La metodología del aprendizaje-servicio (ApS) consiste en implicar al alumnado para realizar un servicio comunitario como un medio para adquirir los conocimientos de la asignatura.
Esta metodología, utilizada por la profesora de la Escuela, Françoise Olmo, ha sido reconocida por la CESPIME como Buenas Prácticas Docentes en la convocatoria A+D 2020 impulsada por el Vicerrectorado de Estudios, Calidad y Acreditación y el Vicerrectorado de Recursos Digitales y Documentación de la UPV.
En esta entrevista, Françoise Olmo nos cuenta cuáles son sus beneficios y por qué gusta tanto a los alumnos.
Françoise, ¿en qué consiste la metodología del aprendizaje-servicio?
La metodología del aprendizaje-servicio implica al alumnado en la realización de un servicio comunitario como un medio para adquirir los conocimientos de la asignatura. En nuestro caso concreto, consiste en elaborar productos sencillos y útiles relacionados con la formación de cada alumno para ayudar a los burkineses a vivir mejor su día a día.
La realización de los proyectos orquestados por los propios alumnos se efectúa en inmersión completa en lengua francesa mediante la colaboración de estudiantes Erasmus francófonos e intercambios vía Whatsapp con los voluntarios, becarios Meridies, en Burkina Faso.
¿Cuánto tiempo la llevas utilizando y cuántos alumnos han pasado ya por ella?
Inicié esta metodología en el curso 2013-14 pero los proyectos con Burkina Faso empezaron durante el curso académico 2014-15. Calculo que desde entonces, un centenar de estudiantes españoles y franceses habrá participado.
¿Cuál es la ventaja de esta metodología para los alumnos?
El ApS tiene muchas ventajas porque forma parte de las pedagogías inclusivas. Ayuda, por sus características, a superar los bloqueos de expresión de cualquier tipo, falta de conocimiento o timidez, estimula la motivación intrínseca y desarrolla las competencias transversales. Todo ello, prepara a los alumnos para su futuro laboral.
Asimismo, facilita la interacción, el trabajo en equipo, el aprendizaje en acción, la reflexión y forma a los alumnos en valores cívicos por el servicio o ayuda aportada. La fuerza del ApS radica en esta formación ciudadana. Cultiva en los alumnos los valores de respeto y apertura al prójimo, asistencia solidaria a los más desfavorecidos y la importancia de participar en tareas de interés general.

¿Por qué se ha elegido Burkina Faso para este proyecto?
La elección de este país es debida fundamentalmente a que es un país francófono, pero la idea de realizar proyectos ApS con Burkina Faso nació durante el curso académico 2014/2015 gracias a un convenio firmado por el profesor de la EAMN, Daniel Vidal, y la Asociación para la Promoción de la Mujer de Gaoua (APFG) en el que participé como traductora.
El objetivo de este convenio fue capacitar a mujeres en la construcción y manejo de deshidratadores solares. La deshidratación de los alimentos permite disfrutar de frutas y verduras de temporada durante todo el año y sobrevivir a las lluvias.
Los proyectos desarrollados en la clase de francés tienen como propósito ayudar a los burkineses a vivir mejor cada día y dar respuesta a sus necesidades reales. Su vida es una lucha diaria y la mortalidad infantil de los menores de cinco años, aunque en reducción constante, sigue siendo alta.
Burkina Faso se encuentra entre los países que producen menos riqueza per cápita. Por tanto, la situación expuesta enfrenta a los grupos de estudiantes con problemas reales.
¿Cómo han respondido los alumnos ante este reto?
Al principio, sorprendidos por la metodología que difiere mucho de una clase de lengua extranjera a la que suelen estar acostumbrados. Pero enseguida se han interesado y puesto a trabajar. Han intercambiado conocimientos, se han mostrado muy creativos y han sabido criticar las propuestas para adaptarlas mejor a las necesidades de los burkineses.
Este proyecto ha permitido a los alumnos conocer otras realidades y contribuir a luchar contra problemas como la pobreza o el hambre.
¿Has visto motivación entre los alumnos por desarrollar este tipo de proyectos relacionado con su profesión?
Sí, la motivación de los alumnos en este tipo de proyecto se percibe en varios aspectos por el desafío en el que se encuentran. La situación planteada es real, conocen a las personas para quienes van a realizar el producto, saben que tienen el tiempo contado para realizarlo y para conseguirlo debe utilizar conocimientos adquiridos en su formación, pero también deben investigar y adquirir otros. Además, el hecho de trabajar con estudiantes de otras nacionalidades les estimula. Se involucran desde el primer minuto.

¿Se fomenta el trabajo en equipo en este tipo de proyectos?
El trabajo en equipo es la base de este tipo de proyectos. Generalmente, los estudiantes trabajan en grupos de cuatro: dos nativos y dos aprendientes de la lengua francesa. La mezcla de nacionalidades presentes estimula el aprendizaje y lo dinamiza. Los proyectos se logran colaborando en equipo. Deben compartir, escuchar opiniones diferentes a las suyas, desarrollar su creatividad y dar solución a la situación expuesta.
También participan estudiantes erasmus francófonos. ¿Cuáles son los beneficios para estos alumnos?
Los beneficios para estos estudiantes Erasmus francófonos son los mismos que para los nuestros. Están encantados de poder conocer a alumnos españoles y trabajar con ellos. Están en el centro del aprendizaje, adquieren conocimientos, desarrollan competencias transversales, valores cívicos y dan servicio a una comunidad.
Trabajan en equipo, interaccionan, discuten las ideas y la confección de los productos, adquieren conocimientos tanto sobre la cultura española como sobre el modo de vida y la cultura de otro país francófono.
Y los alumnos becarios de Burkina Faso, ¿qué beneficios han obtenido al participar en este proyecto?
Han profundizado en el aprendizaje de la lengua francesa puesto que han presentado a la clase en este idioma el país, así como todos los trabajos que han realizado allí. Han trasladado los resultados de los proyectos realizados por el alumnado a los burkineses y vivido allí una experiencia inolvidable.
Se han formado como profesionales en contacto con la realidad, dirigiendo proyectos y llevándolos a cabo solucionando imprevistos y adaptándose en cada momento. Y, sobre todo, se han quedado con el afecto y el agradecimiento mostrado por los autóctonos y han vuelto preparados para su vida profesional, más comprensivos y solidarios si cabe.
¿Qué proyectos han presentado los alumnos? Cuéntame un poco de cada uno.
Los proyectos presentados son muy variados. Hay que tener en cuenta que en las asignaturas transversales los estudiantes pueden provenir de cualquier centro. Y cada año se deben adaptar los productos a los intereses del alumnado presente en el aula y a las necesidades manifestadas por los burkineses.
Los grupos de ingeniería agronómica trabajaron en torno al neem que es un árbol tropical con virtudes excepcionales. Se puede utilizar en alimentación, medicina y cosmética. Crece en todas partes de Burkina Faso y es fácilmente accesible para los habitantes. El neem, además, tiene muchas propiedades insecticidas, nematicidas, antifúngicas y fertilizantes del suelo.
Realizaron insecticida líquido para los cultivos y en polvo para ahuyentar las termitas que devastan las vigas de madera de las escuelas, pasta de dientes para combatir las caries, pero también papilla infantil a base de moringa y pasta de fruta con harina de niebé con el fin de ayudar a pasar el período de lluvia.
¿Son proyectos que ya podrían desarrollarse a nivel profesional?
Son proyectos que están pensados para atender unas necesidades precisas para mejorar la vida cotidiana de los burkineses, adultos y niños, sin coste alguno. No están pensados para ser producido por empresas. Sin embargo, mediante estos proyectos los estudiantes trabajan las 13 competencias transversales que la UPV demanda garantizar en los expedientes académicos de sus egresados.
El saber actuar con los compañeros para pensar en un producto para resolver alguna necesidad detectada atendiendo a las realidades de cada situación y dentro del plazo estipulado, sí que es aplicable y demandado a nivel profesional.
El reciclaje y la sostenibilidad son muy importantes en este proyecto, ¿cómo se han integrado en los proyectos de los alumnos?
En realidad, el reciclaje y la sostenibilidad son temas de interés hoy en día para las empresas y la sociedad. La idea de trabajar estos temas surgió de las conversaciones con los voluntarios Meridies que se encargaban de enviarnos fotos del paisaje con el fin de que apreciáramos su ecosistema y pudiéramos pensar en productos viables, útiles, fáciles de elaborar y con coste cero.
Los materiales seleccionados debían estar disponibles en el país para todos los habitantes. Los grupos de ingeniería industrial decidieron confeccionar productos a base de plástico para recuperar las bolsas de agua que abundan por la naturaleza.
En efecto, las bolsas de plásticos se utilizan para distribuir agua y terminan arrojadas en el paisaje. Realizaron, entre otros productos, instrumentos de música y juegos para las escuelas primarias, zapatos y bolsos trenzados para que las asociaciones de mujeres los pudieran confeccionar y vender.

Los alumnos que realizan esta metodología, ¿se interesan luego por viajar a estos países para ayudar mediante su profesión?
Sí, de hecho, una de los estudiantes que participó en la elaboración de la pasta de fruta a base de niebé, solicitó una beca al Centro de Cooperación al Desarrollo y se marchó al año siguiente a Burkina Faso. Pasó de realizar el proyecto en clase a vivir con los burkineses. Nos informaba sobre el país, la vida cotidiana, los trabajos que realizaba como la colocación de placas solares en hospitales para que pudieran operar en cualquier momento y en las escuelas para aprovechar más las horas del día.
Además de aprender francés, ¿crees que esta metodología ayuda a crecer personal y profesionalmente a los estudiantes y les prepara para ser más solidarios en este mundo?
Estoy convencida de ello. Los estudiantes reciben feedback de sus productos y agradecimientos. Se sienten útiles, están orgullosos de haber superado el reto de construir un producto en tan poco tiempo y contentos de haber ayudado a los burkineses. Además, forman lazos de amistad con personas de culturas diferentes y viven experiencias que les permiten entender y practicar la solidaridad.
Finalmente, ¿recomiendas esta metodología para otras asignaturas?
Por supuesto, no solamente para otras asignaturas de lenguas con otros países sino también con asignaturas de ingeniería, de proyectos. Sería interesante llevarla a cabo contando con una colaboración interdisciplinar.