Gema Muñoz es estudiante del “Máster Universitario en Ingeniería de Montes” de l’Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Agronòmica i del Medi Natural (EAMN) y ha disfrutado de la beca de formación de la Cátedra de Cambio Climático para desarrollar la investigación “Selvicultura y aprovechamiento de biomasa forestal con criterios de gestión sostenible y multifuncional en un contexto de cambio climático”, dirigida por el profesor de la UPV e investigador del IIAMA, Carlos Dopazo.
¿Cuáles han sido los objetivos principales de la investigación desarrollada?
Los objetivos principales de la investigación han sido el análisis de los productos que se pueden obtener de la biomasa forestal para el uso térmico e incluso la generación de electricidad; calcular cuál es la huella de carbono del pélet -procedente de un aprovechamiento forestal hasta su llegada al consumidor final- para comprobar las actividades que más toneladas de CO2 emiten; y por último, proponer mejoras en el sector, en cuanto a actividades o maquinaria, que ayudarían a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para ello, hemos buscado qué estudios se han desarrollado en bosques mediterráneos y de este modo, comprobar las actividades de gestión forestal que se llevan a cabo y determinar cuáles se serían susceptibles de mejora. Además, hemos abordado la creación de una empresa “tipo”que fabricara pélets de madera de pino de montes gestionados de manera sostenible y que se ubicaría en el mismo ámbito local.
En este sentido, ¿qué trabajo se ha desarrollado?
En primer lugar, hemos evaluado diferentes vías de aprovechamientos forestales para la obtención de astillas, en monte como en planta. Asimismo, hemos analizado los costes e impactos de los transportes de materia prima y producto elaborado, tanto en viajes de ida (cargados) como para un escenario más desfavorable en el que se hace el recorrido de ida (cargado) y vuelve en vacío.
Además, se ha estudiado todos los productos procedentes de la biomasa forestal residual, así como la normativa que han de cumplir, y en algunos casos, como en el del pélet y astilla, se han analizado los diferentes métodos de certificación y sus restricciones.
Para desarrollar este trabajo, hemos realizado una incesante búsqueda de información y comparación de datos con diferentes estudios.
¿Cuáles han sido las principales resultados y conclusiones alcanzadas?
La contribución de los aprovechamientos de biomasapermite mejorar las condiciones ambientales del monte para enfrentarse a “hipotéticos” incendios forestales. También ayuda a obtener una menor emisión, tanto en la combustión como en toda la cadena de valor, al consumir productos elaborados a partir de biomasa forestal, la cual sustituiría a los combustibles fósiles.
Por otro lado, en la cadena de valor del pélet, la actividad que más emisiones produce es el consumo de electricidad de la planta transformadora. Este consumo se puede reducir ya sea por medio de biomasa, introduciendo en la planta una caldera que produzca energía térmica para usar en el proceso de producción de pélets, e incluso podría generar energía eléctrica para autoabastecimiento de la planta.
¿Cómo contribuye la investigación desarrollada a la mitigación y adaptación al cambio climático?
En este estudio se ponen de manifiesto las posibilidades de mejora en relación con el potencial de la biomasa forestal para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, es necesario resaltar que se trata de un sector en auge, donde cada vez hay más grandes empresas dedicadas al aprovechamiento de biomasa. Por tanto, si se adaptan las plantas transformadoras utilizando energía eléctrica baja en emisiones, se ayudará enormemente en la lucha con la mitigación del cambio climático.
Personalmente, ¿qué has aprendido con la realización de la beca de prácticas?
El sector forestal requiere gran inversión en investigaciones que aborden el consumo de la diferente maquinaria que se necesita para hacer cualquier aprovechamiento forestal. De hecho, existen diversas aplicaciones para planificar estos aprovechamientos, pero pocas tienen en cuenta el consumo o las emisiones, ya que se basan principalmente en el rendimiento de estos vehículos.
Por último, ¿qué medidas se deberían articular para ayudar a mitigar el cambio climático en tu ámbito de estudio?
Dar a conocer el interés de la biomasa desde diferentes puntos de vista (potencial para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, para la reducción de incendios forestales) con diferentes sistemas y casos de aplicación a nivel rural, urbano e industrial.
Invertir en mejorar el conocimiento y la aplicación de los sistemas de aprovechamiento, de transformación y de empleo para un uso eficiente y sostenible
Por último, se debe promover la adquisición de productos forestales, cuya gestión es sostenible, para paulatinamente eliminar el uso de combustibles fósiles. Todo esto redundaría en una mejor planificación y eficiencia, lo cual permite una reducción de los consumos y de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Marta Maravilla Siguero pertenece al equipo Cruixents, que ha obtenido el segundo premio en el certamen Ecotrophelia España 2020, con su innovador producto Tuliva.
Cruixents está formado por las estudiantes del’Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Agronòmica i del Medi Natural (EAMN),María Cabrera, Lucía Cano, Marta Maravilla Siguero y María Rovira, y la alumna de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño (ETSID), Laura Junco.
Tuliva, el innovador producto por el que han merecido el galardón, es una tulipa hecha a base de harina de semilla de aceituna, creada como envase comestible para presentar platos preparados de forma diferente, y apta para celíacos, intolerantes a la lactosa y vegetarianos.
Las integrantes del equipo Cruixents pertenecen al grupo Fornejant Ciència del programa Generación Espontánea de la Universitat Politècnica de València. A través de este grupo, los equipos trabajan en proyectos de innovación alimentaria que luego presentan en Ecotrophelia, con mucho éxito.
Hemos hablado con Marta Maravilla Siguero, en representación de Cruixents.
Marta, tú fuiste, junto con María Cabrera, la representante de vuestro equipo en Ecotrophelia España. Además del éxito obtenido por vuestro producto, ¿qué aprendiste en el certamen?
Por mi parte, yo aprendí que el éxito no consiste solo en ganar un concurso.
El éxito por parte de la organización fue conseguir que grupos de estudiantes decidieran crear productos nuevos para solucionar problemas que acontecen a la sociedad.
El éxito por mi parte fue comprobar que los conocimientos que estaba adquiriendo en clase, realmente eran aplicables en la vida real. También lo fue ver que era capaz de trabajar con un equipo de personas que conocía o no, porque eran compañeras de clase, de carrera o únicamente de universidad; y encima darme cuenta de que trabajábamos tan bien.
El éxito del equipo fue sacar adelante un producto sin receta previa, sin ningún tipo de pauta acerca de la harina de semilla de aceituna como materia prima, y en la situación sanitaria que estaba viviendo el planeta.
¿Cuál es la importancia de pertenecer a un grupo como Fornejant Ciència? ¿Qué te aporta que no puedas aprender en el aula?
Fornejat Ciència aporta aquellas cosas que seguro que vas a necesitar en tu vida laboral y que no se pueden estudiar.
En un aula aprendes mucho porque te aporta todos los conocimientos teóricos que necesitas para poder empezar a trabajar en cualquier proyecto. Sin embargo, no aprendes a asumir que tus ideas no sean factibles, a tener que generar algo de la “nada” como ha sido Tuliva, o a trabajar con un equipo. Siempre pensamos que si tuviéramos libertad a la hora de estudiar y de aprender lo que quisiéramos cuando nos hiciera falta sería todo más fácil. Pero de repente, os encontráis 5 compañeras, con una idea que materializar y sin nadie que te dé un listado de temario y te diga: al finalizar este examen tendrás Tuliva en tus manos. Pertenecer a Fornejant Ciència ha hecho que podamos conseguirlo.
Este tipo de proyectos, ¿te da una visión más cercana y real del trabajo que vas a tener que llevar a cabo cuando acabes tus estudios?
Yo creo que sí. Es lo que te acabo de comentar, el día de mañana la empresa en la que trabajes no va a consistir en un aula donde expongas los conocimientos adquiridos durante tu carrera, a no ser que te dediques a la enseñanza. Lo más probable es que en tu empleo haya una gran cantidad de problemas que solucionar, opciones que barajar para decidir cuál es la mejor y, sobre todo, decisiones que tomar. Y la responsabilidad de elaborar por tu propio pie -con ayuda de profesores y mentores, por supuesto- un producto, ayuda mucho.
¿Cuál crees que es la importancia de aprender a trabajar en equipo?
Aprender a trabajar en equipo es realmente importante porque a lo largo de tu vida siempre lo vas a poner en práctica. En el trabajo, algo que queda en un futuro ya no tan lejano, compartirás tarea con otras personas, habrá que repartir responsabilidades y escucharnos los unos a los otros; así que mejor aprender a hacerlo cuanto antes.
Los equipos de Fornejant Ciència que van a Ecotrophelia suelen salir exitosos. ¿Cuál es la clave del éxito? ¿Cómo os guían en este grupo?
Yo creo que la clave del éxito es la ilusión y motivación que se respira en el ambiente de Fornejant Ciència, tanto al enfocarnos en Ecotrophelia como en las demás actividades que programan. Nos ayudan con cada duda que nos surge, y nos exponen siempre las mejores opciones antes de decidir cada punto que formará el producto. De igual modo, nos dejan tomar nuestras propias decisiones, lógicamente, pero me refiero a que nos tratan como adultos con un criterio propio y completamente válido.
¿Y los profesores que os acompañan? Entiendo que ellos os darán también muchas claves de cara a la innovación y al emprendimiento.
Los profesores son clave a la hora de ayudarnos con las ideas que, realmente, es lo más difícil. Nos conducen e igual te pueden decir que tu idea es genial, como que nos quitemos eso de la cabeza y nos enfoquemos en otra cosa; todo, por supuesto, desde la motivación a que sigamos pensando y dándole vueltas a la cabeza.
Ahora se están formando nuevos grupos en Fornejant Ciència, ¿qué dirías a los nuevos estudiantes que se están embarcando en la misma aventura que vosotras?
Que se preparen, que un día estás en la Casa del Alumno trabajando en el Design Thinking y pensando “ni de broma voy a llegar yo a Ecotrophelia”; y cuando te quieres dar cuenta, estás preparando los envases de tu producto, casi subiéndote al tren dirección Barcelona.
Aunque también les diría que no se preocuparan si no les seleccionan el proyecto porque aunque no puedan ir al concurso, han desarrollado una idea para luchar con un problema que ellos consideran que está presente en la sociedad actual, y eso ya de por sí es muy guay. Luego, ¿quién sabe lo que puede pasar con esa idea?
Además de estudiar y del trabajo realizado, ¿es importante divertirte y apasionarte con lo que haces para tener éxito?
Para mí es clave divertirte y que el proyecto te motive porque algo hecho a desgana siempre sale peor, incluso hay veces que no sale porque te puede llegar a aburrir.
Hoy en día parece que todo está inventado, sin embargo, en certámenes como Ecotrophelia se sigue premiando la innovación alimentaria. ¿Qué es lo más importante a la hora de innovar en alimentación?
Es cierto que parece que todo está inventado hoy en día; sin embargo, conforme la sociedad va evolucionando va cambiando de necesidades. Hace 70 años era impensable que hubiera, por ejemplo, sopas ya preparadas que únicamente necesitaran agua caliente para poder tomarlas; en cambio ahora no hay nada más rápido y sencillo que coger un bote de fideos instantáneos cuando sales volando de casa porque llegas tarde.
Creo que para poder innovar en alimentación no es 100 % necesario sacar un ingrediente nuevo, lo es más solucionar un problema o adaptar lo que ya teníamos a la situación actual.
¿Cuál es la importancia de la Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la sociedad actual y de futuro?
Por suerte, la necesidad de alimentarse va a ser una de las pocas cosas que vamos a seguir teniendo (o eso espero), por muchos cambios que se produzcan. La labor de un tecnólogo de alimentos es asegurarse de que nos alimentamos de forma sana, equilibrada y segura; y también la de adaptar la materia prima de siempre, junto con los nuevos ingredientes que se van desarrollando, a los futuros requerimientos de la sociedad. Al final, todo es evolucionar.
¿Crees que es una titulación con una gran responsabilidad?
Creo que sí porque el producto que obtenemos va a ser ingerido por un ser humano, con lo cual no nos podemos permitir cometer cualquier fallo que pueda poner en peligro su salud.
¿Cuál es tu sueño de futuro? ¿Qué te gustaría aportar a la sociedad desde tu profesión?
Mi sueño de futuro ha cambiado bastante desde que era pequeña y decía que quería ser científica; pero lo que ahora espero conseguir con esta carrera es poder saber que estoy ayudando a las personas de alguna manera, ya sea controlando que los alimentos que lleguen a su mesa estén en buen estado; u ofreciéndoles algún producto que, a la larga, mejore su salud o su calidad de vida.
Ana de Beniparrell. Así es como se conoce a Ana Puertes, estudiante del Grado en Biotecnología de nuestra Escuela y deportista de élite, en el mundo de la pilota valenciana.
Porque Ana es pilotari en la modalidad de raspall y cuenta con innumerables premios en el ámbito autonómico y europeo. De hecho, fue la primera mujer en ganar dos campeonatos individuales y ahora, por primera vez, va a competir en el ámbito internacional.
Ana compagina los estudios de 4º en Biotecnología con su carrera como pilotari. En esta entrevista nos habla de sus dos pasiones y de cómo compagina en su día a día la dedicación que ambas disciplinas requieren.
Ana, parece que te van los retos. Tanto el Grado en Biotecnología como el deporte que practicas, requieren disciplina y mucha dedicación. ¿Cómo compaginas los estudios con la Pilota?
Afortunadamente, mis horarios de entrenamiento me permiten compaginar los estudios con el deporte. Entreno los lunes, martes y jueves hacia las 9 de la noche y los miércoles sobre las 6 de la tarde, así que tengo el resto del día para dedicárselo a la carrera, y no me suele interferir mucho.
Mi rutina diaria es hacer trabajo de la universidad todo el día, junto con prácticas y exámenes, y después entrenar un par de horas, así que tengo poco tiempo para descansar y para mí. Sin embargo, el entrenamiento es algo que necesito en mi día a día, así que para mí no es una obligación y ni me supone un esfuerzo ir a entrenar a esas horas de la noche, ya que es algo que disfruto y me llena como lo que más.
¿Qué requiere más esfuerzo, la biotecnología o el deporte?
Obviamente, cualquier deporte requiere horas y horas de entrenamiento y preparación para poder mostrar la mejor parte de ti y poder mejorar en lo que te gusta. En mi caso, la pilota también lo necesita y son muchas horas la invertidas en ella y mucho trabajo para llegar hasta donde he llegado. Sin embargo, me requiere mucho más esfuerzo la biotecnología, son muchísimas más horas de dedicación, muchísimo más estrés y es muchísima la carga académica que hay que sacar adelante.
Y de momento, ¿qué te ha dado más alegrías?
Siendo sincera, de momento la pilota es la que me ha dado más alegrías, sobre todo por lo que me ha hecho sentir todos estos años de trayectoria y por las sensaciones y momentos que he vivido. Respecto de la universidad, creo que la recompensa o los resultados de todo el esfuerzo que se hace no se muestra en un corto plazo, sino que se manifiesta con los años, así que, de momento, me siento orgullosa de todo el trabajo que he ido realizando a lo largo de estos 4 años, pero que dará su verdadero fruto en un futuro.
Ana, ¿por qué pilota valenciana? ¿Cómo empezaste a practicar este deporte?
Yo siempre he sido una persona muy activa, a la que le encanta todo tipo de deporte y sobre todo practicarlo. Desde pequeña siempre me había atraído lo que más el futbol, supongo porque es el que más peso tenía en los medios de comunicación.
Sin embargo, donde vivo, Beniparrell, desde el siglo pasado, en la misma calle donde vivo, está construida una calle artificial diseñada para practicar la pilota valenciana y, desde entonces, son muchos los equipos masculinos del pueblo los que han ganado grandes campeonatos en la modalidad de la galotxa. En uno de esos equipos jugaba mi tío, por lo que era habitual acudir a ver sus partidas, incluso en otros pueblos. Así pues, con él es con quién empezó todo. Desde pequeña he tenido este deporte en casa y esa cercanía me empujó a empezar a entrenar con mi tío en los ratos libres, y con el club cuando tenía una edad ya razonable para hacerlo, sobre los 8-9 años.
Tu hermana Noelia también es pilotari. ¿Os apoyáis mutuamente? ¿Qué supone compartir esta afición con ella?
Ella es uno de los motivos por los que sigo teniendo la misma ilusión por entrenar y jugar que el primer día. La verdad es que no concibo jugar a pilota sin ella. Desde un principio, hemos formado equipo en prácticamente todos los campeonatos que hemos disputado, y todos los momentos, tanto buenos como malos, han sido compartidos con ella, así que ha sido un apoyo desde siempre. El hecho de ser hermanas nos da una ventaja a la hora de disputar las partidas, ya que nos conocemos muy bien y tenemos la suficiente confianza como para hablar las cosas durante las mismas, lo que es esencial para que un equipo funcione.
Las victorias son el doble de gratificantes si se consiguen con ella. Es un pilar fundamental en mi trayectoria como deportista, y estoy segura de que lo será durante muchos años más.
Cuando empezaste a practicar la pilota valenciana no había campeonatos para chicas. Eres una pionera en este deporte. Cuéntanos cómo fueron tus inicios.
Cuando yo empecé a entrenar a pilota, lo hacía con chicos de mi edad ya que, por esa época, ya empezaban a entrenar también algunas chicas del pueblo pero tenían bastante más edad que yo. Con los años, me incorporé también a sus entrenamientos, y compaginaba la modalidad de galotxa, en la que participaba en el campeonato de chicos, ya que de chicas aún no había (afortunadamente actualmente ya lo hay), y la modalidad de raspall, en la que competía contra mujeres. En esos inicios, había solamente unas 20 mujeres federadas que participaban en los campeonatos autonómicos, y a día de hoy hay más de 400, lo que muestra un aumento significativo en apenas 15 años.
Sin embargo, ha habido situaciones, sobre todo al principio, con las que he tenido que lidiar debido a que, en esos años, era ‘raro’ que una mujer jugara a pilota o que fuera a ver una partida por el simple hecho de gustarle, y no por ser familiar de algún jugador. Por suerte, esos momentos incómodos se han reducido al mínimo y la mujer ya está más que incorporada a todo este mundo.
Y ahora, ¿es un deporte en el que se considera bien a las mujeres?
La pilota siempre se ha considerado un deporte de hombres. En sus inicios, era inconcebible que una mujer pudiera practicarlo, por la mentalidad que se tenía en esa época y también porque es un deporte bastante agresivo con las manos, y por tanto, no se pensaba que una mujer pudiera soportarlo. Afortunadamente, en estos últimos años se ha demostrado que las mujeres estamos más que preparadas para practicar este deporte y que además podemos estar a un gran nivel. Han sido necesarios muchos años para mostrar a la afición que las mujeres somos una parte más de la pilota y muchos coinciden en que era necesaria su incorporación. Actualmente, se disfruta muchísimo en partidas femeninas y se nos reconoce como lo que somos, pilotaris.
¿Crees que en general las mujeres están reconocidas en el ámbito del deporte?
Obviamente no. Las mujeres solo somos noticia cuando se ha conseguido un triunfo muy grande, pero todo ese trayecto hasta conseguirlo pasa desapercibido, refiriéndome a los partidos regulares, ligas, etc. Y si no se consigue ese triunfo, parece que no se exista. Las mujeres hemos de demostrar mucho más que los hombres para poder ser reconocidas de la misma manera que ellos. Es evidente que continúa habiendo discriminación de las deportistas en muchos ámbitos, como por ejemplo el económico, y los medios de comunicación destinan escasos minutos al deporte femenino, lo que hace más difícil su reconocimiento. Hacen falta muchos años y un cambio de mentalidad por gran parte de la sociedad para que las mujeres sean reconocidas como se merecen en el mundo del deporte.
¿Recomiendas a otras chicas practicar este deporte?
Sin ninguna duda. Es un deporte fácil de practicar en sus inicios, sobre todo al raspall, y la gran mayoría de gente se ha enganchado enseguida. Es un deporte que es muy nuestro y que te aporta unos valores diferentes a otros. Es por eso que, al menos, veo necesario que se conozca y se tenga unas nociones básicas de él.
Tras muchos años de esfuerzo y muchos éxitos, vas a dar el salto internacional. ¿Qué supone esto para tu carrera de deportista?
Durante todos estos años, no me paraba a pensar en el salto internacional, simplemente me limitaba a disfrutar el día a día y a disputar los campeonatos autonómicos. Sin embargo, en el 2013 fui seleccionada para participar en el europeo de OneWall, que es una modalidad internacional que se juega en todo el mundo, y viajé a Bélgica, donde quedamos subcampeonas de Europa. Fue una experiencia única porque nunca había vivido algo parecido. En 2015 y 2017 volví a competir en el europeo, en sub17 y sub19 respectivamente, y en esta ocasión quedamos campeonas de Europa.
A partir de ese momento, la única opción que tenía para continuar compitiendo a nivel internacional era dar el salto a la categoría absoluta, cosa que veía muy improbable. Inesperadamente, este año recibí una llamada del que fue mi seleccionador durante los 3 europeos y me comentó que me quería en su equipo para competir este verano en el mundial. Me hizo muchísima ilusión que se confiara en mí para una competición de ese nivel y esas dimensiones. Por desgracia, se canceló debido a la pandemia y se está a la espera de una fecha para su realización. De momento, con muchas ganas de participar y de poder dar el máximo de mí.
La situación actual por el coronavirus ¿ha supuesto algún problema en tu carrera como deportista? ¿Cómo te estás adaptando?
Durante el confinamiento se hizo duro no poder ir a entrenar, ya que es algo que, como ya he dicho antes, necesito en mi día a día. En ese período, mi condición física disminuyó notablemente debido a que en casa era difícil mantener una rutina para ese deporte y, además, la carga académica en esos meses de final de curso era alta, por lo que no tenía mucho tiempo para dedicarle al deporte. Además, se paralizaron las competiciones que teníamos en marcha y había mucha incertidumbre sobre qué pasaría con ellas.
La vuelta a los entrenamientos fue muy difícil ya que había perdido el ritmo que había conseguido durante la pretemporada. Después de muchas horas de entrenamiento y de sufrimiento, he conseguido volver al nivel al que estaba antes del confinamiento, pero fue una época bastante dura y complicada. Supongo que para todas las deportistas fue difícil.
Por suerte, las competiciones se han vuelto a iniciar, obviamente con restricciones de público y con modificaciones en los calendarios, pero ahora mismo estamos pudiendo competir y entrenar sin interrupciones.
¿Cuál es tu mayor sueño como pilotari?
A día de hoy es estar en el club de Beniparrell durante muchos años más, disfrutar de mi gente y sobre todo, aportar todo lo que pueda a la pilota femenina, para que su futuro sea mejor que el presente.
Si hablamos a nivel de títulos, me encantaría conseguir el fris grec grande, que es un premio que se les da a los campeones individuales que han conseguido 3 títulos de ese campeonato consecutivos o 5 alternativos. Es un reto muy difícil, pero que me haría mucha ilusión conseguir. Es el mayor premio que cualquier pilotari puede tener, y que de momento, solo tienen algunos hombres.
Sin embargo, ya estoy más que orgullosa de haber conseguido el primer fris grec que se le otorgó a una mujer por ser campiona individual, en 2018. Me quedan 3 campeonatos para conseguir el grande, así que a largo plazo sí, puede ser uno de mis objetivos.
Y en cuanto a la biotecnología, ¿por qué la elegiste?
Desde siempre he tenido claro que quería estudiar una carrera de ciencias. No fue hasta el último año de bachillerato cuando me decanté por la biotecnología. Siempre me ha interesado la biología, la química, es decir, todo aquello relacionado con el mundo científico, pero tenía claro que no quería estudiar ni medicina ni enfermería, sabía que ese enfoque no era el que me gustaba. Sin embargo, la biotecnología es una carrera que se podía adaptar a mis gustos y que me podía aportar conocimientos para el futuro que yo quería tener.
Ya estás terminando los estudios, ¿qué planes tienes?
El mundo de la ciencia es algo imprevisible. Está en constante cambio y los planes se pueden desviar en poco tiempo. Así pues, de momento los planes que tengo es acabar la carrera, hacer un TFG en las condiciones que la pandemia me deje, y para el año que viene me gustaría hacer un máster, aunque aún no tengo claro cuál haré. El tema del doctorado también es una opción, aunque también depende de las oportunidades que me quieran dar y de otros factores. No quiero hacer de momento planes a largo plazo, porque es algo que no se puede medir ni saber si puede ser posible.
¿Cuál es la importancia de la biotecnología para la sociedad actual y del futuro?
La biotecnología abarca muchos sectores y permite unir los conocimientos de diferentes áreas para poder abordar un problema o investigación de una manera precisa y óptima. Es por eso, que es imprescindible para el avance en muchos aspectos de la sociedad, sobre todo en la científica, que puede mostrar una visión y perspectivas diferentes. Actualmente, se está viendo necesario una mayor inversión en investigación y un mayor desarrollo de la misma, y para ello se requiere la biotecnología, entre otras cosas.
¿Cuál sería tu mayor sueño en el ámbito profesional? ¿Qué te gustaría aportar a la sociedad desde tu profesión?
En el ámbito profesional me gustaría poder dirigir algún departamento de mi área, sobre todo de genómica, que es el tema que más me atrae y el que más me puede gustar. Sin embargo, soy una persona que me adapto a cualquier cosa, y por lo tanto, verdaderamente, mi mayor sueño es aportar, desde cualquier sector, conocimiento y estudios científicos sobre aspectos que aún se desconocen en el mundo científico y poder llegar a mejorar y ampliar las bases científicas actuales.