Mes: abril 2020 (Página 1 de 2)

«Vamos a volver con más ganas y más fuertes que nunca»

Cuatro alumnos de la Escuela, Jesús Deusa, Valentina Rubio, Pablo Duart y Paula Navarro, participaron en el Reto Emprendedor del Premio Fundación Princesa de Girona Investigación Científica 2020.

Este evento, en el que participaron más de 300 jóvenes, tuvo lugar en febrero de 2020 en la Universitat Politècnica de valència con la asistencia de la Reina Letizia. El grupo de nuestra Escuela obtuvo el segundo premio con una propuesta para dar valor a los residuos de la industria alimentaria.

Estos días, están aprovechando el confinamiento para valorar lo que tienen, adaptarse a los cambios y salir fortalecidos de esta crisis.

Ellos mismos nos lo cuentan en esta entrevista.

-¿Cómo fue la experiencia de participar en este reto emprendedor con más de 300 jóvenes compitiendo?

JESÚS: Al terminar el día comentamos que ni los más optimistas hubieran imaginado una jornada como la que vivimos. Bajo mi punto de vista, un factor diferencial fue el hecho de estudiar carreras diferentes. Pablo y Paula estudian Ciencia y Tecnología de los Alimentos (CTA) y Valentina y yo cursamos el Máster en Ingeniería Agronómica y, hasta el mismo día del evento, no nos conocíamos. En un primer momento, no conocer a las personas con las que íbamos a participar en el reto parecía un hándicap pero resultó ser un factor positivo. Nos permitió dejar de lado ideas preconcebidas, evitando asignar roles, para, desde un primer momento, hacernos partícipes a todos de las decisiones. El simple hecho de recibir la enhorabuena de Pedro Duque o Avelino Corma convierte en ínfimo el esfuerzo en comparación a la satisfacción y a los aprendizajes del día.

PABLO: La verdad es que fue mucho más interesante de lo que yo pensaba hasta ese mismo día. Aprendí mucho a trabajar en equipo y a ser más creativo, dos factores muy importantes en cualquier proyecto de emprendimiento, ya sea en el ámbito alimentario o en cualquier otro.

VALEN: Considero que la experiencia fue bastante enriquecedora y completa. Pudimos experimentar ese potencial que llevamos dentro y que tanto nos cuesta sacar de forma fácil y dinámica.

-¿Cuál fue vuestra propuesta con la que os alzasteis con ese segundo puesto?

JESÚS: En primer lugar, pensamos un problema que, a su vez, fuera una oportunidad, como es la producción de residuos de la industria de alimentos y la posibilidad de darles valor. Nuestro objetivo era encontrar recursos donde otros ven residuos. De esta forma, llegamos a la idea final, que consistía en entender el CO2 de la fermentación de las bebidas alcohólicas como un recurso para carbonatar bebidas y los residuos de la uva, como tinte natural para la industria textil. Nuestra propuesta era la creación de una estructura logística para hacer llegar este recurso de nulo valor para el que lo genera pero muy apreciado para el que lo consume.

 

-¿Habéis participado en alguna iniciativa similar?

PAULA: No, ya que dada la actual pandemia que estamos viviendo se han suspendido todos los proyectos que la UPV tenía organizados… Cuando todo esto pase volveremos a apuntarnos a todo lo que se pueda.

PABLO: Personalmente, yo no había participado en ninguna; pero después de esta estoy mucho más dispuesto a hacerlo en más.

VALEN: Sí, el mes pasado tuve la oportunidad de participar en el concurso de GLOBAL CHALENGE realizado por la Universidad Politécnica de Madrid y ONGAWA.

JESÚS: Siempre me ha llamado la atención este formato pero nunca había participado. Es un buen punto de partida para coger con ganas futuros eventos.

-¿Qué cambios habéis tenido que hacer diariamente para adaptaros al confinamiento?

PAULA: Para mí es un poco difícil ya que yo nunca he sido de estudiar en casa. Me gusta mucho más el ambiente de la biblioteca y aquí me distraigo con facilidad. Al estar todos confinados en casa, el único espacio donde puedo trabajar es mi habitación porque mi familia no para de moverse por toda la casa.

 

 

 

 

 

 

VALEN: Pues he tenido que adaptar mis métodos y lugares de trabajo para ajustarme a las necesidades que implican tanto el teletrabajo como la docencia online. Al principio no es fácil, pero luego te acostumbras.

PABLO: Aparte de todo lo relacionado con la actividad física, que ahora he de realizar encerrado en casa, he tenido que establecer unos horarios para el estudio, porque con esta situación se hace más difícil llevar una rutina.

JESÚS: A nivel estudiantil realmente pocos. Las clases han seguido realizándose con relativa normalidad y la carga lectiva se ha mantenido e incluso aumentado. En otros ámbitos, sobre todo el deportivo, he pasado de practicar deportes de equipo a recuperar la bicicleta estática. Creo que el cambio más importante es mental y supone ser conscientes de esta nueva realidad y aceptarla, para poder vivirla de la mejor manera que las circunstancias permitan.

-¿Qué ventajas e inconvenientes tiene participar en actividades online?

PAULA: La principal ventaja para mi es la comodidad, ya que puedes estar sentado donde quieras y puedes seguir la clase en todo momento. Por otra parte, los inconvenientes que más estoy sufriendo personalmente es la falta de anticipación de los cambios. Muchos profesores por falta de información, cambian exámenes o actividades con poco tiempo de aviso. También la falta de tiempo para hacer los exámenes, ya que yo entiendo que el tiempo debe ser ajustado para que la gente no copie, pero en ocasiones no te da tiempo ni a pensar dos veces la pregunta.

JESÚS:  En el ámbito universitario, los principales inconvenientes son consecuencia de la brusquedad con la que se ha modificado la docencia, por eso, es fundamental entender la importancia de una buena retroalimentación para estar mejor preparados en el futuro. De esta forma, será más sencillo programar un método de evaluación alternativo que asegure la adquisición de las competencias y evite la devaluación del título ante posibles suspicacias hacia la evaluación online. Así, evitaremos que la carga lectiva aumente debido a la diversificación de cada evaluación no compatible con la docencia online  y el calendario salpicado de pruebas que provoca.

En cuanto a los aspectos positivos, la posibilidad de volver a escuchar las clases, la multitud de oportunidades a las que tienes acceso gracias a su carácter online y el ahorro de tiempo de desplazamiento.

-¿Cómo estáis viviendo esta experiencia en general?

PAULA: Algunos conocidos se han visto afectados por el COVID-19 y en ocasiones los malos pensamientos predominan pero hay que intentar pensar que cada día es un día menos. En mi casa intentamos seguir los horarios y hacer un poco de ejercicio todos los días porque si no, se hace muy duro, pero algunos días el volumen de trabajo de la universidad es demasiado elevado y se me pasa el día volando sentada en el escritorio, ya que ahora las horas no cunden igual.

PABLO: Yo, personalmente, creo que lo estoy llevando bastante bien porque no me importa demasiado pasar mucho tiempo en casa; sin embargo, es difícil dejar de relacionarse con esas personas a las que sueles ver casi a diario.

VALEN: Al principio fue bastante duro, pero con el tiempo me he acostumbrado a trabajar en casa.

-¿Cuál es el mayor aprendizaje que os lleváis de esta situación?

PABLO: Creo que lo más importante que he aprendido relacionado con el ámbito educativo es que debemos aprovechar mucho más el tiempo que pasamos con nuestros compañeros, aprovechar este tiempo si se tienen buenos compañeros, como es mi caso, puede ser decisivo para nuestro desarrollo como estudiantes y como profesionales en un futuro.

VALEN: Estoy aprendiendo a organizar mejor mi trabajo y a mejorar la convivencia con mis compañeros de piso.

 

JESÚS: Sin duda, gestión emocional y temporal, adaptabilidad, resiliencia, proactividad, polivalencia, capacidad empática y muchas otras de las que no somos ni conscientes y provocarán una nueva sociedad mejorada tras el confinamiento.

 

 

 

 

 

-¿Qué mensaje queréis transmitir a los estudiantes en estos momentos que estamos viviendo?

PAULA: Que nosotros no somos los más afectados en estos momentos, que nuestros problemas son bastante banales y que al fin y al cabo la salud siempre va a ser lo más importante. No importa acabar la carrera un año antes o un año después, no va a marcar la diferencia. Lo importante es que los tuyos y tú estéis bien. Creo que el pasar toda esta etapa en nuestra fase lectiva nos va a hacer más competentes en el ámbito de adaptación a grandes cambios, al fin y al cabo, hemos cambiado nuestro modelo de clases en un tiempo récord y eso hay que valorarlo.

PABLO: Primero, que no se desesperen porque todo esto pasará pronto, y en segundo lugar, que traten de mantener al máximo su rutina de trabajo, porque una vez se pierde cuesta mucho de recuperar.

VALEN: Creo que superar esta situación va a ser clave para nuestro desarrollo como estudiantes y futuros profesionales, mejorando nuestra capacidad de cambio y adaptación.

JESÚS: Pienso que es fundamental transmitir a estudiantes y sociedad la seguridad de que todo va a salir bien y que saldremos de esta muy fortalecidos como sociedad. Quizás esta situación nos permita entender las prioridades de la vida, valorar lo que antes no valorábamos y saber dar la importancia que se merecen otras cosas no prioritarias. Si entendemos la vida como una sucesión de aprendizajes será difícil que, al menos, personalmente nos derroten las circunstancias.

-¿En qué va a cambiar el entorno educativo después de esta crisis?

PAULA: Después de esta crisis las universidades tendrán que pensar una opción B de enseñamiento por si nos volvemos a ver en una situación similar en un futuro, que no nos coja desprevenidos. También creo que es una gran oportunidad para ver que los materiales que había antes no eran suficientes para la gente que no puede asistir a las clases presenciales por temas personales o de trabajo.

PABLO: Yo espero que después de esto la enseñanza sea menos tradicional, más alejada de la típica clase magistral que se hace interminable. Creo que se aprende mucho más dando un poco más de libertad al alumno y dejando que desarrolle aquello que más le interese de cada tema.

VALEN: Creo que la comunicación profesor-alumno mejorará y valoraremos mejor las clases y prácticas presenciales.

JESÚS: Depende de muchos factores, más allá de la evidente necesidad de planes alternativos consistentes ante circunstancias sobrevenidas, creo que, en general, el sistema educativo requiere una modificación estructural para evitar  que disminuya el nivel de nuestros estudiantes año tras año como soporta, por ejemplo, el informe PISA. Alabamos el buen hacer de los científicos, sabemos que deben resolver la crisis sanitaria actual pero dejamos que el nivel en ciencias disminuya año tras año en nuestros estudiantes. Debemos entender el gasto en educación como una inversión social prioritaria para asegurar el nivel intelectual de cada una de las piezas que componen nuestra sociedad.

-¿Podemos lanzar un mensaje positivo a los estudiantes para que sepan que esto no tiene que pararnos?

PAULA: El único mensaje positivo que se me ocurre ahora mismo es que todo pasará y que cuando menos lo esperemos todo volverá a ser “normal”. Espero que cuando todo esto acabe, empecemos a valorar mucho más todo lo que tenemos y lo afortunados que somos, apreciar las pequeñas cosas y los pequeños momentos. Vamos a volver con más ganas y más fuertes que nunca y eso nos va a marcar en nuestra carrera profesional en el futuro, sobrevivir a una pandemia es un punto a favor para nuestro CV.

JESÚS: Los momentos difíciles se convertirán en pasado, el presente dependerá de la generación que salga de esta crisis y el futuro, de las decisiones del presente. Por tanto, intentad ser la mejor versión de vosotros mismos porque, algún día, el futuro será nuestro presente y solo dependerá de nosotros.

 

Made in Spain

 

La crisis mundial generada por la pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto que el sector agrícola es fundamental para el funcionamiento del país y que el trabajo de los agricultores debería valorarse y protegerse bajo cualquier circunstancia.

Como es lógico, en el momento en el que los países anunciaron restricciones importantes de movilidad, la alimentación y los servicios sanitarios se volvieron esenciales para los gobiernos. Pero me gustaría destacar que en la última década el peso del sector servicios en el PIB de España ha aumentado más de cinco puntos, mientras que el de la industria ha bajado más de seis puntos y el de la agricultura tan solo ha subido medio punto.

Todos hemos agradecido, en estos difíciles momentos que atraviesa nuestro país, que continuamos teniendo un sector primario fuerte a pesar de estar menospreciado. ¿Cómo si no nos íbamos a alimentar si se prolongara el confinamiento?

Nuestros agricultores se están dejando la piel en el campo a pesar de las duras dificultades económicas que atraviesan desde hace años.

Por ello, considero que es el momento de realizar un llamamiento para apreciar debidamente el producto nacional y llevar a cabo un consumo más cercano y responsable. Un llamamiento que, en mi opinión, debe hacerse extensivo a Europa, para que tal y como demandan los agricultores, la PAC proteja sector agrícola europeo frente a la entrada masiva de productos extracomunitarios.

Carlos Ledó

CEO de Idai Nature

Egresado de la Escuela

Presidente de Bioval y miembro del Consejo Asesor de la Comisión del Área de Ingeniería Agronómica de la Escuela. 

María Beobide: “Gracias a la motivación del grupo Fornejant Ciència hemos sacado nuestros proyectos adelante”

Fornejant Ciència es un grupo perteneciente a Generación Espontánea de la UPV, formado por 35 alumnos de la Escuela que desarrollan una labor de investigación en la creación de alimentos saludables e innovadores.

Este grupo organiza un gran número de actividades. Aunque en un principio, parecía que la situación de confinamiento les iba a parar, María Beobide, coordinadora de Fornejant Ciència, nos explica que con ganas e ilusión, #EstoNoTieneQueParar.

María nos cuenta, en representación de todo el grupo, cómo se han adaptado a esta nueva circunstancia que incluso, en algún aspecto,  les ha resultado beneficiosa.

-¿Cuás es la actividad que lleváis a cabo en Fornejant?

De forma habitual, llevamos a cabo un gran número de actividades a través del grupo de Fornejant como talleres de innovación sistémica, ponencias, visitas a empresas, eventos, talleres de comunicación, participación en concursos (Ecotrophelia, por excelencia) y catas.

No obstante, debido a esta situación, hemos tenido que cancelar algunos eventos como la visita a una empresa;  posponer otros, ya que la final de Ecotrophelia (donde participan dos grupos de la escuela) ha sido aplazada a septiembre o adaptar otros como las ponencias que teníamos organizadas de forma presencial.

 -¿Cómo os habéis adaptado a esta nueva situación? ¿Qué cambios habéis hecho en vuestra actividad diaria?

Las dos primeras semanas no sabíamos muy bien cómo afrontar esta nueva situación puesto que la incertidumbre que había era enorme. A partir de la tercera semana, cuando nos dimos cuenta de que esta situación iba a ser algo mucho más prolongado en el tiempo, decidimos que había que seguir activos y no dejar caer el grupo hasta el curso venidero. Para ello, decidimos hacer uso de nuestro mejor aliado en esta situación: la tecnología. El equipo de coordinación se reunió y viendo todas las plataformas que teníamos disponibles propuso un nuevo plan de acción para el grupo. Así se decidió que nuestra actividad pública siguiera activa por redes sociales (Instagram y Twitter en su mayoría) y Teams.

De forma interna, Fornejant está organizado por equipos de trabajo, por lo que en vez de llevar a cabo reuniones presenciales, se hacen a través de Teams.

-Estáis organizando charlas online muy interesantes, ¿cómo está respondiendo el público?

La verdad que las charlas están teniendo mucho éxito tanto por el número de personas que las siguen como por el interés que muestran los ponentes cuando se les propone participar en ellas.

-¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el sistema online en la organización de vuestras actividades?

 Como principal ventaja de utilizar el sistema online debemos destacar el alcance que se está consiguiendo, ya que normalmente es muy difícil cuadrar horarios para que todo el mundo pueda participar el mismo día a la misma hora, además de que hay personas externas al mundo universitario que no pueden acceder a las actividades, puesto que son incompatibles con los horarios de trabajo. Con el sistema online todo el mundo puede conectarse independientemente de si está relacionado con el entorno universitario o no y además, ahora,  al estar en casa, es más fácil coincidir en horarios y días.

Como desventaja es importante comentar que aunque la mayoría de las personas tienen acceso a internet, no siempre es bueno por lo que algunas actividades cuesta sacarlas adelante.  También es importante comentar que con el sistema online suele haber algún malentendido, ya que los mensajes a veces no son del todo claros o no se presta la misma atención en una reunión online que en una presencial.

-¿Seguiréis utilizando este sistema después del confinamiento?

Intentaremos volver al funcionamiento habitual aunque no descartamos seguir llevando a cabo las charlas, puesto que están teniendo un gran éxito.

Además, hemos aprendido a mejorar el uso de herramientas de vídeo llamada, por lo que de cara al futuro, quizá, podamos implantarlas para las reuniones internas (de forma moderada), de manera que no sea tan difícil coincidir en espacio y tiempo.

-¿Cuál es el aprendizaje más importante que os lleváis de esta situación?

De esta situación nos llevamos el aprendizaje de que si tienes ganas e ilusión, por muchas piedras que se pongan en el camino, siempre hay una forma de aprovecharlas o sortearlas.

No creíamos que fuera posible seguir activos y, sin embargo, gracias a las ganas de todo el equipo de Fornejant (35 personas) y su motivación hemos podido sacar varios proyectos adelante que, además, están funcionando muy bien.

 -¿Mandamos un mensaje optimista a los estudiantes de la Escuela para que sepan que esto no tiene por qué pararnos?

Mandamos un mensaje optimista para todos aquellos estudiantes de la escuela porque aunque cada uno tiene una situación muy personal,  normalmente, de las situaciones más difíciles y  extremas suelen salir los mayores y mejores aprendizajes y/u oportunidades.

Además, como  hemos explicado anteriormente, esta situación ha hecho todo lo contrario a pararnos, por lo que con un poco de voluntad y motivación siempre se puede seguir adelante en la gran mayoría de los casos.

Enrique Peiró: «Me he sentido apoyado tanto por mis tutores como por los miembros del tribunal»

Enrique Peiró, estudiante de la Escuela,  ha presentado online su TFM (Trabajo Fin de Máster) del Máster en Ingeniería Agronómica, debido a la situación de confinamiento en que nos encontramos.  Enrique se ha sentido apoyado en todo momento y recomienda no parar ante esta situación y seguir con los estudios para crecer en el sector agroalimentario.

 

 

Hemos hablado con él y nos ha contado su experiencia.

  • Enrique, ¿en qué ha consistido tu TFM?

Primero, muchas gracias por contactar conmigo y hacer llegar mi feedback. Yendo a tu pregunta, mi Trabajo Final de Máster ha consistido en un proyecto agronómico, concretamente, una transformación en regadío de una explotación de granados. El proyecto ha partido con la idea de documentar parte del trabajo que he realizado como trabajador en una empresa productora de granadas. He intentado que sea lo más completo posible, abarcando bastantes partes como cultivo, riego, cabezal de riego, construcción de nave, instalación eléctrica, generación fotovoltaica de autoconsumo y he finalizado con un estudio de viabilidad económica. ¡Parece largo y costoso, pero con la ayuda de mis tutores (Alberto San Bautista y Juan Manzano) ha sido todo más fácil!

  • Has tenido que presentarlo online debido a la situación de confinamiento. ¿Cuál ha sido tu experiencia?

Realmente, muy buena. En todo momento me he sentido apoyado tanto por mis tutores como por los miembros del tribunal. Desde toda la programación de la defensa en el paquete informático hasta la propia presentación han estado bien coordinadas, sin ningún contratiempo y siempre respaldado mediante correo electrónico.

En mi caso concreto, me ha sido bastante sencillo, ya que estoy acostumbrado a trabajar así con mis compañeros (o mejor dicho, amigos) de la carrera. Muchas veces “quedábamos” en los trabajos grupales por plataformas similares en los momentos donde desplazarnos nos llevaría un valioso tiempo.

  • ¿Qué ventajas e inconvenientes crees que tiene este sistema?

Las dos ventajas principales creo que son: puedes llegar a ahorrar mucho tiempo y otra que puedes estar donde quieras (aunque ahora difícil…). Este evento nos ha demostrado que es necesario digitalizar muchas de las cosas que hacíamos presenciales y apalancarnos en los paquetes informáticos. Obviamente, sin eliminar completamente la parte presencial (tutorías, seminarios, prácticas, etc).

Los inconvenientes principales que encuentro quizá sean a la hora de mejorar “expresión corporal”, que no se puede ver reflejada correctamente y poder disponer de un equipo y conexión a internet aceptables.

  • ¿La defensa de tu TFM ha sido la misma que si hubieras podido hacerlo presencial?

Obviamente, no son iguales, en mi caso, al menos. Los nervios de estar de forma presencial exponiendo un trabajo que has hecho durante meses no es igual física que digitalmente. Aunque en la práctica, las exigencias son las mismas (basados en rúbrica), por lo que, no afecta en la nota final los dos tipos de defensas.

  • ¿Cuáles son ahora tus planes de futuro?

Formarme como profesional y crecer dentro del sector agroalimentario. El proyecto lo he realizado en parte como trabajador a tiempo completo dedicando las horas fuera del trabajo, así como realizando diferentes cursos extras para mi formación, por lo que, intentaré continuar en ese camino. Además, el lado bueno de nuestra carrera es que nos da los conocimientos y competencias para poder ejercer la profesión en un sector no cíclico… El campo y la alimentación nunca paran.

 

  • Manda un mensaje de ánimo para todas las personas que se encuentren en tu misma situación.

Primero, por la situación en la que estamos, que estén tranquilos. También, que se protejan al máximo (evitar exponerse -salir de casa solo en casos imprescindibles- y disminuir la carga viral lo máximo posible) y, por último, seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud. Respondiendo a tu pregunta, que… ¡Sin duda, lo presenten! No va a haber problemas, es todo el proceso intuitivo y siempre van a tener ayuda si la necesitan, es innecesario aplazarlo a otro curso.

 

Andrea Coll: «Me siento afortunada de pertenecer a una generación que se ha sabido adaptar rápido a los cambios»

Andrea Coll, estudiante de la Escuela, ha presentado online su TFG  (Trabajo Fin de Grado) del Grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, debido a la situación de confinamiento en que nos encontramos. Aunque en un principio, se sintió abrumada por el cambio, ahora se alegra y se siente afortunada de pertenecer a una generación que se ha sabido adaptar a los cambios de manera rápida.  Hemos hablado con ella y nos ha contado su experiencia.

-Andrea, ¿en qué ha consistido tu TFG?
Mi TFG ha consistido en un Plan de Internacionalización para una empresa distribuidora de lotes alimentarios. Esta idea surgió tras un periodo de prácticas extracurriculares, al observar la problemática que conlleva la estacionalidad laboral. Por ello, con esta propuesta de Plan de Internacionalización, se pretende paliar dicha situación.

-Has tenido que presentar tu TFG online debido a la situación de confinamiento. ¿Cuál ha sido tu experiencia?
Así ha sido. La defensa de mi TFG se realizó mediante la plataforma Microsoft Teams, que facilita la UPV.
Debo admitir que en un primer momento, el hecho de no poderte reunir personalmente con el tutor y tener que solucionar las dudas únicamente por vídeo llamada y correo, me asustó. Quieras o no, la elaboración del TFG se ralentiza.
Sin embargo, quiero destacar cómo la actitud del tutor lo puede cambiar todo. En mi caso, mi tutor, Gabriel García, se armó de paciencia y empatía y me ayudó en todo momento, fuera el día de la semana que fuera y contestando mis correos a los pocos minutos. Así, en momentos de ofuscación e impotencia, al no poder solucionar las dudas tan fácilmente como en una reunión en la situación posterior al COVID-19, la empatía y ayuda del tutor es fundamental. Yo he tenido mucha suerte en esto, y creo que es indispensable para que en esta situación tan delicada el alumno pueda elaborar un buen TFG y no se desmoralice.
Por lo que se refiere a la defensa, días antes, mi tutor y yo practicamos cómo utilizar Teams, cómo subir la presentación, que funcionara el micro, etc. Por lo que el día de la defensa, personalmente, yo estaba bastante tranquila. Estaba en el comedor de mi casa y simplemente tenía que dar un último empujón para recitar la presentación que había preparado durante esa semana. No obstante, debo destacar que mi TFG, al no tener aspectos prácticos como otros TFG
y no tener que acudir al laboratorio, ha sido enormemente más fácil continuarlo desde casa.

-¿Qué ventajas e inconvenientes crees que tiene este sistema?
Pues, igual que he dicho que la elaboración del TFG se puede ver perjudicada por falta de contacto con el tutor para la resolución de dudas, también digo que la defensa telemática, a mí, por lo menos, me benefició.

-¿La defensa de tu TFG ha sido la misma que si hubieras podido hacerlo presencial? ¿Cuáles son ahora tus planes de futuro?
Sinceramente, no sé muy bien cómo hubiera sido la defensa presencial de mi TFG. Tal vez más dinámica, debido a la utilización de efectos en la presentación, que me hubieran permitido utilizar lenguaje no verbal durante la defensa en el estrado.
Ahora mismo, mis planes de futuro consisten en seguir formándome académicamente. Espero comenzar un máster en octubre y, poco a poco, ir encontrando mi camino profesional.

-Manda un mensaje de ánimo para todas las personas que se encuentren en tu misma situación.
En general, ante esta situación, debemos ver el vaso medio lleno. Sentirnos afortunados de poder continuar con la elaboración del TFG, de poder realizar una defensa con un tribunal que va a empatizar con nosotros, que conocen bajo qué circunstancias estamos. Sentirnos afortunados de poder acabar el título y de poder seguir mirando hacia adelante. De que nuestra vida académica no se haya paralizado y de que, con el granito de arena que pone cada uno, se pueda salir lo más airoso posible de esta situación.
Estoy segura de que me esperan muchas presentaciones presenciales en mi vida, así como defensas ante tribunales.
Sin embargo, esto me ha permitido saber utilizar un nuevo programa, y poder decir que he sido de las promociones de la UPV del año 2020 que se tuvo que adaptar rápidamente, trabajando codo a codo con su tutor, para sacar esto adelante.
Y que lo hicimos.
Así que yo, al menos, me siento afortunada.

Las cooperativas, claves en la respuesta ante la crisis

La crisis sanitaria, económica y social que está provocando el coronavirus COVID-19 no tiene precedentes en la historia reciente de la humanidad. Hemos de echar la vista atrás más de un siglo, hasta la mal llamada Gripe Española de 1918, para encontrar algo similar. 

La situación por la que estamos atravesando está sacando, en muchos casos, lo mejor de nosotros mismos, como individuos y como sociedad. Cunden los gestos y los ejemplos: personas que ayudan a los mayores, haciéndoles la compra para evitar que salgan a la calle y puedan contagiarse; voluntarios que están organizándose para imprimir en 3D piezas para la elaboración de máscaras de protección o para coser mascarillas y batas; donantes que con sus aportaciones apoyan la labor de organismos y ONGs en defensa de los más desfavorecidos; ciudadanos que desde su balcón aplauden la labor de los que siguen trabajando para que salgamos de esta lo antes posible…

 En el ámbito profesional, también encontramos grandes ejemplos de comportamientos dignos de admiración. En primer lugar, el de los sanitarios, que luchan día a día para evitar miles de muertes. Pero también hemos de mencionar a las fuerzas y cuerpos de seguridad o a las miles de personas que trabajan de forma directa o indirecta en la cadena alimentaria, garantizando que tengamos acceso en condiciones normales a productos sanos, seguros y de la máxima calidad. 

No es un exceso de corporativismo decir que el sector agroalimentario en general, y las cooperativas en particular, están ofreciendo una respuesta ejemplar ante la crisis. En ningún momento han cesado su actividad, y han sabido implementar con gran velocidad y eficacia medidas adicionales de seguridad para proteger a sus socios, trabajadores, clientes y, por supuesto, a los consumidores. 

Pero no solo han mantenido su capacidad de producción, transformación y distribución de alimentos. También han seguido prestando toda clase de servicios en el entorno en el que desarrollan su actividad, muchos de ellos fundamentales en el medio rural, especialmente en un momento tan complicado como el que atravesamos. Las cooperativas cuentan con supermercados, tiendas de suministros o gasolineras, que siguen trabajando pese al estado de alarma y que garantizan el acceso de la población a productos, bienes y servicios básicos.

 La respuesta de las cooperativas agroalimentarias ante la crisis es, además, solidaria. En las últimas semanas se han multiplicado los ejemplos de entrega de EPIs y material sanitario, o la utilización de los equipos de tratamiento para la realización de labores de desinfección viaria. Una manera de actuar que redunda en beneficio de la comunidad, que se alinea con los principios y valores cooperativos, y que demuestra el arraigo y la vinculación de las cooperativas con el territorio. 

Es fundamental que el sector agroalimentario continúe trabajando, para garantizar la alimentación de hoy, pero también la de mañana o la de dentro de varias semanas y varios meses. Para ello es necesario seguir produciendo, recolectando, sembrando y manteniendo las explotaciones. Esa es nuestra tarea, nuestro compromiso y nuestra responsabilidad, con nuestros socios y con los consumidores. 

De la misma forma que nosotros no paramos, el resto de la cadena no se detiene. La distribución se encarga de poner a disposición de los clientes aquello que producimos, apoyándose en sectores como el transporte, cuyo papel en estos días de crisis también es fundamental, sumando así su labor a un esfuerzo colectivo. 

Pese a las dificultades del momento, siempre hay que ser positivos. Al final, entre todos superaremos esta crisis. Y cuando lo hagamos, será de justicia reconocer el esfuerzo de aquellos que en esta situación están ofreciendo lo mejor de sí mismos. Quizás, con el fin de la crisis, muchas cosas cambien: las relaciones laborales, las pautas sociales, las experiencias familiares o nuestra consideración hacia la situación e importancia de ciertos sectores, como el sanitario y, esperemos, también el agroalimentario. Los aplausos ciudadanos que reconocen su papel diariamente desde ventanas y balcones, a los que antes hacía mención, deberían ser una llamada de atención a nuestros responsables políticos. Una llamada sobre la importancia de reforzar esos sectores cuando acabe la crisis.

 

Cirilo Arnandis

Presidente Cooperatives Agro-alimentàries CV

Ni héroes ni villanos

Una de las primeras conclusiones acerca de esta crisis excepcional del Covid-19 es que el sector primario es y seguirá siendo fundamental. Hemos sido capaces de producir y abastecer de forma suficiente y ordenada evitando de este modo una mayor crisis social aparte de la sanitaria.

 

Nuestra labor no ha sido ni mucho menos fácil en estos meses. Para el correcto desarrollo de nuestra actividad y el posterior abastecimiento de los mercados, hemos sufrido muchas veces la ambigüedad de las medidas o el rechazo en otras. Hay muchos productores afectados por la crisis sanitaria que lo están pasando mal.

La agricultura y la ganadería no escapan de ese modelo impuesto por las políticas globalizadoras y por las estrategias de grandes empresas que han apostado por la deslocalización y por las importaciones masivas de productos agrarios, ocasionando el abandono de tierras y de cabaña ganadera en nuestros territorios. Resulta más que evidente que esto debe  ser un punto de inflexión para que los acuerdos internacionales que la UE firma con terceros países cambien y dejen de mostrar una laxitud imprudente que solo genera problemas de consolidación del modelo agrícola de explotaciones profesionales que garantizan la soberanía alimentaria.

Desde LA UNIÓ reclamamos ahora más que nunca modelos agroalimentarios que pongan en valor que los productos tengan la mayor proximidad posible y exigir a las Administraciones que antes de firmar cualquier acuerdo realicen estudios sobre los efectos, que comprueben si las producciones son o no deficitarias en el ámbito comunitario y en qué momento en relación al consumo para así alcanzar acuerdos ordenados y no levantar las voces y barreras del proteccionismo extremo que no es positivo para una agroalimentación como la nuestra con vocación exportadora también. El consumidor debe concienciarse a la hora de la compra que cuanto más cerca sea lo que adquiere más ayuda a la riqueza de nuestros productores, de nuestros pueblos, al mantenimiento del territorio en el que vive e incluso a la contribución para mitigar el cambio climático.

Todos los agricultores y ganaderos hemos dado una lección de trabajo y colaboración con la sociedad que nos ha reforzado como colectivo y que espero que sirva para que nuestros gobernantes entiendan que deben escuchar a las personas profesionales para labrar un futuro mejor.

Los que formamos parte de la sociedad valenciana debemos trabajar unidos en propuestas con un enfoque que dé respuestas colectivas en algunos de los principios básicos de un estado del bienestar como son la alimentación, la sanidad, la educación, la sostenibilidad. La sociedad del futuro debe adaptarse a los cambios que nos impondrá la pandemia y trabajar para responder con rapidez para mitigar lo antes posible la amenaza de lo desconocido y gran parte de ello dependerá de la capacidad de disponer de material propio.

Nuestra sociedad debe contar con aquellos que suministramos alimentos de calidad, dan sostenibilidad, cuidan el territorio y el medio ambiente y favorecen al mantenimiento de la población en zonas rurales. Si conseguimos crear modelos propios donde los productores puedan vivir dignamente de su trabajo, evitaremos el brutal coste público que ahora va a suponer la pandemia del COVID-19 y que vamos a pagar entre todos como sociedad.

Carles Peris.

Secretario general de LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders

El sector agrario ha demostrado su papel esencial ante la crisis del Covid-19

El sector agrario valenciano y español estaba en plena guerra reivindicativa ante la dejadez de la clase política a la hora de solucionar la crisis estructural de los agricultores y ganaderos. Justo antes de la declaración del estado de alarma, el sector recorría las calles y carreteras de toda España en una ola de manifestaciones que contaba con la aceptación social y una extraordinaria repercusión mediática. Con la llegada del Covid-19, las organizaciones agrarias suspendimos todos los actos reivindicativos, en un acto ejemplar de responsabilidad y sentido común, a pesar de la extrema gravedad de la situación.

La pandemia ha servido para recordar que este sector constituye una pieza fundamental en el engranaje de la sociedad, puesto que garantiza el suministro de una alimentación en cantidad y calidad a toda la población. Considerada, como no podía ser de otro modo, como una actividad esencial en el estado de alarma, la agricultura no ha parado y ha seguido al pie del cañón.

Sin embargo, desde los primeros días hubo mucha incertidumbre, confusión e incluso malestar entre los productores por una serie de cuestiones, tales como los desplazamientos, la acreditación requerida en los controles, la autorización de los mercados ambulantes, la quema de restos agrícolas, la escasez de mano de obra especializada o los daños de la fauna salvaje, principalmente de conejos y jabalíes, que se han disparado por la suspensión de la caza. Sobre este último punto, cabe destacar, por ejemplo, los perjuicios en los brotes verdes de los viñedos que pone en peligro la próxima cosecha.

En consecuencia, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) no ha dejado de trabajar durante la crisis del Covid-19 para asesorar a los agricultores y ganaderos valencianos sobre las nuevas normas a seguir, trasladarse a las administraciones con el objeto de que aclararan las dudas planteadas y defender los intereses de los sectores agrarios más afectados por la coyuntura.

El sector ha demostrado, además, su solidaridad y compromiso social al colaborar en las tareas de desinfección de los diferentes municipios prestando sus tractores y formación en el uso de productos fitosanitarios y prevención de riesgos laborales. En colaboración con la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, AVA-ASAJA ha coordinado a sus delegados en decenas de localidades donde se nos ha solicitado ayuda para llevar a cabo dichas tareas. Incluso el sector ha participado en donaciones de alimentos destinadas a las personas que viven en situación de vulnerabilidad.

El cierre del canal HORECA (restauración, hostelería, etc.) ha paralizado la venta de productos que iban destinados principalmente a estos establecimientos y que supondrán grandes pérdidas para los agricultores y ganaderos. Los sectores más perjudicados han sido las hortalizas, la ganadería de ovino-caprino y la floricultura. Lamentablemente, no todos los productores han podido vender sus cosechas, y algunos han recibido precios de ruina, puesto que, al mismo tiempo, una parte importante de la distribución de forma insolidaria ha primado en algunas ocasiones alimentos foráneos, como es el caso de la cebolla.

Por este motivo, desde la asociación reivindicamos la apuesta por nuestros productos y que se tenga en cuenta la agricultura y la ganadería, profesiones que han sido desprestigiadas en las últimas décadas, pero que, sin embargo, constituyen una parte vital de nuestra economía. Necesitamos que nuestros gobernantes se impliquen de lleno en recuperar un sector estratégico, que cada vez está más envejecido debido a la falta de rentabilidad. Para ello, AVA-ASAJA reclama políticas con propuestas y presupuestos concretos encaminadas a asegurar unos precios dignos para los agricultores y ganaderos valencianos. Echamos de menos una verdadera ayuda fiscal por la situación pasada y presente del campo. La PAC debe tener más en cuenta la agricultura mediterránea, de manera que la Unión Europea no la utilice como moneda de cambio en la firma de acuerdos comerciales con terceros países. Y, en definitiva,  cabe reforzar este sector para salir de esta crisis más unidos.

Hasta la fecha las administraciones no han ofrecido una respuesta satisfactoria para solucionar todos estos problemas. Ahora es el momento de escuchar a políticos del nivel de Emmanuel Macron en Francia, que plantea la importancia de garantizar la soberanía alimentaria de cada país para poder enfrentarnos a crisis como esta en el futuro. Nuestra alimentación no puede depender cada vez más de países terceros y es imprescindible cambiar la tendencia. Las crisis siempre suponen un antes y un después, una reflexión, un cambio de paradigma. Hemos aprendido a distinguir lo que es importante, lo que es esencial, esperemos que los políticos también lo hayan aprendido y sean coherentes con sus palabras cuando afirman que el sector agrario es estratégico.

Cristóbal Aguado Laza

Presidente de AVA-ASAJA

Raúl Compés: «El vino es viticultura, enología y negocio, pero es también cultura, patrimonio, paisaje, comunidad y, sobre todo, pasión»

El profesor de nuestra Escuela, Raúl Compés, ocupa el cargo de vicepresidente de la Asociación Europea de Economistas del Vino (EuAWE) que, formada por alrededor de 50 expertos europeos, tiene el objetivo de desarrollar la investigación en el campo de la economía vitivinícola.

Compés es el único español que forma parte del Consejo Directivo de la Asociación. Además, en 2019, la Organización Internacional Viña y el Vino (OIV) premió la publicación El sector vitivinícola frente al desafío del cambio climático. Estrategias públicas y privadas de mitigación y adaptación en el Mediterráneo, coordinada por Raúl Compés junto con Vicente Sotés, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, y editada por Cajamar.

Hemos hablado con el profesor Compés acerca del sector vitivinícola y su importancia en la Comunidad Valencia y su posición en Europa.

-Raúl, ¿Cuál es la importancia del sector vitivinícola en la Comunidad Valenciana?

No es suficientemente conocida la importancia del sector vitivinícola para la Comunidad Valenciana. Hay dos ámbitos en los que su peso es especialmente significativo. En primer lugar, en materia de superficie, donde el viñedo ocupa casi el 10% de las tierras de cultivo de la región, porcentaje que casi duplica el dato correspondiente a nivel nacional, lo que resulta un indicador inequívoco de su valor territorial.

En segundo lugar, en el logístico-comercial, donde el puerto de Valencia ha desempeñado históricamente un papel fundamental como centro de distribución de vino, conectando al sector con los grandes mercados internacionales.

En la actualidad, las redes de transporte y los modelos de negocio dominantes para el sector han cambiado, y el peso de las exportaciones de vino en el comercio exterior valenciano se ha reducido, pero lo interesante es que las ventas al exterior, junto con el mercado local, siguen siendo la principal vía de crecimiento para muchas bodegas valencianas, lo que mantiene la conexión internacional como un ámbito estratégico, como ocurre con otros productos del sector agroalimentario.

-¿Qué lugar ocupa en el ámbito nacional y europeo?

España es una potencia mundial en vino: tiene la mayor superficie de viñedo, es el tercer país productor y, desde 2014, es el primer exportador en volumen. El valor económico de la producción es muy variable, ya que los rendimientos son muy irregulares, pudiendo caer, en años de baja cosecha, a 22 millones de hectólitros (1994) y llegar, en años de buena cosecha, a 52,5 millones (2013). Estas oscilaciones afectan al comercio exterior, pero no impiden que las exportaciones de vino sean muy importantes en el total de las españolas, tanto agroalimentarias como globales, a las que aporta aproximadamente el 1% en valor.

En lo que se refiere a la UE, es el primer actor de la industria vitivinícola global, ya que supone el 45% de la superficie mundial de viñedo, el 65% de la producción de vino, el 60% del consumo y el 70% de las exportaciones. Esta última dimensión es especialmente relevante, ya que las exportaciones comunitarias de vino (que se computan junto con las de vermú, sidra y vinagre) constituyen la partida más importante del comercio exterior agroalimentario de la UE, con un valor de 12.796 millones de euros en 2019.

-¿Cuál es el principal reto de futuro al que se enfrenta este sector?

Sin contar con los efectos de la crisis actual del coronavirus, que pueden ser dramáticos para muchas bodegas -al menos en este año-, el sector valenciano, y español, se enfrenta a varios problemas estructurales. Quizás los más conocidos y limitantes son el relativamente reducido consumo interno y el elevado peso de los graneles, que va unido a una diferenciación insuficiente, de lo que se deriva una gran oportunidad para la creación de valor.

Quizá menos conocidos, pero también importantes, son los problemas de relevo generacional, disponibilidades de mano de obra cualificada y reducido precio de la uva, si se compara con la calidad comercial del vino que se puede obtener de ella. También se podrían citar aquí retos como la utilización de la viticultura de precisión y la mejora de las estrategias comerciales en línea, tanto en Internet como en las redes sociales.

 

-¿Sería el cambio climático el principal problema que debe afrontar el sector?

A medio plazo es uno de los más importantes, sobre todo en las regiones mediterráneas, más vulnerables que el resto, y donde ya la uva se está cultivando en el umbral de las “condiciones óptimas” ambientales. En estas zonas, un aumento de las temperaturas, una reducción y concentración de las precipitaciones y una disminución de las noches frías va a agravar algunos de los problemas ya existentes de erosión, stress hídrico, enfermedades y golpes de calor. Las consecuencias negativas sobre la cantidad, la calidad y la tipicidad de los mostos pueden ser muy importantes.

¿Estamos preparados para hacerlo y, sobre todo, estamos concienciados?

Conocemos cuáles son las medidas de adaptación más importantes y tenemos las tecnologías necesarias para ello, pero hay tres problemas que limitan su implementación: a) necesitamos un conocimiento mucho más detallado de las condiciones y los impactos a nivel micro -en cada viña-, b) necesitamos acercar al productor al mundo de la investigación, el desarrollo y la innovación y c) en muchos casos, los cambios conllevan un coste de inversión que no es fácil de realizar por parte del viticultor, que recibe un precio por las uvas que en algunos segmentos no cubren sus costes de producción, lo que explica el arranque y la reconversión de muchos viñedos.

-¿Es nuestro vino valorado en el resto del mundo?

La situación es contradictoria, ya que se valoran  positivamente en concursos y guías, pero los precios medios son bajos. Esta situación es en parte consecuencia del elevado peso que tienen en nuestras exportaciones los graneles, que son la materia prima de esta industria. Si bien no hay que estigmatizarlos, lo cierto es que una industria excesivamente granelera captura poco valor comercial del generado en la cadena, y tiende a favorecer un modelo basado en el tamaño y la gran empresa. La situación se repite en todos los grandes segmentos -espumosos, graneles y envasados- donde los precios medios de exportación españoles son los más bajos del mundo; y los equivalentes valencianos están entre los más bajos de España.

-¿Cuál es nuestra principal ventaja competitiva?

En estos momentos, como se ha explicado antes, nuestros precios medios, reducidos en relación con la calidad de los vinos, aunque es una ventaja frágil y quizá no sostenible. También es un indicador de un problema comercial y una insuficiente segmentación de mercados.

-¿Qué líneas de investigación existen en Europa en el campo de la economía vitivinícola?

Hay tres líneas centrales: marketing -convencional y digital- y análisis del comportamiento del consumidor; mercados internacionales y competitividad y gestión empresarial, incluidos costes y rentabilidad. Además, reciben una atención creciente las estrategias de diferenciación; el papel de las señales y los prescriptores; el cambio climático y la sostenibilidad, el enoturismo y los big data.

-¿Qué beneficios pueden aportar esas líneas al sector y cómo se pueden beneficiar las bodegas valencianas?

El vitivinícola es un sector muy heterogéneo, y en él coexisten explotaciones vitícolas y bodegas de distintos tamaños, naturaleza jurídico-empresarial y modelos de negocio. Cada una tiene una posición competitiva diferente y, por tanto, debe buscar aquellas líneas de investigación, desarrollo e innovación que mejor se adecuen a sus necesidades. Todas las bodegas valencianas pueden ver las líneas citadas oportunidades para mejorar su viabilidad.

Cada vez más, estamos viendo bodegas gestionadas por gente joven que quiere introducir el vino entre la población más joven. ¿Es una buena opción para extender el consumo de vino?

Si, todas las opciones que sean sostenibles son buenas, y esta lo es especialmente, ya que genera una empatía generacional muy necesaria en un tiempo en el que el consumo de la población más joven no garantiza el relevo generacional en el mercado interior.

-Con la crisis del coronavirus, algunas voces comentaban que el vino es un producto de primera necesidad. ¿Cómo está afectando esta crisis al sector?

El vino es un producto agroalimentario que, en nuestra cultura, y en la de otros países mediterráneos como Francia e Italia, está íntimamente ligado a la alimentación. Pero esta conexión es más débil que en el pasado, y en otros países no existe, ya que el vino es una bebida social asociada a un modelo de consumo hedónico e, incluso, aspiracional. Esto significa que, cuando llega una crisis brutal como está, su consumo se resiente; menos quizá que otros productos, pero más que los “esenciales” de la alimentación.

Si se suma esta componente sociocultural al cierre de la hostelería y al de numerosos mercados internacionales, el efecto para el sector puede ser demoledor, sobre todo para las bodegas más especializadas en estos segmentos. Muchas están recurriendo intensamente estos días al comercio electrónico, pero hace falta tiempo y un gran esfuerzo para compensar la caída y los cambios en la demanda que se pueden producir.

-Para ir finalizando, un mensaje de optimismo. ¿Es el sector vitivinícola un sector de futuro?

El vino es muchas cosas a la vez. Es viticultura, enología y negocio, pero es también cultura, patrimonio, paisaje, comunidad y, sobre todo, pasión. Pocas actividades productivas en el mundo combinan tantos ingredientes con tan buenos resultados en prácticamente todos los países del mundo. El del vino es un lenguaje universal, como la música o el arte; hay modas y costumbres, pero no hay fronteras insalvables para los buenos vinos. Llevamos, como humanidad, más de 8 mil años elaborando y bebiendo vino, y su consumo lo hemos asociado, a lo largo de todo este tiempo, a los más nobles y sagrados cometidos. No hay motivos para pensar que esto vaya a cambiar en el futuro radicalmente. La crisis pasará y el sector se adaptará.

-¿Qué puede aportar la Escuela para que así sea?

La escuela tiene capacidad para formar a los técnicos que el sector vitivinícola necesita, ya que dispone de todos los recursos humanos y tecnológicos para ello. Sus grados de ingeniería y tecnología de alimentos son, en general, dos magníficos caminos para llegar al Máster de Enología. La Escuela cuenta con profesores especializados en la docencia y la investigación en las grandes áreas de formación en el mundo del vino: viticultura, enología y economía, marketing y gestión. Cuenta incluso con una bodega de elaboración para que los alumnos puedan practicar algunas de las enseñanzas teóricas centrales de su formación, y sus vinos están presentes en todas las celebraciones de la casa.

 

Manuel García-Portillo: «Hay que hacer una revisión del sistema para replantear una reconstrucción profunda a 20-30 años vista»

A finales del 1800, mi tío abuelo Antoni Iñesta, nacido en MOIXENT y jesuíta, fue el primer rector de un gran colegio de BARCELONA: Sant Ignasi-Jesuítes Sarrià, junto al actual instituto químico de Sarrià, IQS, que se fundó a principios de 1900 cuando mi tío fue Provincial de los Jesuitas de Aragón, Cataluña, Valencia y Las Islas Baleares.

El lema del IQS era: PERSONA, CIENCIA, EMPRESA.

 

 

Toda mi familia procede del mundo universitario. Mis padres, maestros; sus hermanos, doctores, catedráticos y universitarios en general. Yo tuve la suerte de estudiar en esta escuela de Ingeniería Agronómica, lo que hace 45 años se llamaba ingeniería técnica agrícola y que hoy se denomina Grado. Además, tengo el honor de que a finales del año 2018 me galardonaran en este centro con el título de ALUMNI ILUSTRE de la escuela a la que me siento unido porque aquí me formé. También tengo el honor de presidir el Instituto Tecnológico Agroalimentario (AINIA) y además, porque forma parte la agricultura y alimentación del llamado actualmente grupo de SERVICIOS ESENCIALES.

¿Quién en Valencia no se siente orgulloso de haberse criado entre campos, muchos conservando aún un campito, con sus naranjos o su huerta, disfrutando con la familia y amigos de una buena paella los domingos?

A mis antepasados por Moixent parece ser que los llamaban “els Llauradors” porque tenían propiedades rústicas que trabajaban en ese maravilloso triángulo, Moixent, la Font y Fontanars, llamado Alforins por los árabes o lo que es lo mismo, tierras fértiles de secano entre preciosos valles y sierras del interior mediterráneo.

En esos valles y sierras y a través de una empresa de mi propiedad, POGARMA, estoy realizando un proyecto de desarrollo rural, llamado PROYECTO ORIGEN, reconstruyendo masías abandonadas, cultivando viñedos y olivares donde ya lo hacían los ÍBEROS allá por el siglo IV A.C., recuperando bodegas y almazaras artesanas. Es un proyecto que pretende revivir nuestro pasado y proyectarnos hacia el futuro desde la madre tierra y contemplando su autenticidad y la grandeza de nuestra biodiversidad.

En este transcendental momento de nuestra historia, en el que un virus, COVID 19, nos ha confinado a más del 80 % de la población en nuestras casas de las ciudades, deberíamos dedicar buena parte de nuestro tiempo a analizar por qué hemos llegado hasta aquí. Creo que es un momento excelente para reflexionar si el mundo que hemos creado, distanciado cada vez más del territorio, era lo que queríamos cuando se llamó a todo el mundo rural allá por 1950 a abandonar el territorio en busca de un mundo mejor en las ciudades.

Se cerraron escuelas, se fueron los médicos, se quedaron los pueblos y aldeas sin servicios y lo que es peor, se denostó la agricultura y se enviaron mensajes a la sociedad de que el sector primario no tenía ningún futuro y en algo de eso había razón, porque se creó la OCM, la Organización Común de Mercados, para crear una competencia global y no regional. A esta misma OCM se le olvidó que se debe crear una competencia entre iguales, ya que no es posible competir con estructuras de costes diferentes y aún peor, con regímenes que no protegen los derechos humanos de las personas, pero así lo aceptamos aunque la agricultura y nuestros pueblos con su cultura e historia forman parte de nuestras señas de identidad.

Menos mal que en nuestra ESPAÑA, en nuestro Mediterráneo, cuna de civilizaciones, y en nuestra VALENCIA, el arraigo de la gente a nuestra tierra y a nuestra agricultura consiguió que ésta no desapareciera, porque Europa, en un alarde de irresponsabilidad, ha hecho suficientes esfuerzos para comprar fuera de Europa y no en su maravilloso Mediterráneo. Posiblemente, gracias a que los agricultores franceses aún tienen más arraigo y más apego por el terruño que nosotros y también porque han sabido conservarlo a través de su cultura, sus chateaux y su inversión en marcas, Burdeos, Champán…..han conseguido una agricultura rentable para sus agricultores.

Nunca en Francia ha llegado a ser alguien presidente del estado sin dedicarle largos discursos al mundo rural y a prestigiar su agricultura y sus agricultores.

En ESPAÑA, con mejor clima y con gran tradición, no hemos sabido prestigiarnos, quizás por nuestro individualismo o nuestra forma de ser.

Solo hace falta acercarse a nuestro territorio para ver multitud de masías derruidas en una ESPAÑA que, más que vaciada, diría que está abandonada, legislando y dificultando desde la administración para que el agricultor no pueda desarrollarse y desaparezca de su tierra.

Les debemos a nuestros antepasados el hecho de recuperar la dignidad de lo que nos entregaron en vida y en vida nosotros abandonamos, por lo que posiblemente sea el momento de que una parte de la población deba hacer el camino inverso de la ciudad al territorio, posiblemente sea el momento de darnos cuenta de que un mundo mejor es posible en el territorio. Posiblemente, el verdadero lujo del siglo XXI esté en redescubrir y disfrutar la naturaleza.

Hoy, gracias a esta CRISIS, se están recuperando las palabras básicas de siempre, clasificando las cosas de nuevo según las necesidades de básicas a lúdicas de los seres humanos.

Cosas básicas o ESENCIALES y cosas no básicas y NO ESENCIALES, incluso se usan palabras bíblicas que sorprendentemente nadie critica porque se ha convertido en imprescindible para salvar vidas, hoteles medicalizados, llamados ARCAS DE NOÉ.

La verdad es que ya lo dijo Einstein: “Crisis, igual a oportunidad”.

Tenemos la gran oportunidad de repensar qué sociedad queremos para el futuro y más aún, qué sociedad podemos permitirnos tener. Creíamos que era ilimitado el número de personas que puede tener el planeta tierra y no es así, las megaciudades no son la solución que se merecen los seres humanos. Creíamos que era ilimitado el número de aviones para desarrollar la actividad turística global, también trasladamos casi toda la industria a China y un commodity ahora lo convierten en un clúster y en una especialidad, concentrando la oferta industrial, contaminando buena parte del planeta y no pudiendo occidente abastecerse de sus necesidades básicas o esenciales, por reducir sus costes de producción. El planeta se queja en forma de pandemias, de guerras o de desequilibrios medioambientales. Nunca un bichito nos había hecho tan vulnerables e insignificantes aun habiendo acumulado tanto conocimiento y tecnología que todo el mundo creía que habíamos construido un mundo inexpugnable.

Quien me conoce sabe que llevo años diciendo que esta sociedad se está COLAPSANDO y ojalá me equivoque.

La globalización debe ser sostenible, las megaciudades ya no son ni sostenibles. Lo que sí que ha venido para quedarse son las tecnologías, pero no todas. Debemos ser capaces de discriminar las tecnologías positivas, las que salvan vidas, no las que la ponen en riesgo, que las hay también, pero se construyen dogmas en torno a todas y solo que debemos querer aquellas que ayudan a las personas, las que nos mantienen conectados o informados o nos ayudan a tener una mayor calidad de vida más digna o un trabajo menos físico y más intelectual.

El ser humano siempre ha buscado y desafiado sus límites, pero esos propios límites a veces te sitúan en el borde del precipicio y por ello han ido desapareciendo unas civilizaciones y dando paso a otras y creo que estamos en ese momento histórico de repensar si queremos seguir arriesgando o por ende repensar cómo podemos reconciliarnos con el planeta tierra. Bajo mi punto de vista, creo que es la hora, es el gran momento para ver qué es esencial, no especialmente en esta CRISIS, que pasará, sino en nuestra vida y para nuestras generaciones futuras.

Creo sinceramente que hay que hacer una revisión del sistema para replantear una reconstrucción profunda a 20-30 años vista y empezando a revisarlo por el orden actual de esencial a no esencial.

Todos sabemos ahora que lo más esencial es la familia (el hogar) la agroalimentación, la sanidad, el orden (policía y justicia) las tecnologías y la logística, la educación y la formación.

Todo lo anterior necesita de una profunda revisión y si creemos que lo esencial es lo descrito, empecemos a mejorar y proteger lo esencial.

Por tanto, quiero acabar por donde empecé, por el lema del IQS: PERSONA, CIENCIA, EMPRESA.

LA PERSONA y su formación y educación es vital, es el centro de nuestras vidas y de nuestro mundo.

LA CIENCIA, es la rama del saber humano constituida por el conjunto de conocimientos objetivos y verificables, y de ella depende el progreso.

LA EMPRESA, es una organización de PERSONAS que apoyándose en LA CIENCIA produce bienes y servicios, obteniendo por ello un beneficio económico y de alguna forma generando una competitividad positiva y ética por el progreso.

Espero y deseo que el CORONAVIRUS nos permita reflexionar sobre la ESENCIA DE LA VIDA y revisar la teoría de Maslow como de forma consciente o inconscientemente se está haciendo ya, donde tantas y tantas veces nos han explicado que hay que abandonar la base de la pirámide o como mínimo ahí no hay riqueza posible, aunque ahí estén las necesidades básicas o esenciales del ser humano, y así llegar a la cúspide, a la auto realización, a conseguir el sueño de los triunfadores.

Posiblemente hemos creído que todos nos merecemos estar allí arriba, pero como se puede ver en el gráfico de la pirámide, la parte de arriba es muy estrecha y no cabemos todos, sin embargo, hemos abandonado lo que necesitaremos todos toda nuestra vida y las generaciones venideras, porque nos hemos dejado engañar por medio de la comunicación dirigida, la publicidad y los cantos de sirena.

Siempre hay una oportunidad para volver a coger las riendas de nuestro destino, pero no sabemos si tendremos muchas más como la de ahora.

La vida es maravillosa, pero siempre que sepamos interpretarla, vivirla y trabajarla.

Finalizo con estas dos frases:

“A MEDIDA QUE TE DISTANCIAS DE AQUELLO QUE CONOCES, EL RIESGO AUMENTA”.

“HEMOS HECHO DE LA INCERTIDUMBRE VIRTUD, CUANDO EL SER HUMANO LO QUE NECESITA SON CERTIDUMBRES”.

Manuel García-Portillo

Empresario  y Alumni Ilustre de la Escuela.

 

 

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