Regina Bou y Alfredo Quijano han disfrutado de una formación en EEUU gracias a las becas,  Grifols-Fulbright y «la Caixa», respectivamente. Ellos nos cuentan su experiencia y animan a todos los estudiantes de biotecnología a realizar algunos estudios en EEUU, país pionero en investigación, innovación y progreso científico y tecnológico. Según nos cuentan, esta experiencia es un trampolín profesional y personal.

¿De qué becas estáis disfrutando y qué requisitos se necesitan para conseguirlas?

Regina: Estoy estudiando un Máster en “Pharmaceutical Sciences” en Northeastern University (Boston) gracias a una beca Grifols-Fulbright de ampliación de estudios. Para los que no la conozcan, la beca Fulbright es una beca de intercambio de jóvenes entre Estados Unidos y más de 150 países, y que tiene como misión estrechar lazos y fomentar el entendimiento entre países a la vez que se forma a los participantes. En mi caso, esta beca está patrocinada, además, por la compañía farmacéutica Grifols, a los que aprovecho para dar las gracias una vez más por apostar por mi proyecto. Su participación, junto con la de otras empresas e instituciones, es indispensable para que las becas sigan adelante.

Se trata de una beca muy competitiva, no sólo por el hecho de poder estudiar en EEUU, sino también por poder formar parte de la comunidad Fulbright.

Regina en Idaho.

Por ejemplo, en mi año se presentaron 422 solicitudes, de las que 98 fueron preseleccionadas para la entrevista, y somos 29 los becados finalmente. En cuanto a los requisitos, destacaría el nivel de inglés. Es el primer corte a la hora de aceptar solicitudes, así que aprovecho para recordar a los futuros biotecnólogos la importancia del inglés en nuestro campo, no sólo para aspirar a becas como esta sino también para comprender y redactar artículos científicos, poder asistir a conferencias, y darlas en un futuro.

Por supuesto, y digan lo que digan, la nota de la carrera importa. Para bien o para mal, en el momento de finalizar los estudios todos tenemos un perfil académico/profesional muy similar: un Grado en Biotecnología, prácticas de verano, y un trabajo fin de grado. A ese nivel, una buena nota marca la diferencia. En mi caso, mi rendimiento académico también me permitió conseguir una beca de investigación de la Asociación Española Contra el Cáncer (aecc) para desarrollar mi TFG, algo que por supuesto suma puntos. Y saliéndonos del ámbito más estrictamente académico, algo que he aprendido a base de conocer a más becarios españoles e internacionales es que todos somos personas inquietas, con intereses y actividades fuera de la universidad: deporte, lenguas, lectura…

Una vez al año se celebra en la UPV un foro para estudiar en América en el que participa Fulbright, al que recomiendo acudir a todos los interesados para conocer más a fondo el programa.

Alfredo: En mi caso, estoy cursando el “Master of Science in Bioengineering” en “University of Washington” (Seattle), especializándome en Biología Sintética y Diseño de Proteínas en el laboratorio de David Baker (“Institute for Protein Design”). La posibilidad de estudiar el posgrado en esta reconocida universidad ha sido gracias a la Beca de “la Caixa” para estudios de posgrado en América del Norte 2015. Este programa de becas nacido en 1982 ha ofreciendo la oportunidad de recibir la mejor formación académica internacional a miles de estudiantes españoles. En mi año, de las 552 solicitudes presentadas a la Obra Social “la Caixa”, se otorgaron 48 becas. El recibir esta beca no sólo permite realizar estudios en las mejores universidades del mundo, si no que te hace miembro de la Asociación de Becarios, dónde tienes la oportunidad de conocer y forjar relaciones con otros estudiantes españoles de todas las disciplinas que se encuentran estudiando por todo el mundo.

Alfredo durante su estancia en Boston.

No cabe duda de que estas becas son competitivas, pero no existen requisitos esenciales más allá del nivel de inglés. Este tipo de becas buscan personas inquietas con capacidad de desenvolverse en el entorno académico y cultural para sacar el máximo partido a la experiencia que se ofrece. Por lo tanto, buscan perfiles con iniciativa y ganas de desarrollarse. Un buen indicativo de esto, aunque no un requisito, son un buen expediente académico y haber realizado actividades accesorias a la carrera. Lo primero demuestra que esa persona será capaz de prosperar en un entorno académico exigente en un país extranjero sin verse superado por ello.

Por otro lado, lo segundo hace ver que la inquietud de esta persona por desarrollarse le hará establecer lazos y sacar el máximo partido durante sus estudios. La UPV ofrece varias oportunidades para realizar estas actividades y experiencias complementarias. En mi caso, formé parte del equipo iGEM UPV 2014, que es parte del programa Generación Espontánea. Esto me permitió desarrollar habilidades académicas, profesionales y otras transversales más allá de lo aprendido en la carrera, y ciertamente, fue un punto crítico para obtener esta beca. Por este motivo, animo a estudiantes, a esforzarse y a sacar tiempo para este tipo de actividades, son una gran oportunidad que ofrece la universidad que vale la pena aprovechar.

¿Cuál es la importancia de estar estudiando en EEUU de cara a vuestro futuro profesional?

Regina: En el mundo de la investigación, innovación y progreso científico y tecnológico EEUU es sin duda alguna un país pionero. Muchos de los mejores centros de investigación del mundo se encuentran aquí. Boston, por ejemplo, es un foco de investigación biomédica: tiene decenas de universidades, las principales compañías farmacéuticas mundiales trabajan aquí (Pfizer, Novartis, Merck, Bristol-Myers…), start-ups biotecnológicas, hospitales del nivel del Massachusetts General Hospital, centros de investigación como el Broad Institute o el Dana-Farber Cancer Institute… Yo, por ejemplo, voy a empezar a hacer prácticas en este último centro, en el grupo de Michael Goldberg. Es una ocasión única porque trabaja en el campo de la inmunología tumoral, una disciplina muy reciente que poco a poco va llegando a Europa. Aquí tengo la ocasión de trabajar en un departamento especializado en ella. Es algo que en España/Europa difícilmente podría conseguir.

Espero que esta experiencia práctica, junto con el honor de haber sido Fulbrighter y tener un máster en Northeastern, me abra puertas de vuelta a España, especialmente en un campo tan competitivo y sobrepoblado de grandes profesionales en busca de trabajo como es el nuestro.

 

Alfredo: Como se ha dicho antes, EEUU es un país pionero y con gran financiación pública y privada en investigación. Esto lleva al desarrollo de grandes centros de investigación en las universidades y de grandes y pequeñas empresas, creando un clima muy interesante de desarrollo en el que hay muchas oportunidades laborales. Por lo tanto, estudiar aquí con todos estos recursos hace posible adquirir conocimientos y experiencias de primera mano que son de gran utilidad y marcarán la diferencia en nuestro futuro profesional. Además, el reconocimiento de estudiar en las mejores universidades del mundo en nuestro campo, otorga un gran prestigio que será reconocido más adelante.

¿Qué estáis aprendiendo que no es posible aprender en España?

Regina: “Networking”. Es una palabra muy utilizada aquí, y algo que en España nos cuesta hacer. Presentarnos y hablar con personas que ocupan un puesto superior a nosotros (profesores, investigadores, empresarios…), pedirles el contacto, discutir con ellos… Es algo que yo no sabía cómo afrontar, y aquí es algo muy natural.

Y también a saber decir que eres bueno sin miedo. En España parece que está mal visto destacar, “vendernos” y ser capaces de hablar de nuestras habilidades y fortalezas. Aquí es todo lo contrario, y se esfuerzan mucho en que te conozcas y seas capaz de definir y hablar de tus capacidades.

Alfredo: He podido conocer, compartir ideas y trabajar junto a investigadores cuyo trabajo ha sido un referente para mi desde la carrera.

 

¿Cómo os planteáis vuestro futuro profesional después de estar viviendo esta experiencia?

Regina: A mí me está reafirmando en mi decisión de dedicarme a la investigación. Y si todo sale bien, me gustaría profundizar en el campo de la inmunología, a través de un doctorado, seguramente. De hecho, aún es muy pronto para decirlo, pero incluso estoy considerando la opción de estudiarlo aquí.

Alfredo: Sin duda, esta experiencia nos abre muchas puertas a nivel profesional. Tras estudiar este máster, existe la posibilidad de continuar en la universidad y realizar el doctorado, o formar parte del equipo de investigación de una empresa. El hecho de haber formado parte de una institución académica de renombre hace fácil el acceso a ambas vías, tanto aquí en EEUU como de vuelta a España.

 

¿Cuáles son las diferencias entre la universidad en España y en EEUU?

Regina: El sistema educativo es muy diferente, pero a la vez he de decir que me estoy sintiendo perfectamente preparada para enfrentarlo con mi formación obtenida en España. Por ejemplo, tengo muchísimas menos horas de clases presenciales a la semana, pero mucha más carga de trabajo independiente en casa. A las clases tienes que ir preparado, habiendo revisado las lecturas recomendadas por el profesor. Emplean un sistema de evaluación continua, de forma que tienes pequeños test casi semanalmente. La participación activa en clase es altamente valorada, y en algunos casos supone un porcentaje muy significativo de la nota final.

Y finalmente, también el perfil de los profesores es diferente: allí la mayoría no se dedican únicamente al mundo de la academia, sino que lo combinan con la industria privada, o han tenido experiencia en ella. Así, tienen una perspectiva bastante diferente a la que suelen tener los profesores en España, y se centran también en enseñar cómo mostrar profesionalidad en el ámbito laboral, desarrollo profesional, entrevistas… Eso es algo que me ha gustado y ayudado mucho: mi universidad cuenta con un centro de desarrollo profesional al que puedes acudir a pedir ayuda para preparar el currículum, carta de motivación, perfil de LinkedIn, entrevistas, ayudarte a encontrar trabajo… Y ese mismo centro ofrece “workshops” semanales sobre todos esos temas. Es algo que me falta en las universidades españolas y que creo tendríamos que mejorar para salir más preparados al mundo laboral.

Alfredo: Definitivamente, todo lo comentado anteriormente es algo que destaca al introducirte en el sistema educativo americano. En mi experiencia, también debo destacar la gran flexibilidad que tienen los programas de estudios para construirlos a tu medida, escogiendo las asignaturas que más interesan para tu formación y futuro, ya sean directamente asociadas con tu espacialidad o en otros ámbitos. De este modo, al acabar el programa, cada estudiante tiene un perfil diferente y que ha escogido él mismo. De hecho, hay gente en cada departamento que se encarga de aconsejar y guiar a cada estudiante en este aspecto, además de un comité que lo evalúa.

Por otro lado, también destaca la gran oferta de oportunidades complementarias a los estudios que hay. Un ejemplo son los continuos seminarios de investigadores o empresas, competiciones académicas de estudiantes, grupos de estudiantes de todo tipo, oportunidades de realizar estancias en empresas etc. Siempre hay algo alternativo que hacer para formarte, relacionarte, disfrutar de un hobby o aprender cosas nuevas. Como anécdota, respecto a la valoración de la participación en las clases que se ha mencionado antes, aquí he encontrado incluso profesores que para motivar a los alumnos, premian la participación dándoles cookies.

Y a nivel personal, ¿qué os está aportando esta experiencia?

Regina: Lo que estoy aprendiendo aquí de mí, de España, de EEUU, del mundo… no se paga con dinero. Yo no creo que vuelva a ser la misma después de esta experiencia. Tengo la suerte de estar en Boston, una ciudad extremadamente multicultural. Mis compañeros de clase, Fulbrighters y amigos son de todas partes del globo: Texas, India, China, Guyana, Portugal, Ecuador, México, Irlanda, Argentina, Afganistán, Italia… Aprendes mucho de otras culturas, a ser más comprensivo, tener paciencia y capacidad de mediación, a quedarte con lo mejor de cada persona que pasa por tu vida… y también más emprendimiento a la hora de solucionar los pequeños baches que te van apareciendo, a moverte y preguntar sin vergüenza…

Creo que ahora aprecio mucho más todo lo bonito y bueno que tenemos en España, y que a veces se nos olvida (las manitas de cerdo que prepara mi madre, por ejemplo), pero también te vuelves más crítico con tu tierra cuando ves que las cosas podrían mejorarse.

Gracias a Fulbright, pasé tres días de orientación en el estado de Idaho, disfrutando de un paraje de colinas de trigo interminables y grandes cañones, junto con Fulbrighters de todo el mundo. Los Fulbrighters españoles de mi año tenemos una gran red para ayudarnos en todo lo que podemos, incluido darnos alojamiento para viajar por todo el país: ya he hospedado a 3 de ellos, y estoy deseando que vengan más, porque todos ellos son personas increíbles con las que merece la pena pasar la noche entera hablando. También a mí me han acogido con los brazos abiertos en New York, y Washington, Philadelphia y Pittsburgh me esperan en un futuro próximo, espero.

En febrero hice un “Enrichment seminar” en Atlanta organizado por Fulbright sobre innovaciones en salud pública, el cual estoy esperando con ansias porque me permitió reencontrarme con amigos de Idaho y conocer a más gente increíble. El fin de semana de antes estuve en New Orleans celebrando el “Mardi Gras” con otro becario español. He ido al Ballet de Boston a ver el “Nutcracker” (Cascanueces), he visto a los Toronto Raptors ganar a los Boston Celtics en el último cuarto en el TD Garden… Muchas veces tengo que pellizcarme para asegurarme de que estoy despierta, y que todo lo que estoy viviendo es real.

 

Alfredo: Estas becas no solo ofrecen grandes oportunidades académicas, sino también personales. En primer lugar, te permiten viajar. Desde que salí de España, he podido disfrutar desde un paseo en barca en Chicago y su icónica pizza “Deep dish”, hasta hacer surf en San Diego, pasando por Indiana, Los Ángeles, Las Vegas y Portland. También he podido explorar los rincones Seattle, “The Emerald City” y los muchos parajes naturales que hay en el estado de Washington. Por otro lado, he conocido a mucha gente de todo el mundo con las que he aprendido mucho de sus culturas y he podido compartir la mía con ellos (he aprendido que a todo el mundo le encanta la tortilla de patata). Por otro lado, el hecho de llegar a una ciudad nueva en el extranjero donde tienes que empezar de cero, y en un entorno profesional y académico totalmente diferente y más competitivo, hace que aprendas a desenvolverte mejor en un entorno nuevo.

 

¿Por qué recomendáis a otros estudiantes que soliciten becas como las vuestras?

Regina: Antes que nada, me gustaría decir que para pedir esta beca tienes que tener claro que quieres ir a EEUU, que es lo mejor para ti. Es una gran decisión, y no todo el mundo está dispuesto a irse tan lejos de casa. Yo sabía que quería estudiar/investigar en EEUU en algún momento, que a nivel profesional me iba a aportar mucho y a abrir muchas puertas de cara a un futuro. Pero no sabía cuándo era el mejor momento para ello. De hecho, fue Alfredo el que me animó a hacerlo ya. Si ese es vuestro caso, ¡adelante! Sin dudarlo. Y si la primera vez os dicen que no, no os desaniméis ni dejéis de intentarlo o de buscar otras oportunidades para estudiar en Estados Unidos. También a mí me han rechazado becas en el pasado, y no por eso perdí la esperanza ni dejé de trabajar por conseguir otra oportunidad. Es una experiencia única e incomparable.

En el momento de solicitar la beca, siempre pensamos en el valor que va a tener a nivel profesional conseguir un MS/PhD en EEUU. Pero solo 4-5 meses después de estar aquí, os puedo decir que eso es lo de menos. El crecimiento que experimentas a nivel personal es increíble. También desarrollas “soft skills” básicas para avanzar tu carrera (comunicación, “time-management”, “conflict-solving”…), y las desarrollas simplemente haciendo amigos, hablando con profesores y conviviendo con personas de culturas y “backgrounds” muy diferentes. Y por supuesto, no me malinterpretéis: ¡también en clase se aprende, y mucho!

Alfredo: Cuando estas estudiando la carrera y lees sobre este tipo de becas, parece que quedan lejos y que es muy difícil obtenerlas. Es cierto que son becas competitivas, pero el esfuerzo y la dedicación que requieren vale totalmente la pena. Y como dice Regina, si este es vuestro sueño, pero no lo conseguís este año, aún queda un año por delante para seguir evolucionando y volver a intentarlo más preparado y con más experiencia.

 

De todo lo que estáis aprendiendo y viviendo tanto a nivel formativo como profesional y personal, ¿qué es lo más importante para vosotros?

Regina: Yo me quedo con la gente que estoy conociendo, y lo que me está abriendo a nuevas culturas y formas de funcionamiento, sin duda alguna. Esta multiculturalidad, diversidad e integración es algo que muy pocas ciudades en el mundo ofrecen, y Boston es una de ellas.

Alfredo: La experiencia completa es lo más importante, me está permitiendo aprender cosas que me acompañarán el resto de mi vida.  Esta experiencia es sin duda un punto de inflexión a nivel personal y profesional.