trastornos genéticos.

No puedo estar más de acuerdo con las palabras pronunciadas por un presidente de los EEUU, John Calvin Coolidge, “Nada en este mundo puede reemplazar la persistencia. El talento no puede hacerlo: nada es más común que hombres fracasados con talento. El genio no puede hacerlo: un genio sin recompensa es casi un proverbio. La educación no puede hacerlo: el mundo está lleno de indigentes educados. Solo la persistencia y la determinación son omnipotentes”. También comparto la afirmación de que “el esfuerzo tiene su recompensa”, y que, “aunque el esfuerzo es importante, saber dónde ponerlo es lo que más cuenta”.

La distinción que se me otorga hoy es, por definición, un reconocimiento a una persona por méritos especiales. Pero ¿dónde reside realmente el mérito? ¿a quién se le debe atribuir? Quizá a aquel maestro del colegio que instó a mis padres para que me animaran a seguir estudiando; a mis padres que lo hicieron y me permitieron escoger la carrera que quisiera, aun sin saber qué era aquello de la Biología ni para qué podía servir; a mis directores de tesis que me dieron esa primera oportunidad para involucrarme en la investigación; a mis colaboradores que se comprometieron con un proyecto tan incierto, a riesgo de malgastar años de esfuerzo. A diferencia de lo que puede ocurrir en otros ámbitos, como el arte o la música, en los que la acción individual basta para crear una obra maestra, en investigación científica no se concibe la consecución de grandes logros sin las aportaciones de un grupo de personas, que a su vez basan su trabajo en las contribuciones de otros grupos. A todos ellos, un millón de gracias, el mérito es compartido, como no puede ser de otra forma.

Mi interacción con la UPV en el pasado se limita a dos actividades. La primera hace casi tres décadas, en 1989, el mismo año en que inicié mi tesis doctoral en la Universidad de Alicante y decidí asistir a un curso sobre análisis microbiológico de alimentos, impartido por la Cátedra de Microbiología de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos. El contenido del curso no tenía absolutamente nada que ver con el tema de mi trabajo de tesis, pero me apeteció hacerlo. Todo un acierto, porque fue una maravilla de curso que, años más tarde, ya como profesor, me resultó tremendamente útil para la docencia que me asignaron, la mayor parte de ella relacionada con la Microbiología de los Alimentos.

La segunda ocasión en que tuve contacto con esta universidad fue en mayo del año pasado, cuando el Dr. Ricardo Flores me invitó a impartir un seminario en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas. La noche de antes, cuando llegué a Valencia, Ricardo me informó, ante mi estupor, de que había habido un pequeño cambio de planes: la charla iba a formar parte de un acto institucional, y yo sin ropa apropiada para la ocasión. Vistiendo mi polo favorito, me encontré con un auditorio a rebosar, rodeado de autoridades y delante de investigadores que admiraba desde mi etapa de estudiante de doctorado. Cuando finalizó el acto recibí tantos elogios, y percibí tanto afecto, que me hicieron sentirme la persona más importante del mundo. Hoy lo han conseguido ustedes una vez más.

Todos buscamos la felicidad. Esta universidad, sigue contribuyendo sobremanera a la mía, concediéndome ahora este grandísimo honor que acepto con todo mi agradecimiento. Gracias a la L’Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Agronòmica i del Medi Natural por la propuesta, al Consejo de Investigación por emitir informe favorable, y al Consejo de Gobierno por aprobar mi nombramiento. Gracias a todos ustedes por prestarme su atención, a mis colegas, amigos y familia, muy en especial a mi esposa porque, al fin y al cabo, la felicidad solo puede ser plena si es compartida.

 

Muchas Gracias a todos.

 

Francisco J. Martínez Mojica

 

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