César González ha recibido el premio al mejor Trabajo Fin de Máster (TFM) del Máster Universitario en Ingeniería Agronómica del año 2017 de la provincia de Valencia, otorgado por el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante.
El proyecto premiado y que constituyó el TFM de César consiste en el diseño de un campo de fútbol de césped natural con una capacidad de 1.400 personas sentadas en Massamagrell (Valencia).
El proyecto cuenta con un terreno de juego de césped natural con unas dimensiones de 103 x 68 metros, que se riega con un sistema de aspersión a partir de un depósito de captación enterrado. A su vez, este depósito se puede llenar con agua de lluvia que se recoja en la parcela a partir de la red de drenaje del terreno de juego y la de evacuación de aguas del recinto, lo que supone que la instalación deportiva sea sostenible.
La fertilización de las especies vegetales que componen el terreno de juego se lleva a cabo mediante fertirrigación. Por otro lado, el proyecto incluye el diseño y construcción de las instalaciones necesarias para el recinto como vestuarios, baños, cafetería, oficinas, cabezal de riego y una grada para 1.400 personas. El proyecto ha sido dirigido por el profesor Juan Manzano.
-Llama la atención que un ingeniero agrónomo haya elegido el diseño de una instalación deportiva. ¿Por qué has elegido un campo de fútbol para tu TFM?
A los 15 años empecé de árbitro de fútbol en la Federación Valenciana de Fútbol hasta los 20 años, cuando necesité centrarme más en mis estudios.
Debido a mi trabajo como árbitro, he estado en cientos de campos de fútbol y a cada uno le veía una pega… uno era pequeño, otro estrecho, otros los vestuarios no estaban bien diseñados… y bueno, pues decidí plasmar en mi TFM mi campo de fútbol ideal.
Por qué un proyecto completo y no solo la parte más “agrícola”?
Llevar a cabo un proyecto completo me ha costado más tiempo del habitual para un TFM porque supone mucho más trabajo. Es cierto que podría haber elegido solo una parte como la instalación de riego para el campo de fútbol. Pero, aunque no es lo que se exige en el máster de ahora, era lo que yo quería hacer.
Y la verdad es que me ha gustado porque además de mi tutor, Juan Manzano, he tenido que consultar con otros profesores e incluso con otros profesionales de otras disciplinas y he aprendido cosas nuevas, por lo que me ha aportado mucho este trabajo.
¿Cuál es la parte que más te ha aportado como ingeniero agrícola?
A mí lo que más me interesaba era la parte del riego. Fui al campo del Levante para aprender cómo es el terreno de un campo de fútbol y cómo tendría que adaptar el sistema de riego a un campo de fútbol profesional.
¿Cuál ha sido el motivo del premio, lo más original de tu proyecto?
El motivo del premio es que en un sitio como Valencia donde llueve poco, hay que intentar aprovechar toda el agua de la lluvia y, para eso, puse un sistema de drenaje en el campo de fútbol y un sistema de recogida de agua en la parte de las gradas y las calles, que iba a un depósito. Estimando cálculos de lluvia, con este sistema se podía regar unos tres meses al año de agua de lluvia guardada.
Además, incluí un sistema de riego específico para un campo de fútbol donde necesitas que esté muy sectorizado porque es una superficie que no llega a una hectárea, pero, al ser natural y pisarse mucho más en unos sitios que en otros, se compacta y se infiltra el agua también de manera diferente en cada parte del campo.
Por ello, hay que sectorizar el sistema de riego para adecuarlo a este terreno para que ni se encharque ni haya zonas que se queden secas. Este trabajo me ha resultado muy interesante.
¿Crees que es un sistema que alguien puede llevar a cabo en la vida real?
El problema es que cuando realizas un trabajo académico, lo haces sin un presupuesto y es muy sencillo porque no tienes límites. Entonces, puedes proponer unas instalaciones ideales con todo lujo de detalles. Pero si se fuese a llevar a cabo por un ayuntamiento, habría que retocar muchas cosas.
Pero el sistema de riego que propones también puede suponer un ahorro económico, ¿no?
Sí, claro, porque durante tres meses podríamos regar con agua de lluvia, pero también habría que ver si lo que cuesta hacer el depósito es interesante para un ayuntamiento porque es un depósito grande de hormigón y enterrado, que sería bastante caro.
El proyecto es muy completo y si se fuese a llevar a cabo habría que revisarlo bien porque yo no miré el presupuesto porque no es necesario para el trabajo. Sin embargo, ahora que trabajo en una empresa donde llevamos a cabo proyectos, lo primero que miramos es el presupuesto que tenemos.
Eso sí, una vez con el presupuesto ajustado, el sistema de riego es muy interesante y supone un ahorro tanto de agua como económico.
Entonces, realizar el proyecto ¿te ha servido como aprendizaje en el ámbito profesional?
Claro. He aprendido mucho sobre llevar a cabo un proyecto completo, que es algo que en la carrera no se da en profundidad. Este era mi objetivo cuando elegí hacer un proyecto completo donde se englobase todo lo que había aprendido en mis estudios. Sabía que me iba a costar, pero lo he disfrutado. Y los profesores también me han ayudado y apoyado.
Y además, empecé a trabajar dos meses después de haber acabado el proyecto y me di cuenta de que algunas cosas que me pedían sabía hacerlas porque las había hecho para el proyecto. Haber hecho mi proyecto me ha servido para facilitarme el trabajo en la empresa en la que ahora desempeño mi labor profesional.
¿Qué tipo de trabajo realizas en la empresa donde trabajas ahora?
Llevo a cabo proyectos de riego tanto públicos como privados en instalaciones agrarias. Ya llevo más de un año y estoy contento porque es justo lo que yo quería.