Para quien crea en el destino, estaba claro que la EAMN era el sitio de Nati. Porque ella nació y vivió su infancia en las alquerías del Camí de Vera, que fueron derribadas para construir la UPV. Así que en 1986, Nati entró a trabajar como bedel en la Escuela, donde ha estado 30 años atendiendo a profesores, alumnos y personal, siempre con una sonrisa y su característica alegría.
Nati se jubiló el pasado viernes, pero su esencia se ha quedado en la Escuela, en todos y cada uno de los corazones de las personas que la han conocido. Mientras le hacíamos esta entrevista, acompañada de su amiga Teresa, que no dejaba de llorar de la emoción, un río de alumnos y profesores venían a despedirse de Nati.
Porque 30 años dando cariño a todo el mundo, ha calado en el corazón de todos.
Nati ha sido feliz en su puesto de bedel y nunca ha aspirado a más porque como ella nos explica, “he preferido el contacto con la gente antes que tener otro puesto. Este trabajo me ha dado calidad de vida porque me he sentido como si todos fuesen mi familia. He sido muy feliz en esta escuela”.

Nati con su compañera y amiga, Teresa.
De “su” Escuela destaca las materias tan importantes que se imparten, la calidad de la enseñanza y la cercanía de la gente: profesores, alumnos y personal. Pero en 30 años, algo habrá cambiado, le preguntamos a Nati. Ella dice que antes, la relación entre alumnos y profesores era diferente, más cercana. “Había más compañerismo, menos competitividad. Los alumnos eran un equipo, ahora cada uno va a lo suyo. Es el ritmo que nos impone esta sociedad en la que todo cambia tan rápido”.
Por eso, Nati recomienda a todos que “no se pierda el poso de compañerismo que siempre ha habido en esta escuela. Me gustaría que los alumnos sigan siendo tan cercanos como lo han sido conmigo. Eso es muy importante para mí, que por estos pasillos siga habiendo compañerismo y mucha alegría”.
A Nati le gustaría ser recordada como “una persona que luchó para que existiese la armonía y el cariño entre la gente. Más que como bedel, me gustaría que se acuerden de mí como una creadora de buen rollo”.
Cosa que no será difícil, ya que Nati ha calado en los corazones de todas las personas que han pasado por esta Escuela. Ha ido a las bodas de algunos de sus alumnos, otros le traen a sus hijos… y continúa el contacto, más allá del campus.
Porque Nati es una persona especial. Su amiga Teresa nos cuenta que “hace muchos años, un alumno estaba defendiendo su Proyecto Fin de Carrera y al terminar, se emocionó y se puso a llorar porque no había podido ir nadie de su familia a acompañarle. Así que Nati, como el chico era alto, se subió a una silla para abrazarle. Así es Nati. Siempre dando amor a todos”.
Y con esa generosidad y su sonrisa, Nati agradece a la Escuela la vida tan maravillosa que le ha dado. “Hasta entiendo de vino, gracias a la Escuela. Y algo muy importante es que todos han aguantado mis cosas. Durante 30 años, han compartido mi vida y eso me ha ayudado mucho. Por eso, pido a todos que mantengan vivo el espíritu de esta Escuela, que yo haré lo mismo”, nos explica Nati.

Nati junto con sus compañeros Natalia, Paco y Rosa.
Y por supuesto, Nati ha prometido volver para asegurarse de que no falte la alegría y el amor por los pasillos de la Escuela. Recomienda a los nuevos alumnos “que abran la mente al ‘aquí y ahora’, al presente. Y que siempre estén dispuestos a aprender”.
Y mientras la vida sigue por los pasillos de la EAMN, a Nati le espera una nueva vida que va a disfrutar a tope, con la pasión que a ella le caracteriza. “Lo primero que voy a hacer es el Interrail para mayores de 60 años. ¡Y hablando en valenciano!”, nos comenta entre risas.
Y lo más importante, Nati seguirá trasmitiendo su alegría, su entusiasmo por la vida y el AMOR a esta Escuela a todo el mundo, pero en especial, a sus nietos. “Les llevo al campo y a la montaña, les transmito el amor por la naturaleza, les enseño a abrazar a los árboles y me encantaría que cuando sean mayores, alguno estudie en esta Escuela”.
Ojalá que los deseos de Nati se cumplan, pero lo que es seguro es que su espíritu alegre y el amor que ha regalado sin medida, quedarán para siempre en esta Escuela.
Muestra de ello son algunos TESTIMONIOS que hemos recogido de compañeros de Nati:
Mª Teresa Muñoz, del Área de Comunicación de la UPV: “Nati quiere tanto a esta Escuela, que va a ser difícil pasar por aquí y no verla. Pero ahora le toca descansar y disfrutar de la vida, aunque la voy a echar mucho de menos”.
Xelo Casabán, profesora de la EAMN: “Destaco de Nati que es muy buena persona, su alegría y que es transparente. Nati es auténtica”.
Vicente Estruch, subdirector de Innovación y Calidad: “Siempre fue sorprendente e imaginativa”.
María Vargas, jefa de Estudios de la Escuela: “Mi imagen de Nati es siempre con una sonrisa”.
Gabriel Martínez, subdirector de Relaciones con Empresas, Empleo y Emprendimiento: “En todas las reuniones con empresas donde nos encontramos con antiguos alumnos de la Escuela son habituales las preguntas: ¿Y Nati? ¿Cómo sigue? ¿Qué tal está? Continuando con algún recuerdo o anécdota simpática con ella”.