Hoy,  15 de octubre, se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Como homenaje a la contribución de las mujeres rurales al desarrollo, hemos hablado con Maite Cháfer, directora general de Política Agraria Común (PAC) de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat, ingeniera agrónoma y profesora de la EAMN.

Según la ONU, “las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático”.

Sin embargo, la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo desproporcionada en aspectos como acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

-Maite, parece que estos datos quedan lejanos porque pertenecen al tercer mundo, pero en la Comunidad Valenciana y en nuestro país, ¿existen también este tipo de desigualdades entre los hombres y las mujeres rurales?

Sí, también existen desigualdades en la Comunidad Valenciana. Según datos de la encuesta de población activa del sector agrario de la Comunidad Valenciana, un 88,5% son hombres y un 11,5% son mujeres. Esto refleja más desigualdades que las que aporta el dato objetivo, ya que no es cierto que el sector agrario de la Comunitat tenga un porcentaje tan bajo de mujeres, sino que no es visible en estos datos su aportación porque no cuantifica su contribución al sector agrario, y tampoco el papel clave y estratégico que tiene la mujer en el mundo agrario y especialmente en el mundo rural.

La desigualdad de la mujer rural es doble, por ser mujer y por estar en un entorno rural.

-¿Cuál es el mayor escollo que nos queda por salvar para dar a la mujer rural el verdadero valor que tiene y el puesto que merece?

El mayor escollo de la mujer en el ámbito rural considero que está asociado en general a las menores opciones de trabajo y servicios básicos respecto al ámbito urbano, que en lo particular se agrava en su caso por los roles asignados culturalmente entre hombres y mujeres en este entorno. Esto frena el que la mujer encuentre un espacio más igualitario al que existe en entornos urbanos, donde además los servicios básicos están garantizados.

Necesitamos reinventar el papel de la mujer en el mundo rural, romper con esquemas preestablecidos, generar oportunidades.

-¿Sigue siendo el mundo rural, un mundo de hombres o la mujer ya se está abriendo paso y se empieza a considerar valiosa su aportación?

La mujer se está abriendo paso en el mundo rural con paso firme y seguro, aunque con desigual intensidad según el eslabón de la cadena. Todavía cuesta encontrar ejemplos de titulares de explotaciones sean agrarias, ganaderas o pesqueras. Por otra parte, se observa un retorno de capacidades y talento femeninos muy esperanzador. Ha habido un gran crecimiento de personal técnico de alta cualificación que son mujeres y se están incorporando a puestos tradicionalmente ocupados por hombres. Sin embargo, en el ámbito agrario la mayoría de los cargos de responsabilidad están asociados a los hombres. Se estima que solo un 4% de estos cargos están ocupados por mujeres.

-¿Qué valor diferencial ofrecen las mujeres en el ámbito rural? ¿Quizá mayor empatía, colaboración, una mirada más abierta, con más ganas de cambio?

Sí. Pienso que es una combinación de todo eso que apuntas. Más ganas de cambio y más energía porque no hemos tenido la oportunidad de participar de manera más activa. Y en general, opino que trabajamos por naturaleza, casi de forma innata, con mucha vocación y pasión por el colectivo, por la comunidad a la que pertenecemos, con menos individualismo que en el caso de los hombres.

-Desde la Conselleria de las que formas parte, ¿qué medidas se están tomando para impulsar el papel de la mujer rural?

Se trabaja a diferentes niveles tanto transversal como específicamente. En ámbitos normativos y regulatorios, aplicando una discriminación positiva en lo que se regula, ayuda o subvenciona y que pueda contribuir a reducir la brecha de género. Un ejemplo es el Plan de Desarrollo Rural de la Comunidad Valenciana donde el papel de la mujer, y también de los jóvenes, en el mundo rural y agrario es una prioridad que se mima e incentiva de forma transversal. Además, existe el compromiso político de crear un servicio propio y específico que aborde desde la mirada de la mujer agro su situación y cómo acompañarla para avanzar en igualdad y oportunidades.

-¿Podrías destacar algún proyecto o caso de éxito?

Hay muchos y es complicado ponerles nombre… me quedaría con la foto fija de los numerosos encuentros con mujeres rurales a los que he podido asistir en la Comunitat, y que visibilizan y ponen en valor a mujeres pioneras y referentes en diferentes ámbitos desde el campo, la ganadería, la pesca o la industria agroalimentaria. Existen numerosos ejemplos de proyectos y casos de éxito con nombre de mujer en todos los ámbitos de la cadena y cada día son más también en el mundo rural.

-Y como ingeniera agrónoma, ¿qué papel juegan las mujeres ingenieras en el camino hacia un mundo rural más sostenible e igualitario?

Un papel ilusionante y apasionante porque creo que nuestra mirada particular pueda aportar mucho y en positivo. Hay mucho trabajo por hacer en el mundo agrario y rural, y esto requiere de grandes profesionales de la agronomía, hombres y mujeres, colaborando y cooperando por un bien común y colectivo: un futuro viable y sostenible para el sector y nuestro territorio.

-¿Y en el cambio climático, tan importante ahora?

Y especialmente en lo que a cambio climático se refiere, las personas profesionales de la agronomía tenemos la obligación de aportar todas nuestras capacidades y talento el proceso de transición hacia modelos que contribuyan a frenar y mitigar esta grave problemática, así como la adaptación de los modelos alimentarios y su mejora hacia la sostenibilidad y resiliencia. No habrá un futuro para el planeta si no lo hacemos.

-Como profesora, ¿qué se puede hacer desde las aulas para acabar con la desigualdad?

Mucho. La educación en su sentido más amplio es la clave para avanzar en igualdad. Con la educación contribuimos a la formación y a la generación de conciencia, aportamos conocimiento y herramientas para los cambios.

-Maite, ocupas un alto cargo en el sector, en el que puedes tomar decisiones. El hecho de ser mujer, ¿ha supuesto en alguna ocasión un obstáculo en tu carrera?

Si bien es cierto que el sector agrario todavía está muy masculinizado, sobre todo en los ámbitos decisorios y de poder, y que habitualmente asisto a reuniones en las que soy casi que la única mujer, en general yo no lo he percibido como un obstáculo. Es una singularidad que existe y con la que hay que aprender a convivir mientras se avanza hacia una mayor igualdad. Supongo que es un tema de actitud, de carácter y de la historia que cada cual vive. En mi caso, yo procedo de una familia dedicada a la agricultura, en la que somos mayoría de mujeres. Y mis padres nos han apoyado y alentado siempre para superar dificultades como las asociadas al género o a vivir en un entorno muy rural y peculiar. Soy de un pueblo muy pequeño (de menos de 100 habitantes) de la Vall d’Albaida, Carrícola, en el que he vivido desde que nací. Al final tu historia también condiciona e influye, y lo que he vivido es la defensa de la igualdad de oportunidades tanto por ser mujeres como por serlo en el mundo rural.

-Como mujer, ¿crees que es importante y puede contribuir a un verdadero cambio el hecho de que las mujeres ocupen puestos directivos y de toma de decisiones?

Sí. Es importante dar ese paso e intentar hacerlo sin , pero no hacerlo solas. Será fundamental contar con referentes de mujer y con los hombres como aliados, sin su colaboración y complicidad, este camino hacia la igualdad no será posible. 

-Acabemos la entrevista con un sueño: ¿Cómo se imagina Maite el mundo rural si las mujeres ocupan el lugar que les corresponde?

Me lo imagino con mucha ilusión y esperanza por todo lo que hay de oportunidad de avanzar, con ganas, con mucha energía y optimismo. Ganando como mujeres rurales en visibilidad y reconocimiento hacia lo que podemos aportar porque el mundo rural nos necesita y sin mujeres no habrá un futuro posible para el mundo rural. Y también me lo imagino algún día, espero que no muy lejano, sin la necesidad de aplicar la discriminación positiva por razón de género porque ya no hay motivo, porque hemos eliminado la brecha.

Fotografía: Castellón Plaza