Una de las primeras conclusiones acerca de esta crisis excepcional del Covid-19 es que el sector primario es y seguirá siendo fundamental. Hemos sido capaces de producir y abastecer de forma suficiente y ordenada evitando de este modo una mayor crisis social aparte de la sanitaria.

 

Nuestra labor no ha sido ni mucho menos fácil en estos meses. Para el correcto desarrollo de nuestra actividad y el posterior abastecimiento de los mercados, hemos sufrido muchas veces la ambigüedad de las medidas o el rechazo en otras. Hay muchos productores afectados por la crisis sanitaria que lo están pasando mal.

La agricultura y la ganadería no escapan de ese modelo impuesto por las políticas globalizadoras y por las estrategias de grandes empresas que han apostado por la deslocalización y por las importaciones masivas de productos agrarios, ocasionando el abandono de tierras y de cabaña ganadera en nuestros territorios. Resulta más que evidente que esto debe  ser un punto de inflexión para que los acuerdos internacionales que la UE firma con terceros países cambien y dejen de mostrar una laxitud imprudente que solo genera problemas de consolidación del modelo agrícola de explotaciones profesionales que garantizan la soberanía alimentaria.

Desde LA UNIÓ reclamamos ahora más que nunca modelos agroalimentarios que pongan en valor que los productos tengan la mayor proximidad posible y exigir a las Administraciones que antes de firmar cualquier acuerdo realicen estudios sobre los efectos, que comprueben si las producciones son o no deficitarias en el ámbito comunitario y en qué momento en relación al consumo para así alcanzar acuerdos ordenados y no levantar las voces y barreras del proteccionismo extremo que no es positivo para una agroalimentación como la nuestra con vocación exportadora también. El consumidor debe concienciarse a la hora de la compra que cuanto más cerca sea lo que adquiere más ayuda a la riqueza de nuestros productores, de nuestros pueblos, al mantenimiento del territorio en el que vive e incluso a la contribución para mitigar el cambio climático.

Todos los agricultores y ganaderos hemos dado una lección de trabajo y colaboración con la sociedad que nos ha reforzado como colectivo y que espero que sirva para que nuestros gobernantes entiendan que deben escuchar a las personas profesionales para labrar un futuro mejor.

Los que formamos parte de la sociedad valenciana debemos trabajar unidos en propuestas con un enfoque que dé respuestas colectivas en algunos de los principios básicos de un estado del bienestar como son la alimentación, la sanidad, la educación, la sostenibilidad. La sociedad del futuro debe adaptarse a los cambios que nos impondrá la pandemia y trabajar para responder con rapidez para mitigar lo antes posible la amenaza de lo desconocido y gran parte de ello dependerá de la capacidad de disponer de material propio.

Nuestra sociedad debe contar con aquellos que suministramos alimentos de calidad, dan sostenibilidad, cuidan el territorio y el medio ambiente y favorecen al mantenimiento de la población en zonas rurales. Si conseguimos crear modelos propios donde los productores puedan vivir dignamente de su trabajo, evitaremos el brutal coste público que ahora va a suponer la pandemia del COVID-19 y que vamos a pagar entre todos como sociedad.

Carles Peris.

Secretario general de LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders