Celsa Monrós es directora general de Cambio Climático de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica.

Egresada de la Escuela, eligió Ingeniería Agronómica en la especialidad de industria agroalimentaria porque buscaba una titulación práctica, que se pudiese trasladar a la vida real, al día a día. Celsa asegura que no se equivocó en su elección y ahora lo está demostrando trabajando en la lucha contra el cambio climático.

En esta entrevista nos habla de su trayectoria y de cómo abordar el cambio climático, una prioridad no solo para la Administración que representa sino para toda la sociedad.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional desde que terminaste los estudios?

He cambiado bastante, aunque nunca fue sobre industrias agroalimentarias. Primero estuve en un instituto tecnológico, centrado en logística y embalajes. En ese momento se publicaron unas oposiciones para la Generalitat Valenciana y aunque no aprobé, sí que me formé mucho en normativa y políticas y me di cuenta de la importancia y el impacto del marco normativo y el fomento desde las administraciones para el diseño económico y productivo de un sector o de una región.

Estuve trabajando en la Conselleria de Agricultura, primero, y luego en la oficina de la Comunitat Valenciana en Bruselas. Allí estuve varios años en otras instituciones como la Comisión Europea o el USDA, con maneras muy diferentes pero interesantes de abordar las políticas agrarias.

Después volví a Valencia a trabajar en atraer fondos europeos a la Comunitat Valenciana a través de proyectos europeos, y desde hará una década estoy más centrada en cómo luchar contra el cambio climático desde la innovación y la formación, tanto en mitigación como adaptación.

Siempre has estado ligada a la innovación y la sostenibilidad, ¿son estos algunos de los valores que defiendes como imprescindibles en la sociedad actual y de futuro?

La sostenibilidad es la clave para cualquier toma de decisión. No podemos crecer sin entender que el territorio y los recursos son finitos, y a ello ahora sumamos el desafío del cambio climático. El reto es tan bestia que sin innovación no vamos a poder abordar el cambio de modelo, y hablo de innovación tecnológica, social, organizativa o comportamental.

¿Cuáles son tus principales funciones como directora general de Cambio Climático?

Tenemos que conseguir un modelo neutro en emisiones para 2050, por lo que habrá que diseñar una hoja de ruta para conseguirlo, y prever los impactos en el territorio y la economía que tendrá el cambio climático, y establecer medidas para asegurar la mayor adaptación y resiliencia posible.

Establecer las reglas de un nuevo juego, hacer que los diferentes actores lo entiendan, promover el cambio y ayudar a aquellos sectores que más les va a costar o que van a tener que reinventarse por el camino.

Para ello estamos elaborando una ley de cambio climático y transición ecológica de la Comunitat Valenciana, que va acompañada por un Plan Valenciano Integral de Energía y Clima, y que necesitará establecer un registro de emisiones que nos sirva a la toma de decisiones y el seguimiento de las políticas.

Todo ello, acompañado por otros instrumentos como son la educación ambiental, ayudas para que los municipios implanten Planes de Acción contra el cambio climático, colaboración con otras entidades como la Cátedra de Cambio Climático que tengo con la UPV, etc.

¿Y tu principal reto? ¿Si solo pudieses llevar a cabo una acción, ¿cuál sería?

Aprobar una ley ambiciosa y asumida por la mayor parte de los sectores económicos y sociales de la Comunitat Valenciana. Marcar la hoja de ruta es esencial para eliminar inseguridad jurídica y desconfianza. Cuando la gente entiende las necesidades y las oportunidades de un cambio de modelo es más fácil que se produzca un consenso y que las decisiones que se vayan tomando sean en la dirección correcta.

Para ser elegida para este cargo, ¿qué crees que ha pesado más, tu formación o tu experiencia?

Entiendo que me eligieron por mis últimos trabajos dentro de la iniciativa europea Climate-KIC donde durante la última década me he dedicado a crear y reforzar un tejido de entidades valencianas conectadas con el resto de Europa en la lucha contra el cambio climático a través de la innovación, formación y emprendimiento.

Pero también tengo claro que he llegado hasta ahí gracias a toda la formación previa acumulada.

A veces, la actitud es más importante que la aptitud. O esto es lo que se escucha mucho decir a los emprendedores. ¿Ha sido este tu caso?

Creo que la aptitud es esencial. Sin aptitud la actitud te puede llevar a cometer graves errores. No basta con la buena voluntad. A mí me gusta escuchar a todo el mundo, apoyar iniciativas interesantes, colaborar con otros actores… pero para poder hacerlo necesitas de conocimiento y experiencia previa. La actitud es, desde luego, la otra pata: al final, trabajamos con personas que nos van a apoyar y con las que vamos a colaborar, el trato es fundamental, y también la manera con la que nos enfrentamos al trabajo y los retos que se nos plantean.

¿Qué crees que puedes aportar a la calidad de vida de la sociedad valenciana desde tu cargo?

Hacerles entender que gran parte de esa calidad de vida va a depender del modelo socioeconómico que creemos entre todos. El mundo va a cambiar mucho en las próximas décadas y saberlo y adaptarse a los cambios va a ser fundamental.

Y un cambio no tiene por qué tener connotaciones negativas: la movilidad será más sostenible, la calidad del aire también mejorará gracias a ello, apostamos por producción agraria más sostenible y saludable, menos residuos, la energía vendrá de fuentes renovables… y la sociedad debe ser parte de ese cambio, apropiárselo como algo de lo que sentirse orgulloso porque ha sido parte de ello.

Cuéntanos brevemente algunas de acciones que estés llevando a cabo en cada línea de trabajo de la dirección general. Por ejemplo, ¿cuál es la prioridad para paliar el cambio climático?

Estoy principalmente volcada en que la ley de cambio climático salga adelante, y comunicarla y escuchar a todos los sectores para alcanzar el máximo consenso. Y en desarrollar en paralelo los instrumentos que servirán para ponerla en marcha.

También he encontrado en la educación ambiental un aliado fundamental para este cambio de modelo, por lo que exploramos diferentes formatos, mensajes y público para crear una sociedad responsable, crítica y proactiva.

¿Cuál es el impacto del cambio climático en nuestras vidas cotidianas?

Bufff… ¿por dónde empiezo?

Si no hacemos nada o no hacemos lo suficiente: eventos climáticos extremos cada vez más fuertes y frecuentes (tormentas, inundaciones, heladas, altas y bajas temperaturas,…), a largo plazo incremento de grandes incendios, disminución de recursos hídricos, erosión y desertización, aumento del nivel del mar y erosión de la costa.

Y debido a ello: aumento de plagas y enfermedades, disminución de productividad agraria, competencia por recursos hídricos, problemas de planificación urbanística y crisis de sectores como el turístico…

Cumplir con los compromisos de reducción de emisiones también plantea retos y cambios principalmente en la producción energética y conflictos por el uso del territorio, pero luego también cambios en la movilidad, en industrias de uso intensivo de energía (cerámica, cementeras…).

¿Podemos la ciudadanía sumarnos a las iniciativas políticas para poner nuestro granito de arena?

La ciudadanía está teniendo y puede tener un papel fundamental. Y no hablo solo de grupos como Fridays for Future, Extintion Rebellion u otras asociaciones que presionan a los gobiernos para que los cambios se aceleren.

Hay otros ejemplos como son las cooperativas energéticas o comunidades energéticas locales incluyendo el autoconsumo, participar en huertos urbanos, apostar por la producción y compra de productos ecológicos y de proximidad.

En cuanto a la movilidad, priorizar en ir andando o bicicleta, transporte público o compartido, vehículo eléctrico, disminuir desplazamientos en avión…

El Consell aprobó la Declaración de Emergencia Climática en septiembre de 2019. Y de ahí surgió la Estrategia Valenciana de Cambio Climático. ¿Qué acciones se han llevado a cabo desde entonces y qué queda por hacer?

No es exactamente así. La Estrategia Valenciana de Cambio Climático ya se estaba elaborando desde 2017, como tercera estrategia de cambio climático en la Comunitat Valenciana.

Lo que hace la Declaración de Emergencia Climática es reforzar el papel que tiene esta estrategia asumida por todo el Consell e instar a desarrollar toda una serie de acciones adicionales por es la elaboración de la ley, la apuesta por la educación formal y no formal en cambio climático, aplicar la perspectiva climática a todas las políticas o la creación de la Agencia de Cambio climático, que se creará por la ley de cambio climático.

Creo que en tema de mitigación están dándose pasos muy importantes, con la fotovoltaica, la eficiencia energética e incluso en vehículo eléctrico, y es importante a nivel de corresponsabilidad.

Pero lo realmente preocupante y que tenemos que trabajar es la adaptación: entender los escenarios a los que nos enfrentamos y hacer frente a ello. Tenemos una línea de costa altamente urbanizada, nuestros cultivos dependen mucho de recursos hídricos y tenemos que estar preparados para nuevas plagas y cambios fenológicos importantes. El riesgo de grandes incendios es cada vez mayor, aunque ahí se está haciendo una labor muy importante en prevención. Queda mucho por hacer y las inversiones y cambios deben ser enormes y en un periodo de tiempo muy corto.

¿Qué acciones se están llevando a cabo para el desarrollo de la Agenda 2030 en la Comunidad Valenciana?

La Agenda 2030 es una iniciativa de la ONU de  2015, donde los Gobiernos se unieron para alcanzar 17 nuevos objetivos para el desarrollo sostenible (los ODS) y 169 metas que buscan erradicar la pobreza, combatir las desigualdades y promover la prosperidad, al tiempo que protegen el medio ambiente de aquí a 2030. El ODS 13 es el de la lucha contra el cambio climático, pero todos están muy relacionados.

La Agenda 2030 se trabaja de manera transversal desde muchos departamentos de la Generalitat Valenciana, pero hay que impulsarlo, coordinarlo y recordarlo. El Centro de Educación Ambiental de la Comunitat Valenciana está adscrito a mi dirección general y desde su ámbito de sensibilización y concienciación realiza una labor muy importante dentro de la Generalitat.

Pero otros departamentos como la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática ha desarrollado muchas actividades en este sentido con la colaboración de ONG, o IVACE con las empresas, ya que acaba de firmar un convenio con la Red Española del Pacto Mundial en este sentido.

¿Cuál es el papel del ingeniero agrónomo en la lucha contra el cambio climático?

El ingeniero agrónomo tiene un papel clave en estos momentos. Hasta ahora el clima era algo más o menos constante y salvo eventos extremos sabíamos como actuar. Ahora debemos anticiparnos a un clima cada vez más cambiante, con más riesgos y vulnerabilidades, y es papel del ingeniero agrónomo el crear un sector lo más resiliente posible, conociendo los escenarios a los que nos enfrentamos y formándose en las tecnologías e innovación que hay a nuestro alcance o que se están desarrollando para implementarlas de la manera más adecuada posible.

Eso en cuanto al campo, pero también toda la descarbonización de la industria o el generar todo un nuevo nicho de mercado en lo que se conoce como servicios ecosistémicos que aún está por explorar y que tendrán mucho que decir en el futuro próximo.

¿Aconsejas a los estudiantes formarse y curtirse en diferentes materias transversales sea cual sea el Grado estudiado, como la sostenibilidad, la eficiencia energética, la economía circular…?

Es fundamental. La especialización ofrece alcanzar nichos de mercado que aún están por desarrollar, pero tener una visión transversal y entender que se está moviendo en otros ámbitos da oportunidades de adoptar soluciones de otros sectores al nuestro o al revés. Y sobre todo, cualquier actuación debe contar con una serie de premisas que incluyen la perspectiva climática y la economía circular como ejes fundamentales.

Para terminar, un consejo en general a la sociedad y uno específico para los estudiantes de la Escuela. ¿Crees que podemos ver la luz al final del túnel?

Informarnos, formarnos, actuar en consecuencia y comunicar nuestras acciones implicándonos en la transición ecológica.

Para los estudiantes: hablad con todo el mundo; participad en movimientos, asociaciones, entidades que os interesen desde un principio; no tengáis miedo a probar cosas diferentes…y aportad vuestro conocimiento, ganas, entusiasmo a proyectos que os motiven. Seguro que aprendéis más de lo que dais.