Sin grandes aspavientos, solo haciendo lo que él sabe hacer muy bien, el sector agroalimentario está diciendo: “Aquí estamos, para lo que haga falta”. Y además, con todas las garantías, porque en el sector agrícola no solo se planta, se riega y se recolecta, sino que también se analiza y actúa sobre la salud de las plantas y los frutos para que su consumo sea seguro; se saca el máximo partido de una gota de agua; se transforman los productos agropecuarios o se organiza una gran intendencia logística capaz de dar la vuelta al mundo para su comercialización, entre otras muchas labores.
Y esto es gracias a muchos profesionales, como los ingenieros agrícolas y graduados en ingeniería agroalimentaria, que estamos acompañando al productor y a la industria agroalimentaria e incorporando al campo grandes dosis de innovación y profesionalización en áreas complejas para competir en un mundo global.
Es curioso que un sector tan modernizado y esencial sea percibido como todo lo contrario por el grueso de la sociedad, y además, sea tan injustamente tratado. Harto de esta situación, días antes de que el mundo frenase en seco, el campo estaba en pie de guerra. ¿Alguien se acuerda? Los agricultores clamaban por precios justos para su trabajo, un trabajo que es denostado por muchos, pero que está demostrando una vez más, por si hacía falta, que es esencial para la vida. Y ahora que estamos en un momento realmente complicado en el que conviene arrimar el hombro para salir de esta, el sector calla y trabaja, y muestra dos de sus grandes virtudes: la humildad y la solidaridad. Y así, con trabajo, muestra y demuestra, lo esencial que es y el respeto que merece. Y nosotros, Ingenieros Agrícolas que también somos parte activa, queremos ser altavoz de la situación.
Como en toda batalla, la retaguardia también es importante. Y en ese espacio están las universidades, donde se forman los profesionales que seguirán aportando valor a este gran sector. Y ahí también estamos los colegios profesionales, desde donde aportamos a nuestros colegiados las herramientas necesarias para que puedan desarrollar su trabajo con todas las garantías. A ellos les dotamos de formación continua, asesoramiento laboral o respaldo jurídico cuando hay algún caso de intrusismo, algún problema en el desarrollo de un proyecto o cuando se publica nueva normativa legal que afecta a su actividad profesional. También contribuimos en continuar incorporando profesionales a la cadena, como pasa en este momento en el que la demanda continúa a pesar de la crisis del Covid-19.
Porque ahora más que nunca, el trabajo de nuestros ingenieros contribuye a reforzar la confianza en el sector, a acelerar su digitalización, potenciar el producto de proximidad, ser más eficiente y sostenible, en definitiva, a mostrar la mejor versión de un sector que reivindica su protagonismo. Estamos hablando de un potente motor económico capaz de incorporar a jóvenes que desarrollen en él su proyecto profesional y, con todo ello, contribuir al desarrollo del mundo rural y al mantenimiento del estado del bienestar.
Hay un eslabón más en esa cadena que es esencial, y es el del consumidor final. Porque cada uno de nosotros, en nuestra esfera más privada, tenemos la capacidad de ayudar a que el sector agroalimentario tenga el apoyo que necesita y merece.
Por ello, me gustaría apelar también a la responsabilidad de los consumidores, especialmente ante los tiempos que vienen. Este golpe de realidad parece que nos ha hecho más solidarios, ¡pues saquémosle verdadero partido! Propongo un reto, relativamente cómodo y muy efectivo. Cada vez que vayamos a la compra, hagámonos una serie de preguntas: “¿Cuántos de los productos de mi cesta tienen origen local?, ¿es este un producto de temporada o ha viajado desde el otro rincón del mundo?, ¿tiene algún sello o etiqueta que explique si se ha producido de forma sostenible?, ¿tiene algún distintivo que explique quién lo ha producido?, ¿voy a utilizarlo todo o acabará en la basura?”.
Estos pequeños actos premeditados ayudarán a los productores y profesionales, que nos están alimentado estos días, y que lo continuarán haciendo después de esta crisis, a superar un momento difícil en los próximos meses.
No desaprovechemos la oportunidad.
Regina Monsalve
Presidenta del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas y Graduados de Valencia y Castellón